Pesimismo en el balance político

En los balances políticos que leemos a diario en las redes sociales hay un rasgo general, son pesimistas per se a cualquier gobierno, a veces haciendo énfasis en la persona o grupo determinado, y no en los verdaderos problemas estructurales del país.

En estos análisis, que se detienen en X o Y individuo o grupo, se pasa por alto que el problema consiste en el detrimento de nuestra cultura política en general, es decir, que incluso la oposición más radical al menos a estos seis gobiernos “democráticos” también puede ser heredera de estos vicios, que como en la práctica se ha demostrado, no son los más correctos y éticos.

Ya anteriormente llamé a este cambio de gobierno, gatopardosismo en cuanto cambiar para quedar en lo mismo. Hay que advertir sobre una diferencia concreta, el gobierno pasado era un grupo y este otro, dentro de una misma clase política, ambos vinculados a la élite económica, por ello lo de las pugnas internas, cada cual con su particularidad, pero que en términos generales están en la ya evidente debacle si no hay cambios radicales.

Muy pocas veces en estos análisis se pasa del pesimismo a lo propositivo

Cada uno de estos grupos tiene sus propios valores, a veces más o menos fundamentados en el núcleo de las democracias representativas –la gobernabilidad–, desde allí llevan sus agendas de gobierno no muy ajenas a los vaivenes del neoliberalismo con poca diferencia el uno del otro.

Cabe destacar que en estos análisis pesimistas, todo parece andar mal, de lo más simple a lo más complejo. Slavoj Zizek, con sus críticas agudas, ha mencionado en una entrevista, que a menudo la marginalidad y la crítica que surge a partir de esa condición, se ha convertido en un estado de confort para los analistas pesimistas.

Muy pocas veces en estos análisis se pasa del pesimismo a lo propositivo; creo que ahí está su talón de Aquiles, en no dar el paso de eternas víctimas del sistema a la disputa democrática por el poder.

Hay que crear y proponer cambios para poder cambiar. Hay que pasar de criticar el país que somos para construir el país que queremos. Creo que ahí está una de nuestras grandes tareas como ciudadanos responsables en construir un país más justo, autónomo y democrático.

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