¿Accesibilidad, Mejora O Detrimento?
En medio de la discusión sobre si el consumidor tiene derecho, o no, a contar con un lugar para estacionar su automóvil (de forma gratuita) en los comercios a los que se dirige, los desarrolladores de bienes raíces proponen edificar proyectos de propiedad horizontal que no cuentan con áreas de estacionamiento, en la zona de influencia de la línea uno del Metro. Esto con miras a favorecer el uso del transporte masivo, en vez del vehículo particular.
Sustentan esta propuesta en experiencias similares de otros países en los que medios de transporte, como el Metro, tienen buena aceptación, igual que aquí. Las motivaciones de fondo quizás serán temas como que al no ofrecer estacionamientos se contará con mayor metraje para uso residencial o comercial o, tal vez, que se podrá bajar el precio por metro cuadrado. Al tratar de visualizar estos proyectos, tuve que ubicarme en el recorrido de la línea uno, que corre a lo largo de áreas de por sí saturadas y con problemas de falta de estacionamientos. Al imaginarme cuál sería el tipo de publicidad de estos proyectos, pensé en frases como: “Amplios locales para negocios dirigidos a peatones únicamente” o “residencias para personas sin aspiraciones, que quieran depender del transporte público toda su vida”.
Comparando la realidad de nuestra ciudad y la de Londres, Santiago o el D.F. en México, vemos que en ellas la aceptación o rechazo de este tipo de iniciativas estuvo ligada a aspectos como la cultura del país, el nivel de desarrollo de la planificación urbana y sus sistemas de transporte, o a la seguridad. En Panamá hay áreas en que los espacios para estacionar son escasos, y los usuarios de los comercios cercanos ocupan los de otros locales que sí han hecho una inversión para adquirirlos. También se utilizan las avenidas como aparcaderos, obstaculizando el tráfico. Es un hecho que en nuestro país la mayoría de las personas que utiliza el transporte público lo hace por necesidad, no porque les guste. El Metro ha sido un excelente avance en términos de disminución del tiempo de traslado, pero el resto de los problemas, como apiñamiento y robos, se mantiene. Por esa razón, aunque sea un medio conveniente no es una opción apetecible para quienes pueden contar con un automóvil, y a pesar de que se construyan edificios sin estacionamientos, los conductores (sean residentes o clientes) buscarán la forma de acceder, ubicando sus vehículos en los sitios menos convenientes. Aunque este tipo de concepto pudiera tener ventajas, analicemos lo ocurrido en las áreas que resultaron afectadas negativamente durante la construcción del Metro y busquemos que su aprobación o rechazo se dé, pensando en el bienestar real de todos, sin agravar un problema ya existente.