Los peligros de las relaciones exteriores personalizadas

Este año se desarrollará, en Panamá, la Cumbre de las Américas, en la que un número importante de presidentes de países del hemisferio se reunirá, en medio de la expectativa que ha generado el cambio en la política internacional de Estados Unidos hacia Cuba, tras un fracasado bloqueo comercial y político que se impuso a la isla caribeña, hace más de 50 años.

La acción personal de Barack Obama sigue la tendencia riesgosa de muchos presidentes, sobre todo latinoamericanos, de protagonizar relaciones personales para estrechar los lazos comerciales entre los países. Esto es así, porque en diplomacia hay que transitar por caminos protocolares muy sensibles y delicados. El problema es que si, por alguna razón o circunstancias, se deterioran las conversaciones o los trámites, no existe una etapa superior a la que acudir.

En el caso de Panamá, eso lo vivimos en forma traumática y repetida durante el gobierno de Ricardo Martinelli. En 2012, cuando él se encontraba de visita en Japón, apoyó a esa nación en el litigio que mantiene con Taiwan por la soberanía de tres islas. Esto significó, para Panamá, una acusación internacional de intromisión en asuntos internos chinos. Además, el conflicto afectó las relaciones con la República Popular de China –uno de los principales usuarios del Canal–, que también aduce su soberanía sobre dichas islas.

En otro incidente posterior, Martinelli ordenó que se votará contra una propuesta que buscaba darle a Palestina el estatus de “Estado observador no miembro”, en la Organización de Naciones Unidas (ONU). Esto, rompiendo con la tradicional política de apoyo, por un lado, y de país neutral que por años había mantenido Panamá por la condición de tener el Canal. De hecho, fuimos el único país de Latinoamérica que votó en contra.

En otra ocasión, el mandatario expresó su deseo de introducir el euro como moneda de curso legal en Panamá.

En 2013, Martinelli viajó a Venezuela en una gestión personal para tratar la deuda millonaria de los importadores de ese país con los exportadores de la Zona Libre, debido al control de divisas que aplica del gobierno de Nicolás Maduro, quien adoptó esa decisión unilateral que aún afecta a los empresarios de la Zona Libre de Colón (ZLC), a Copa Airlines y a algunas empresas farmacéuticas.

La acción personal de Martinelli desembocó, en marzo de 2014, en el rompimiento de las relaciones comerciales y diplomáticas con Venezuela. Ruptura que se restableció semanas después del triunfo de Juan Carlos Varela en las elecciones de mayo 2014.

Por otro lado, la actual paralización del proceso del tratado de libre comercio entre Panamá y Colombia se da a pesar de haberse celebrado dos reuniones entre el presidente Varela y su homólogo de Colombia, Juan Manuel Santos. En octubre de 2014, Panamá apareció en una lista de paraísos fiscales que elaboró Colombia, lo que representó un cambio en el tratamiento tributario de ese país y que atribuyó a la supuesta existencia de prácticas que limitan el intercambio de información tributaria o fiscal. Hecho que complica más la economía de la ZLC.

A fines de 2014 los comerciantes de la Zona Libre de Colon volvían a manifestar su preocupación por no haber podido llegar a una solución concreta con los colombianos ni con los venezolanos. El problema comercial, por la baja de las reexportaciones y el despido de miles de trabajadores, se había convertido en uno político, al no tener una herramienta estratégica disponible.

A corto plazo, no se vislumbra un cambio en la práctica de la diplomacia personalizada, sin embargo, los especialistas quieren que el gobierno del presidente Varela le otorgue más respeto a los egresados de la Escuela de Relaciones Internacionales de la Universidad de Panamá y a los profesionales del mundo diplomático.

Además, se espera que con la instalación del Consejo Nacional de Relaciones Exteriores, como órgano asesor, y la creación del Viceministerio de Asuntos Multilaterales y de Cooperación, se pueda fortalecer la doctrina, para tener una política internacional coherente y respetuosa, producto del análisis científico en beneficio de nuestro país.

 

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