Transparencia en selección de procuradores
Desde enero de 2010 hemos sido testigos de un proceso de deterioro institucional que se inició con la separación de la procuradora general de la Nación y el nombramiento de su reemplazo, que en menos de un año renunció como resultado de un escándalo sin precedentes.
Además, en ese mismo año se nombró a dos magistrados de la Corte Suprema de Justicia en medio de los cuestionamientos de importantes organizaciones del país. Luego, uno de ellos tuvo que renunciar y el otro fue separado del cargo por escándalos vergonzosos, en ambos casos.
La Procuraduría General de la Nación ha sido dirigida por cuatro procuradores en un período de cinco años, y la Procuraduría de la Administración perdió toda la credibilidad tras su participación en la separación del cargo de la procuradora, en el año 2010. Todo este panorama provocó un deterioro no solo de la administración de justicia, sino de toda la institucionalidad democrática del país.
Ahora, el nuevo gobierno tiene una gran oportunidad. Antes de que termine el año se debe seleccionar a las personas que ocuparán los cargos de Procurador General de la Nación y Procurador de la Administración. A las nuevas autoridades les corresponde hacer una selección que les permita a estas instituciones recuperarse y levantarse de la parálisis en la que se encuentran.
Sin embargo, recuperar la maltrecha institucionalidad que hoy tenemos no solo se logra nombrando a excelentes profesionales, después de una iluminación divina o una buena decisión por parte del Presidente, sino que es importante la forma como se llegue a esta decisión, es decir, el método. Se dice que en democracia el mejor resultado es el que se ha logrado con las mejores reglas, por ello es importante que definan el mecanismo para la designación. La Comisión de Estado por la Justicia elaboró una propuesta de autorregulación que puede utilizarse como ejemplo.
Es fundamental que antes de que el Consejo de Gabinete acuerde con el Presidente de la República el nombramiento de los nuevos procuradores, se someta el tema a un período de consulta ciudadana. La Ley de Transparencia establece en su artículo 24: “Las instituciones del Estado en el ámbito nacional y local tendrán la obligación de permitir la participación de los ciudadanos en todos los actos de la administración pública que puedan afectar los intereses y derechos de grupos de ciudadanos, mediante las modalidades de participación ciudadana que al efecto establece la presente ley”.
Por otra parte, en mayo de 2012 Panamá se incorporó a la Alianza para el Gobierno Abierto, y aceptó la declaración de principios que nos compromete como país a ser más transparentes y usar vías para solicitar la opinión ciudadana en la realización, el seguimiento y la evaluación de las actividades gubernamentales.
No solo se trata de la participación ciudadana que se debe dar en la Comisión de Credenciales de la Asamblea Nacional, sino de que antes del nombramiento, por parte del Consejo de Gabinete, los ciudadanos tengamos la oportunidad de proponer candidatos a los cargos de Procurador General de la Nación y Procurador de la Administración, y opinar sobre la trayectoria, ejecutorias y honorabilidad de las personas que están siendo consideradas para estos puestos clave en la administración pública.
Los tiempos han cambiado y la Constitución ha quedado obsoleta. Hoy las democracias modernas requieren que los ciudadanos sean consultados en todos los actos de la administración pública, con mayor razón deben ser consultados al momento de seleccionar cargos como los de procuradores, contralor, magistrados de la Corte, entre otros.
Los abogados y en general los ciudadanos debemos ser escuchados al momento de la designación de los próximos procuradores. La legitimidad de los designados dependerá en gran parte de la forma transparente como sean elegidos.
El Presidente de la República puede actuar de la misma manera que sus antecesores o marcar la diferencia y mostrar al país lo que puede hacer un nuevo liderazgo político en pro del fortalecimiento de nuestra democracia, y de paso ir creando el ambiente propicio para dar inicio a ese proceso constituyente que todos esperamos.