JUSTICIA – Adoptan los SNFJ

En el Anexo 1 de la Declaración de Managua, de la reunión del Consejo Judicial Centroamericano y del Caribe, realizada del 15 al 16 de abril del año en curso, en la ciudad de Managua, Nicaragua, considerando ‘que los Poderes Judiciales de Costa Rica, El Salvador, Honduras, Guatemala, Nicaragua y Panamá impulsan, como política institucional, el establecimiento de Servicios Nacionales de Facilitadores Judiciales (SNFJ) con diverso grado de desarrollo', resolvió ‘adoptar los Servicios Nacionales de Facilitadores Judiciales coma una política regional judicial del Consejo Judicial de Centroamérica y El Caribe y establecer como meta la existencia de servicios nacionales de facilitadores judiciales consolidados en 2020 en toda la Región'.

Esta declaración fue firmada por la presidenta de la Corte Suprema de Justicia de Nicaragua, Ana Luz Vanegas; los presidentes de las Cortes Supremas de Justicia de El Salvador, José Oscar Armando Pineda Navas; Guatemala, Josué Felipe Baquiax Baquiax; Honduras, Jorge Alberto Rivera Avilés; y República Dominicana, Mariano Germán Mejía; el magistrado representante de la Presidenta de la Corte Suprema de Justicia de Costa Rica, Román Solís Zelaya; el magistrado representante del presidente del Órgano Judicial de Panamá, Hernán De León; la jueza representante de la presidenta del Tribunal Supremo del Estado Libre Asociado de Puerto Rico, Nereida Cortés González; el vicepresidente del Tribunal Supremo del Reino de España, Ángel Juanes Peces, como observador; y el representante del ministro presidente de la Suprema Corte de Justicia de la Nación de los Estados Unidos Mexicanos, Armando Reyna De La Fuente, como observador.

La importancia que para una cultura de paz reviste este novedoso servicio de acceso a la justicia se ve reafirmada en la Declaración del IV encuentro en el marco de la Conferencia Centroamericana y del Caribe de Justicia Laboral, dada en Panamá, del 16 al 17 de abril del presente año, en que se declaró QUE ES DE RIGOR, entre otras, ‘ratificar la importancia de poner en funcionamiento el Servicio Nacional de Facilitadores Judiciales en la Región Centroamericana y del Caribe, en el marco del Programa Interamericano de Facilitadores Judiciales de la Organización de Estados Americanos (OEA) como un medio eficaz para coadyuvar con los poderes judiciales a facilitar el acceso a la Justicia especialmente para personas en condiciones de vulnerabilidad, para solventar la conflictividad y apoyo a la paz social, instando a la OEA a continuar brindando su apoyo técnico y económico y exhortando a los poderes judiciales de países hermanos de Centroamérica y El Caribe que todavía no lo han implementado a que lo hagan'.

El Programa Interamericano de Facilitadores Judiciales nace para promover el acceso a la justicia de la población en condición de vulnerabilidad, y en la actualidad se desarrolla en ocho países: Argentina, Costa Rica, El Salvador, Guatemala, Honduras, Nicaragua, Panamá, y Paraguay. Panamá cuenta con un total de 969 facilitadores judiciales y más de 480 000 ciudadanos con acceso a un facilitador judicial.

¿Quién Es Más Imparcial Para Juzgar A Un Magistrado?

Ha surgido otro debate filosófico–jurídico, esta vez acerca de si la Asamblea Nacional es el ente indicado y conveniente para juzgar a un magistrado de la Corte Suprema de Justicia (CSJ).

Argumentos que censuran esta función judicial del poder Legislativo hay muchos, lo cierto es que el Art. 160 del texto actual de la Constitución Política le otorga esa facultad, por lo que una variación supone una reforma constitucional.

Incluso, el proyecto de Constitución elaborado por la comisión especial de notables, creada en el año 2011, mantuvo idéntico el texto en el Art. 291 del documento final.

Sin ánimos de calificar la legitimidad o no de dichos argumentos, poco he escuchado sobre una propuesta clara y concreta para modificar esta situación, la que se debería fundamentar en un análisis basado en la obtención de mayor imparcialidad. Entendiendo que el término se relaciona con la postura que debe mantener quien ha de juzgar, con base a los criterios de objetividad, sin temores, con neutralidad y sin conflicto de intereses, ni sucumbir en las tentaciones, y dar aplicación práctica al símbolo de la dama de la justicia que, con sus ojos vendados, se erige aplastando a una víbora.

