¿Qué Sucede En La CSS?

La población asegurada está muy disgustada con lo que está ocurriendo dentro de la CSS, y tiene toda la razón. Stevenson Girón vino a improvisar. Carece de un programa para darle a la institución una solución definitiva. Continúa con los males que nos dejó la administración anterior, conocida como la más dañina de nuestra historia. Los que hemos tenido la oportunidad de conocer a fondo las interioridades de la CSS sabemos cuáles son los objetivos del Gobierno nacional: privatizarla. No se trata de un plan concebido por el presidente Varela, sino de una exigencia de las Instituciones Financieras Internacionales que lo tienen en su agenda desde la década de los ochenta; pero gracias a las denuncias de los gremios médicos de antaño, hoy desaparecidos, los gobernantes no se atrevieron a llevarla a cabo, pero optaron por una estrategia más sutil: ir destruyendo progresivamente a la institución, para que la población, que desconoce los peligros de la privatización, exigiera su implementación. Lo primero que han hecho es cambiar de nombre: ahora le llaman ‘externalización', iniciada por la nefasta administración anterior, con algunos servicios, lo que viola la Ley Orgánica.

¿Por qué nos oponemos a la privatización de la CSS? Porque se destruye el concepto de solidaridad, que es la piedra angular de la Seguridad Social: el rico se solidariza con el pobre, el joven con el viejo y el sano con el enfermo. Al privatizarla, se individualiza la atención médica y las pensiones. La primera se ofrecerá de acuerdo a las cuotas: los de mejor ingreso recibirán una atención superior a los de los ingresos inferiores, que es mayoritaria. El pago de la pensiones será de acuerdo a sus aportes y si los mismos se agotan antes de la muerte, se quedarán sin ingresos. Eso no nos los dicen los administradores.

Por supuesto que en un país pequeño como el nuestro, duplicar los recursos de la atención de salud, como ocurre en la actualidad, es un derroche; pero, lamentablemente, la experiencia con la llamada ‘integración de los servicios médicos', resultó una carga muy onerosa para la CSS, quien sufragó la gran mayoría de los costos, y nada nos dice que no va a volver a ocurrir, de allí que la llamada fusión MINSA-CSS será el primer paso para la privatización de la CSS.

A nuestros Gobiernos, muy vinculados con las transnacionales farmacéuticas quienes lucran con la salud, les interesa que haya enfermos y hospitales, con las coimas correspondientes. Entre más enfermos hay, el negocio aumenta. Es por ello que no se interesan en promover la salud y en prevenir las enfermedades, y menos en organizar la atención primaria para que se descongestionen los hospitales. Hoy en día, el 80 % de los pacientes internados en el Complejo Hospitalario, debería estar en su casa con un control domiciliario continúo, programa que he propuesto en una infinidad de ocasiones.

Por otra parte, la Junta Directiva de la CSS, que por ley ha de ser la que tome las decisiones de la institución, ha desaparecido y las decisiones las toman personas no idóneas. Lo que recientemente dijo el Ministro Consejero, de que la Ciudad Hospitalaria será convertida en un hospital de tercer y cuarto nivel, es la desfachatez más grande que he escuchado en mi vida. De llevarse a cabo, sería una trampa de muerte.

Si la población asegurada no se organiza para evitar que el Gobierno privatice la institución, se quedará sin hacha, calabaza y miel. Despierten, por favor. Mañana será tarde.

 

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