El cautivo negocio de las reaseguradoras

El negocio de las reaseguradoras cautivas era uno de tantos que tenía la firma Mossack Fonseca. La firma, no obstante, al no contar con licencia para este negocio, contrataba los servicios de seguros Ducruet para ofrecer a los clientes la posibilidad de contar con un seguro de poca siniestralidad y hasta cierto punto recuperar el dinero que paga a las aseguradoras por el riesgo en cuestión. Un alto ejecutivo de seguros Ducruet conversó con La Estrella de Panamá y narró el mecanismo que utilizó la firma Mossack Fonseca con sus clientes.‘Es verdad que la gente puede utilizar este sistema para esconder capitales, pero aun así, todo se hace bajo las regulaciones del domicilio de la cautiva. Son riesgos sustentables y reales, tal vez improbables’, afirma el empresario. El principio de la reaseguradora cautiva es que el reasegurado es el mismo dueño de la cautiva. Está diseñado para multinacionales, ya que las sumas, por lo general, superan los $500 mil. Esto hay que verlo en la ley de los grandes números; es decir, una empresa que repite el mismo riesgo en varios lugares, cuando paga a la aseguradora y el riesgo no se concreta, pierde plata. Así que crea una reaseguradora cautiva de su propiedad que compra el riesgo. No necesariamente lo hace a través de una offshore , pues no todos los domicilios del mundo permiten la figura de una reaseguradora cautiva. En Panamá es un registro válido. ‘En el caso de Mossack Fonseca hubo tres clientes, una de ellas se cerró por iliquidez y las otras dos siguen activas’, explicó el ejecutivo. Los contactos se realizaban a través de Mossfon Trust, la fiduciaria del bufete. El negocio contaba con una cadena de comisionistas. ‘La firma buscaba al cliente para hacer una compañía, en alguna manera la fiduciaria o Mossfon Trust ofrecía al cliente el servicio de manejar los fondos que tuvieran que moverse en un momento dado, pero no era necesario, aunque se lo vendían. Cobraban los honorarios de la anualidad de ser el abogado de la cautiva, los del administrador y del director. Las facturaciones del agente residente oscilaban entre $50 mil o $60 mil al año’, declaró el agente de seguros. Un excolaborador de Mossack Fonseca que conversó con este diario relató que la cautiva ‘consiste en un riesgo que compra una reaseguradora pero como esa reaseguradora está domiciliada en otro lugar y es de mentira, aunque con licencia. El negocio tiene una cadena de comisionistas y de los $500 mil con los que inicia el seguro, al final al cliente tal vez le regresen $350 mil. Lo que no se sabe es qué se reaseguró’, indicó la fuente, que pidió reserva de su nombre.

¿CÓMO FUNCIONA?

El modus operandi se inicia por cualquier riesgo que pueda sufrir la empresa, incluido el riesgo político de un país. Busca entonces una aseguradora y reasegura el riesgo con una empresa creada por el propio cliente llamada reaseguradora cautiva. En caso de pérdida, debe pagar, pero si todo marcha sin sorpresas, al final del año el creador reparte los dividendos como cualquier negocio. Pero como todo negocio tiene un periodo fiscal, al finalizar, si hay ganancias se reparten los dividendos al dueño de la cautiva. Basado en el país en que se encuentre debe pagar los impuestos que exija la ley y luego, los dividendos. ‘Si ese dinero retorna al país de origen son otros quinientos pesos. Si en vez el dinero sale de la reaseguradora a una offshore en otro domicilio podría perderse el rastro de la plata’, explicó el corredor de seguros. Bajo este sistema, indica el excolaborador de la firma, ‘el cliente logra sacar la plata de manera legal de su país y paga el mínimo de impuestos o podría evadirlos’. Un punto álgido que menciona el entrevistado se centra en la debida diligencia que debe efectuar el reasegurador. ‘Si el reasegurador que recibe los fondos no hace la debida diligencia del origen de los fondos, se convierte en un asunto de preocupación’, apunta. La representante de la firma en Brasil, María Mercedes Riaño, habló sobre este negocio ante la Fiscalía Segunda Contra el Crimen Organizado. Dijo que Amauri Batista, uno de los promotores de la firma, ‘viajaba no solo a promocionar los productos, sino que era el encargado de la constitución de reaseguradoras panameñas ficticias porque la reaseguradora el propio cliente’. Él lo niega. En una breve entrevista con este diario, indicó que trabajó como promotor de la firma viajando, luego como abogado de bufete; y que nunca tuvo que ver con aseguradoras o con Mossfon Asset Management.