Por lo tanto, en el plano hipotético de una reforma constitucional veo tres opciones. Primero, que la competencia se le asigne al Órgano Ejecutivo, lo que disminuiría el concepto de independencia judicial.

Basta imaginarse lo qué haría un presidente autoritario, con semejante poder adicional, para complacer sus antojos desmedidos.

La segunda posibilidad es dejar que la propia CSJ se pueda autojuzgar, lo que me generaría extremada incredulidad y desconfianza, pues no veo que entre iguales habría suficiente imparcialidad, sin que se despierte una especie de “espíritu de cuerpo” que promueva la solidaridad fraternal.

Otro escenario sería la creación de una nueva institución. Justamente, en esta última opción es en la que descansaría nuestra esperanza de obtener más imparcialidad.

Vale mencionar la reciente experiencia colombiana, denominada “reforma al equilibrio de poderes”, a través de la que la Comisión Primera del Senado aprobó el primero de varios debates para la creación del Tribunal de Aforados, que reemplazaría en sus funciones a la Comisión de Acusación de la Cámara de Representantes (dentro del poder Legislativo como en Panamá), a la que le correspondía juzgar a los magistrados de las altas cortes que tienen algún tipo de fuero, aunque hubiesen cesado en sus funciones.

Dicho tribunal estaría compuesto por miembros elegidos por ternas que intercambiaría cada órgano del Estado.

Es decir, un órgano propone y otro escoge. Excelente iniciativa para explorar y estudiar.

El ser humano, la sociedad y sus instituciones son imperfectas y relativas por esencia.

Eso nos diferencia de Dios, sin que ello signifique que debamos renunciar a mejorarnos constantemente.

Ojalá pudiéramos alcanzar un estado de “posición originaria” al ubicarnos bajo un “velo de la ignorancia”, tal cual refiere el filósofo estadounidense y profesor de Filosofía Política de la Universidad de Harvard John Rawls (1921-2002), cuando desarrolla su teoría de la justicia, como imparcialidad, en su libro Teoría de la justicia, en el que argumenta la necesidad de generar y aplicar un artificio mental, como compromiso moral para sentirnos igual que el primer hombre y la primera mujer, cuando no había estatus sociales ni situaciones de privilegios previos.

Mientras alcanzamos ese estado ideal, desde mi punto de vista, con todos sus defectos y virtudes, estructuralmente es el Órgano Legislativo el que presenta menos parcialidad y mayor balance para juzgar a un magistrado de la CSJ, toda vez que en la divergencia descansa el equilibrio.

 

Justicia Igual Para Todos

Panamá está convulsionada desde que se descubrió la corrupción demencial que había generado el gobierno de Ricardo Martinelli Berrocal. Aunque lo intuíamos no sabíamos las dimensiones gigantescas de estos delitos, según han declarado a las autoridades numerosos exservidores públicos imputados.

Hoy conocemos gran parte de este desenfreno, debido a las confesiones de los señores Rafael Guardia Jaén y de Giacomo Tamburrelli, quienes declararon con lujo de detalles la corruptela que convirtió en multimillonarios a muchos menesterosos amigos íntimos del exgobernante. Sorprendentemente, ambos personajes han sido los únicos que confesaron su participación en las irregularidades cometidas y, en el caso particular de Guardia Jaén, él aceptó devolverle al Estado los dineros y las propiedades mal habidas.

Es extraño que este personaje –Guardia Jaén–, al haber confesado, sea el único a quien los fiscales mantienen en la cárcel, mientras que a otros, que además han negado su participación en los atracos, a pesar de beneficiarse de estos, les hayan dado su casa o el país por cárcel. Guardia Jaén es al que más han zarandeado los fiscales, porque no había día en que no lo citaran a declarar, aunque tuvo menos tiempo que Tamburrelli en la posición de director del Programa de Ayuda Nacional (PAN).

No se sabe aún a cuánto asciende la cuantía robada al Tesoro Nacional, pero según un grupo de jóvenes economistas universitarios que han estudiado estos atracos, se presume que el monto total sobrepasó los 18 mil millones de dólares, o sea el 15% del presupuesto nacional de los cinco años de gobierno de Martinelli. Esta suma no incluye los compromisos “llave en mano” que contrataron específicamente para estafar al pueblo panameño, aunque las obras no se construyeran ni fueran de primera calidad y que tendrá que pagar el gobierno actual.

