Un Plan De Vida Fundamentado En Principios Éticos Y Morales

Actualmente convivimos en una sociedad donde no prevalecen los buenos ejemplos para nuestra juventud, en momentos en que las nuevas generaciones esperan encaminarse como ciudadanos responsables, seguros de recibir el impulso de una comunidad que ayude a labrarles un futuro más próspero.

Si bien es cierto como jóvenes y responsables de nuestro andar, muchos en los años de secundaria o en algún momento se han detenido a pensar en su mañana, las metas que tienen y, sobre todo, qué harán para lograrlas.

El pensar la carrera que cursarás al salir de un sexto año no es suficiente, como tampoco el pensar en un estudio superior a una licenciatura. Esto llega a ser mucho más profundo ya que no solo seremos profesionales, sino también seres humanos, padres, hermanos, amigos y vecinos.

Cada cual debería detenerse un instante y pensar: ¿Tengo un plan de vida? ¿Sé qué quiero para mí y para los míos mañana o en 10 años? Algunos, más tarde que otros, se percatarán que esto abre una serie muy amplia de caminos posibles, con dos tendencias muy marcadas: por un lado estará la búsqueda de la felicidad y el desarrollo personal, y por el otro, las ambiciones económicas.

En el momento en que decidimos por cuál de estas tendencias enrumbar nuestras vidas y trabajar por el progreso personal es que caemos en el mayor error: dejamos la ética a un lado. Muchos decidirán un camino con una profesión que los deje ser estrategas y volverse ricos de alguna forma, dejando atrás cualquier tipo de vocación, sin pensar que no es necesario deshacerse de los valores morales para llevar un buen plan de vida y conseguir metas que sean sinónimo de éxito.

En este sentido, un propósito de vida es un plan de acción, que debe ir de la mano de tus valores y creencias, que te lleve a conseguir cualquier meta con tus esfuerzos permanentes y dando lo mejor de ti como persona.

Al igual que cualquier plan de negocios, este necesita ser analizado periódicamente y a conciencia; siempre pensando que nuestros esfuerzos no solo deben buscar ventajas propias o familiares, sino el bienestar de una sociedad que necesita mucho más de nosotros que nosotros de ella.

 

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