REQUISITOS

Los requisitos para una reaseguradora cautiva no requieren de un domicilio físico, para eso está el administrador de la empresa, que en el caso de Mossack el corredor era Ducruet. Es una empresa de papel con todas las regulaciones de la aseguradora, debe estar registrada y controlada por el regulador. Un negocio lícito completamente. La función de esta reaseguradora es asumir el riesgo de las industrias aseguradas, la base de esto es la administración del riesgo de lo que se encarga el propio asegurado.‘Las cautivas nacieron hace setenta años y los principales tenedores son americanos. Prácticamente, todos los listados en Fortune 500 tienen una reaseguradora cautiva. Bermudas es primer domicilio de cautivas que tiene, después de las grandes reaseguradoras del mundo, la capacidad de reaseguro. Los hospitales, por ejemplo, se aseguran contra las malas prácticas. ‘Para ello, utilizan una cautiva y crean reservas para el futuro basado en este riesgo. Se vuelven libres de impuesto, porque lo hacen por vía de reaseguro, pero no todas las empresas pueden hacerlo así’, indicó el ejecutivo de Ducruet.

TRANSACCIONES

Las fórmulas para la refacturación
Mossack Fonseca ofrecía esquemas relacionados con la actividad de la empresa que también hacían refacturas. Así contó a La Estrella de Panamá un excolaborador de la firma que explicó cómo funciona esta transacción. Cualquier empresa que requiera de un producto puede utilizar la forma más rústica: su compañía está situada en Colombia, por ejemplo, y compra de un proveedor chino que a su vez vende la mercancía a una empresa intermediaria situada en un país donde los impuestos de venta del producto son más bajos. Luego, la intermediaria (empresa de papel), vende al cliente el producto por la mitad del precio y se queda con la diferencia. ‘La firma buscó países que no eran considerados paraísos fiscales para la Organización para la Cooperación y Desarrollo Económico (OCDE). Esto proporcionaba al cliente la ventaja de utilizar los tratados de doble tributación firmados entre países para bajar las tasas impositivas. El cliente creaba una sociedad anónima en un tercer país y al momento de aplicar el tratado de doble tributación entre los dos últimos países podía sacar el dinero en forma de dividendos a través de un fideicomiso para que la tasa impositiva sea cero y el dinero entre al tercer país libre de impuestos’, explica el excolaborador de la firma. En algunos países los gobiernos han detectado una modalidad utilizada en el blanqueo de capitales, la refacturación. En algún momento los fiscos se especializaron y regularon el precio de transferencia de los productos para evitar las diferencias abismales en los precios de los productos y otorgar un valor promedio de lo que podría costar un artículo. ‘Así, a la empresa relacionada se le complicaba comprar o vender a un precio distinto que no estaba relacionado o a un tercero. Los intermediarios que vendían un artículo a diez centavos, por ejemplo, debían valorarse bajo los parámetros globales del costo de ese producto en el mercado internacional’, manifestó el exempleado de la firma. Los fiscos fueron aún más lejos para impedir la evasión fiscal. Cuando una empresa utilizaba un tratado de doble tributación, la empresa intermediaria tenía que probar que no se trataba de una empresa de papel. En este sentido, debía contar con una planilla, una declaración fiscal, certificación de residencia fiscal, etc. Pero se encontraba la fórmula en que el cliente, a través de estos tratados, pagara la menor cantidad de impuestos, ‘y en vez de que pagara una tasa de 19% de renta, se le aplicaba un 5% y se registraba en el país donde se generaba la venta, de esta forma se baja la tasa impositiva o la volvías nula’. Existe otra manera que utilizaban los clientes para sacar la plata de los países. Era a través de un estudio de mercado o consultoría que se le denominaba en términos fiscales ‘entregable’.
La firma confeccionaba los contratos, pero buscaba asegurarse de que las asesorías fueran consistentes, puesto que ‘en ocasiones, cuando nos percatábamos de que los documentos eran de 3 o 4 páginas reclamábamos porque ponía en riesgo a la fiduciaria, que es donde se manejaban estos asuntos’, dijo el excolaborador de la firma.

Adelita Coriat

 

Los comentarios están cerrados.