A estos totales hay que agregar los cientos de millones de dólares estafados a las empresas internacionales y ciudadanos particulares en el tráfico de personas, licencias para marinos, abanderamientos de barcos, lavado de dinero y muchos otros delitos que suman otros cientos de millones de dólares.

La admisión de Guardia Jaén ha permitido que se conozca la madeja de corrupción que se ha encontrado y, sin embargo, las autoridades que investigan, según he apreciado, no le han dado al imputado el aliciente para que hable más, a pesar de haber colaborado con la justicia. Mientras otros se han acogido a la Constitución para no declarar, y a esos sí se les otorga el país o sus residencias por cárcel, con los lujos incluidos.

Los panameños consideramos que en vista de la cantidad de atracos a los dineros del Estado y, por ende, de todos los panameños, se debe duplicar el nombramiento de fiscales, valientes, dedicados y, sobre todo, alérgicos a la corrupción, para que en caso de encontrar culpables a los imputados, envíen a esos delincuentes a la cárcel lo más pronto posible. Y después hay que vigilar a los jueces que juzgarán esos casos, no sea que luego de detener a los implicados y comprobada su culpabilidad, ellos salgan libres por argucias y habilidades subterráneas de sus abogados.

Es la primera vez que observo casos en que a los imputados les ofrecen beneficios como el país o la casa por cárcel, a pesar de haber pruebas fehacientes de su culpabilidad. Tenemos que proteger a aquellos que desean declarar la verdad, ofreciéndoles alicientes para estimularlos a que declaren todo lo que saben sobre estos delitos.

Considero que si deseamos descubrir los cientos de latrocinios cometidos por las personas afines a Martinelli es imperativo que se otorguen ciertos privilegios de protección y algún otro beneficio a los que desean declarar.

En Países Quebrados Migran Todos

El gobierno pasado inventó el Crisol de Razas, como permiso temporal, para que los extranjeros ilegales se legalizaran y encajaran luego en alguna categoría migratoria, que, dicho sea de paso, fueron aumentadas para darle más oportunidades a ellos, en detrimento de muchos profesionales panameños. Sin embargo, el proceso se corrompió y no solo se legalizó a los que ya vivían en Panamá, sino que se institucionalizó la legalización continua de un flujo de ilegales que a partir de entonces, siguió aumentando.

Ahora, 9 mil de ellos se tienen que ir porque se les venció el permiso de trabajo sin haber podido encajar en ninguna categoría migratoria. Es lamentable su situación, pero la ley se debe cumplir sin excepciones. Igual que se habla de que el Idaan tomará medidas contra los panameños morosos, cualesquiera sean sus limitaciones. También, los extranjeros deben cumplir la ley panameña.

¿A pesar de esto, los empresarios quieren que creamos que esos extranjeros son “mano de obra calificada”? De haberlo sido y estando Panamá tan “necesitado” de ellos, ¿cómo es posible que tengan que regresar a sus países por no encajar en ninguna categoría migratoria? Los inmigrantes que vienen de sociedades más precarias que la nuestra, aceptan cualquier paga y condición laboral ¿Eso es ser calificado o es permitirle al empleador ser explotador? ¿De qué le sirve a los panameños que se generen empleos, si los aprovechan extranjeros? ¿Por qué no entrenan a los nacionales y los contratan?

Por otro lado, ¿Cómo es posible que estas personas, que no soportan la competencia ni practican la inteligencia de mercado y solo aspiran al monopolio, corrompiendo a las autoridades, paguen y traten mal a sus empleados? ¿Cómo es posible que digan que en Panamá no hay “mano de obra calificada” y que, ante esto, nuestras casas de estudio y gremios se queden callados? Si los panameños permitimos que esta situación continúe, “colonizarán” al país entero.

Colón, por ejemplo, tiene una pequeña zona franca, floreciente y llena de dinero, en la que la gran mayoría de las personas que trabajan no son colonenses. Mientras, el resto se hunde en la pobreza. Nos han hecho creer que el colonense es vago y no calificado (cuando inclusive, muchos de ellos fueron entrenados directamente por los estadounidenses). ¿Será que no aceptaron los salarios de miseria que ofrecían los “grandes empresarios” de aquel entonces, que empezaron a traer gente de todo el país y castigaron a toda la provincia en represalia? Algo similar le podría ocurrir a Panamá, una pequeña ciudad muy rica, en la que solo trabajarían los extranjeros y el resto de los “vagos” panameños nos moriríamos de hambre.

