¿Tragedia O Comedia?
En otros tiempos, los acreedores solían cobrar con una invasión a la nación deudora en la que las materias primas garantizaban el pago de la deuda. En el caso de República Dominicana, la intervención en el cobro de las Aduanas se convirtió en la garantía de pago. Luego vendría la intervención del país por ocho años. En la actualidad, el asunto se dirime en contratos que las partes se comprometen a cumplir y ahí es donde, como dicen los criollos, la puerca tuerce el rabo. Grecia es hoy protagonista global de esos acuerdos para el pago de su deuda. Por supuesto, las negociaciones son el punto central de todo el embrollo.
Se supone que Grecia llegó a un acuerdo con lo que en principio se llamó troika –Fondo Monetario Internacional (FMI), Banco Central Europeo (BCE) y la Comisión Europea (CE)– para su primer rescate, pero resulta que un nuevo gobierno es elegido y comienza el camino de desandar la ruta acordada. Alexis Tsipras y su partido Syriza ganan las elecciones con una promesa electoral de recuperar su dignidad. El nuevo Gobierno decidió que no podía aceptar las condiciones impuestas por los acreedores y realiza un referendo para que sea el pueblo griego el que decida su destino. El líder de Syriza le pide a los griegos que rechacen los acuerdos. Como consecuencia del referendo, se suspenden las negociaciones y el pueblo griego votó con un “no” a las propuestas que ya no estaban en vigencia. Dice Alexis que “lo llevó a cabo, porque consideró que situaría a Grecia en una mejor posición para negociar con los acreedores”.
El discurso de la pérdida de soberanía y de la independencia, del terrorismo financiero y de la humillación para Grecia que representaba el acuerdo fue el argumento válido para decir a las “instituciones” (la misma troika con otro nombre) que no estaban dispuestos a aceptar las condiciones acordadas con los acreedores. Ahora Alexis ha firmado un nuevo acuerdo peor que el de antes del referendo. Al parecer, Grecia es hoy una nación “intervenida” por los acreedores y, como en los viejos tiempos, con la privatización de bienes públicos por 55 mil millones de dólares. Bruselas será encargada de vigilar que esta vez los acuerdos se cumplan.
O sea, Alexis convoca un referendo y pide a los griegos un “no” a un acuerdo inexistente. Con ese no de los ciudadanos griegos, firma un nuevo acuerdo en peores condiciones que el anterior y dice que “asume la responsabilidad de un texto que firmé para evitar el desastre”, y agrega que “no cree en el acuerdo firmado, pero se ve obligado a ponerlo en práctica”.
¿Gana un referendo y pierde la negociación?
El ministro de Finanzas alemán Wolfang Schäuble, parte esencial del acuerdo, declara que “Tsipras rechazó anteriormente un programa similar y después apostó por el no en el referendo y obtuvo una gran mayoría. Ahora él quiere hacer lo contrario de lo que defendió. Se puede tener dudas”, mientras Tsipras ha cancelado a los tres ministros que votaron en contra del acuerdo. ¿Tragedia o comedia?