Nuestras carencias sociales exigen honestidad, ¡Basta de tanta hipocresía empresarial! De continuar así, terminaremos convirtiendo a Panamá en otro de esos países de donde huye la gente. Y muchos empresarios, también tendrán que huir. Si no lo creen, pregúntenle a cualquiera de los tantos que han migrado. Porque en países quebrados no solo migran empleados, sino empleadores también.

Ojo Con El Canal De Nicaragua

En los albores del siglo XX el presidente Theodore Roosevelt resolvió construir un canal interoceánico que atravesara Nicaragua. Contra la oposición del Senado, Roosevelt favoreció la ruta panameña, motivado por los insuperables enfrentamientos políticos con Colombia y por recomendaciones técnicas de la Comisión Walker. El toque final correspondió al francés Phillipe Buneau Varilla, quien tuvo el tino de remitir a cada senador un sello postal del volcán Momotombo en plena erupción. El mensaje no pudo ser más evidente, Nicaragua perdió la ruta.

El canal nicaragüense vuelve a ensombrecernos, esta vez movido por fuerzas encarnadas en el industrial Wang Jing, de la comunista República Popular China. El convenio para la construcción fue suscrito por el presidente Daniel Ortega y Hong Kong Nicaragua Development Group (HKND), compañía financiada con recursos propios de Wang Jing, que no es adicto a chistes ni bromas. Se han gastado 300 millones de dólares en las preliminares del proyecto, que incluye autopista, puertos, zonas francas, ferrocarril, oleoducto y un aeropuerto internacional, obras que deben entrar en operación en el año 2020. Wang niega que su país esté detrás del proyecto, pero no puede ocultar que los nuevos millonarios chinos son fichas del Gobierno de Beijing. En su caso, todas las empresas que ha desarrollado son financiadas por la estatal Banca de Fomento China. También rehúsa Wang dar a conocer la secreta identidad de sus socios, pero jerarcas rusos han manifestado que el canal chino les interesa. Es evidente que Moscú dispone de unos cuantos rublos para esta aventura de política global.

Los estamentos de poder estadounidenses y panameños no toman en serio el nuevo canal interoceánico, porque consideran que no es rentable a un costo estimado entre 50 mil y 70 mil millones de dólares. Por el contrario, entre otros el respetado catedrático de la Universidad de Washington, consultor en asuntos de defensa nacional Evan Ellis, dando en el blanco declara: “… las empresas chinas no caen del cielo en América Latina”.

Las intenciones de Wang Jing son serias, el campo socialista parece haber dispuesto asumir cualquier gasto para poner dos pies en América, sin declarar una guerra ni disparar un fusil. La fuerza Wang es real, la corrida de buques abanderados en China –segundo usuario de nuestro Canal– significa cuantiosas pérdidas en operaciones de la propia vía, de la zona franca, puertos y los servicios estratégicos del comercio internacional afincados aquí. Panamá no dispone de poderes para impedir el nuevo canal, pero puede contrarrestar sus dañinos efectos aprovechando las carencias de Nicaragua. Fortalecer la infraestructura con inteligencia y creatividad, mediante un proyecto nacional apoyado en 100 años de experiencia, en servicios internacionales de comunicaciones, banca y finanzas, centros logísticos, industrias de valor agregado y nuevos puertos… el cielo es el límite. Ruego que los lectores investiguen sobre este delicado tema, con toneladas de información disponible en internet.

Nepotismo en el Tribunal Electoral

En la actual coyuntura en que los magistrados del Tribunal Electoral (TE) se encuentran en el ojo de la ciudadanía por casos de nepotismo, es prudente acotar algunos aspectos que subyacen bajo la superficie y que tienen igual o más importancia que el tema en discusión a nivel mediático.

Partiendo de la premisa de que las prácticas de nepotismo y similares deben ser rechazadas y erradicadas en nuestro país, vengan de donde vengan, valoramos que la actitud de los magistrados del TE ha sido la correcta, al reconocer lo errado de esa situación e iniciar los correctivos pertinentes. Frente a esta realidad, podemos señalar que muy diferente a las medidas para aplicar correctivos, ha sido la actitud de los personeros del gobierno de Juan Carlos Varela, que ante estos señalamientos intentaron primero evadir la responsabilidad y no fue hasta que la presión ciudadana los acorraló, que tomaron la decisión de atender el problema, por lo menos superficialmente.

Más allá de esta circunstancia coyuntural, es imprescindible recordar que los magistrados y funcionarios del TE fueron pieza clave para detener la caída al despeñadero que implicaba la reelección disfrazada de Ricardo Martinelli y su camarilla de corruptos. El TE fue una de las pocas instituciones del sistema democrático que no cayó en las garras del régimen anterior, gracias a su valentía, honestidad y capacidad demostrada en múltiples ocasiones, antes y durante las elecciones.

A pesar de que los reclamos a esta entidad electoral respecto al nepotismo son válidos, debemos analizar a fondo la coyuntura y percatarnos de que es utilizada como una estrategia de desacreditación institucional por parte de los alabarderos de Martinelli para minar su credibilidad, en primera instancia, y seguir con el resto de los componentes de nuestro frágil estado de derecho.

La estrategia a largo plazo de Martinelli y sus esbirros, tiene como condición sine qua non, corroer las bases institucionales del sistema democrático (tal como lo materializaron desde el ejercicio autoritario del poder público durante su mandato), pero ahora lo intentan de forma directa desde su conglomerado mediático, más que a través de sus representantes políticos electos.

La estrategia es sencilla: en el corto plazo, desprestigian a las instituciones para restarle autoridad ante la ciudadanía, de forma que las investigaciones en su contra pierdan fuerza y se vean como persecución política. En el mediano plazo, intentan recuperar parte del capital político perdido, con miras a las elecciones del año 2019, aprovechando el ya conocido desgaste gubernamental y el respectivo voto castigo.

No perdamos de vista, en ningún momento, que intereses oscuros vinculados al régimen anterior están al acecho de cualquier oportunidad para aprovechar las válidas exigencias ciudadanas, como fachada para impulsar su estrategia de sobrevivencia y reacomodo político–mediático. Si mantenemos encendida la luz de la transparencia y la rendición de cuentas, pondremos a raya a esas fuerzas oscuras que por todos los medios tratan de recuperarse.

Es Posible, Es Necesario: La UP Es De Todos

La vida está llena de posibilidades, también de necesidades. Se dirá, con algo de razón, que entre lo posible y lo necesario no hay distancia pronunciada; que existe, entre una y otra, cierto grado de complemento, ya que lo que sentimos como posible tiene, como fuente, una necesidad que está por delante. También en la comunidad universitaria se expresa la fuerza de la necesidad, la que será satisfecha siempre que actuemos bajo los parámetros de la planificación, la seguridad y el entusiasmo, y si lo hacemos con visión y convencimiento. Una de las necesidades que tiene la generación de los años 50 y 60, y que haría posible aquello, es la de interpretar el contexto por el que transita la educación superior en correspondencia con las exigencias de los nuevos tiempos.

El contexto emergente —que señala un mercado global competitivo y una revolución del conocimiento— nos obliga a adoptar los compromisos que la institución universitaria exige y de superar las barreras (las electorales, incluso). Hay que creer que sí es posible abrazar aspiraciones y salir adelante en los fines propuestos, así como tan posible es lograr el apoyo de las mayorías para seguir enrumbando —con liderazgos renovados— a la universidad del pueblo panameño, la universidad de todos.

¿Y qué con el relevo generacional? No solo es posible, sino más que necesario. Quienes administran, por corto o largo periodo, llegan (o llegarán) a comprender, en su momento, que siempre nos llega la hora de decir adiós. Porque la insistencia de perdurar va en contra de la propia lógica institucional y de su necesaria renovación. La universidad necesita, hoy, de nuevos impulsos; de innovadas estructuras funcionales al contexto emergente, arriba aludido; de la revisión —como necesidad apremiante— de su modelo de funcionamiento, en particular de su excesiva politización. Hay que poner la mirada sobre los cambios que ya son más que exigidos.

Es imperativo que se imponga en nuestras cabezas la confianza de que sí es posible variar el ‘statu quo'. Que es imprescindible, igualmente, fundar las barreras contra todo aquello que deteriora la imagen institucional, así como de todo aquello que dificultan la calidad de lo hacemos desde el claustro universitario. Llegó la hora de reconocer que el arraigado activismo político es como el tuétano que se esconde en una gruesa capa sobre la que se sostiene el régimen electoral, las candidaturas de toda naturaleza, las campañas costosas que nada tienen que envidiar a las de diputaciones nacionales, y todo esto, han venido deteriorando, lento, pero continuamente, lo que es esencial para el buen desempeño institucional.

Claro que es posible y la necesidad no puede esperar para encontrarnos con el camino más consecuente. Por más entusiasmo que alberguemos, la historia termina por enseñarnos que las circunstancias se ponen por encima de los deseos, que los retiros oportunos son también un valor ético que se reconoce, más cuando las circunstancias que lo conducen son el resultado de la vida misma. Sentirse útil es bueno y las experiencias no se desperdician. Pero, es la fuerza de lo natural lo que hace ilusorio los actos indefinidos, como ocurre con las elecciones de las autoridades universitarias. Si es verdad que bregamos por la Universidad de Panamá, que somos defensores para que ésta ocupe en el mejor sitial, entonces digamos y aceptemos que llegó la hora: la hora de lo posible y de lo necesario.

 

Una Reflexión Sobre Las Redes Sociales

Hay quienes no quieren mirar el pasado, Obama en su participación en la Cumbre de las Américas, palabras más palabras menos, dijo que no debíamos enfocarnos en las cosas de la historia en respuesta a la participación del presidente Correa de Ecuador. Pero mientras más estudio la historia, más me preocupa el presente. Cuando se toma el tiempo de documentar los hechos con cierta puntualidad y precisión en el relato, muchos nos sorprenderemos de todas la veces que nos han engañado los Gobiernos y los encargados de la cosa pública.

Cuando no existen escribanos históricos confiables, los medios deben llenar un espacio documental que pueden servir en el futuro como punto de referencia. Y para grabar las realidades, los mecanismos de comunicación a lo largo de los tiempos debieran ir perfeccionando la manera en que, por ejemplo, se guarda para la historia cuando los vendedores de esperanza prometen de todo a sus receptores. Pero de eso no hay garantías. De la misma forma en que se destruye un documento, se intenta muchas veces borra el legado electrónico.

En el tema de la comunicación de masas, las redes sociales han cobrado considerable vigencia en los últimos años, siendo más notable su incursión e influencia en los países avanzados y en las poblaciones de los países en vías de desarrollo como el nuestro. Observadores y expertos en conducta humana, desarrollo social y comunicación comienzan a notar los efectos —probablemente más negativos que positivos— en la población que las utiliza. Hay una dependencia enfermiza que puede ser causa-efecto en los cambios de comportamiento de varios sectores de la población.

Un artículo publicado en la revista Forbes en el 2012, titulado ‘Is Social Media Sabotaging Real Communication?', señala que los nuevos procesos de comunicación a través de las redes sociales y la tecnología que los soporta, han acortado significativamente las barreras de tiempo, velocidad de respuesta y geografía, pero al mismo tiempo han erigido un nuevo grupo de barreras comunicacionales que ponen en peligro la salud y bienestar de la interacción humana.

La autora del artículo Susan Tardanico, consultora en comunicación y liderazgo, señala que con el uso de las redes sociales y ‘con el 93 por ciento de nuestro contexto comunicacional reestructurado (ella escribe: ‘communication context stripper away'), estamos tratando de tomar decisiones basados en frases, abreviaciones, señas y/o figurillas, que pudieran o no ser fieles representaciones de la realidad que se quiere comunicar'.

El crecimiento en el uso de la red social Facebook, por ejemplo, ha sido de entre 2 y 15 por ciento, dependiendo de la región. En Norteamérica, la fluctuación ha sido irregular y la famosa red ha perdido usuarios. (En diciembre de 2011 tenía un total de 174 586 680 usuarios suscritos y al 31 de marzo del 2012 contaba con 173 284 940 usuarios; una pérdida 1 309 740 usuarios). Estas cifras no han variado mucho a finales del 2014. En la región en donde nace y se popularizan las famosas redes, no todo el mundo quiere estar conectado y los que han estado, parece que comienzan a reevaluar sus propósitos comunicacionales a través de estas tecnologías modernas.

Un grupo de investigadores de MIT (Massachusetts Institute of Technology), Carnegie Mellon University y del Georgia Institute of Technology realizó una investigación publicada en el Harvard Business Review que sugiere que solo el 36 por ciento de los tuits vale la pena ser leído; 39 por ciento de valor promedio y 25 por ciento son una pérdida de tiempo.

Susan Tardanico sugiere que los medios sociales tienen el potencial de hacernos ‘menos sociales'. ‘Para que sea realmente un medio efectivo de comunicación, todas las partes deben asumir la responsabilidad de ser genuinos, precisos y no permitir que se reemplace del todo el contacto humano'.

Las redes sociales y la tecnología comunicacional que las sostiene van invadiendo los centros de trabajo. Algunas empresas han sucumbido a sus encantos para reconstituir sus modelos de comunicación con sus clientes y colaboradores. Una efectiva comunicación es mucho más que palabras enviada por una tecnología de moda. La construcción de sociedades que funcionan por un bien común, requiere de una participación comunicativa más cálida y humana. En el ejercicio de mirar el pasado, las huellas informativas que dejarán estas interacciones electrónicas harán más difícil el trabajo de entender los tiempos que vivimos.

 

 

 

De La Fuerza De Gravedad Y El Derecho

No recuerdo haber vivido una época en la que los temas jurídicos y de tribunales estuviesen tan de moda y con alto grado de divulgación, como ahora. Temas relacionados con actos de corrupción en la administración pública, fueros electorales, medidas anticorrupción y antilavado, funcionamiento bancario, contratación pública, garantías y libertades individuales, sistema penal acusatorio y suspensión de profesores de derecho, entre muchos otros, son expresiones de gran agitación y actividad en esta faceta social.

Todos los días, los medios de comunicación y las redes sociales nos brindan información e inspiran la participación de nuestro pensamiento e intelecto para comprender y analizar estos actos o sucesos. Queramos o no, esto llama nuestra atención. Así como la fuerza de gravedad existe y nos afecta, aunque no lo creamos el derecho también lo hace y nos impacta por el solo hecho de vivir en sociedad. Se trata de una expresión social que aparece en la historia de la humanidad cuando los individuos decidieron convivir en un mismo lugar, para que la ley del más fuerte no imperara en cualquier conflicto o disputa que se presentara.

Cada acto social e individual tiene un efecto jurídico y, por tanto, todos los días somos protagonistas y generadores de derecho.

Recuerdo en mis clases de “Introducción al estudio del Derecho”, cuando se explicaba que este es un instrumento de paz. Pero, ¿cómo puede ser un instrumento de paz algo que genera tanta controversia y fogosos debates?

Luego, a medida que avanzaba y maduraba, como estudiante y abogado, logré comprender que la divergencia no la provoca la ley, sino los actores de la vida social, y que realmente para poder vivir en armonía se hace necesario aplicar la ley de la misma forma, no importa las circunstancias ni los personajes. Y ese es el concepto de igualdad ante la ley. No es que seamos iguales, al contrario, el derecho nos concibe distintos e individuales, como en realidad somos, pero nos trata como si fuéramos idénticos, sin fueros y sin privilegios.

Para algunos esta teoría puede ser algo utópica en su aplicación, pero no cabe duda de que constituye el deber ser, y es un anhelo al que no nos podemos dar el lujo de claudicar o renunciar.

En la medida en que cada ciudadano eleve su nivel de información, en cuanto a sus derechos y libertades individuales y sociales, tendremos más participación. Pero también se reforzará el concepto de responsabilidad personal, para entender que el cumplimiento de las obligaciones y normas legales debe ser una convicción, no una imposición. De manera que, en caso de inobservancia, el efecto o consecuencia sea tan incuestionable y contundente como lo es la gravedad, que te hace caer no importa cuan alto creas que estás respecto a los demás.

Diputados Blindados…

Que tomen conciencia de una buena vez los diputados… son mal visto por un amplio sector de la población que, con razón o no, los ven como una gran decepción, en su mayoría, pese a que muchos son reelegidos una y otra vez. Pero saben, los diputados, y todos sabemos, que los criterios para su reelección no son precisamente los más desprendidos ni mucho menos pensando en el bien del país. Por ello, así como quedaron bastante bien con el Caso Moncada, sería bueno que con la aprobación del Proyecto de Ley 214 —que deroga la Ley 55 de 2012, y modifica artículos del Código Procesal Penal, sobre el proceso de juzgamiento de los miembros de la Asamblea Nacional—, conocido como ‘Ley Antiblindaje' se esforzaran por quedar mucho mejor. Pues, hay una sociedad harta de los grupitos privilegiados, de esa selección de ciudadanos de primera, segunda e ínfima categoría. Es su gran oportunidad para lavarse completos de ese desprestigio, merecido o no, que los persigue. Estamos observando…