9 de enero, en corto y en breve

Hay que dar tiempo al tiempo y a las futuras actuaciones de nuestra corte de justicia, que no nos referimos a la Corte Suprema, sino a los que verdaderamente impulsan la justicia en Panamá. Todavía queremos y necesitamos conocer, de los posibles sobrecostos de un proyecto llamado el Metro. También, si los jamones de un legislador de El Chorrillo, conocido por sus fans como un buen muchacho, son adquisiciones legítimas, o es todo un fraude o engaño.

No nos vamos a quedar con esta, sino que somos consientes de que darle la espalda a la justicia es correr hacia el suicidio; particular o colectivo, como ya ha estado ocurriendo en los últimos 23 años. Tampoco podemos ser negativos ni fatalistas; atengámonos a los hechos.

En contubernio y como en un amasijo de cosas se realizaron pactos entre los poderes del Estado, que redoblaron la certeza de una casta dominante en el país, que no supera ni el 3.0%; una especie de titiriteros que condujo y guío a toda una población, ciega de poder, de conocimiento, de información y de lo que sería su vida y su futuro inmediato.

Todavía queremos conocer de si en el Canal de Panamá, existe una plutocracia, como lo dijera el constitucionalista Roberto Ricord. De si, mientras el 9 de enero los verdaderos panameños recuerdan a los caídos, en el Canal de Panamá otros de manera ilegítima se congratulan en sus cargos.

Queremos saber de si las jubilaciones en el Canal, son para asegurar el futuro de niños bonitos y en ningún momento sería para los hijos de la contadora que habita en los Barrios de Las Mañanitas, Torrijos Carter, Santa Librada, Ciudad Belén, solo para mencionar algunos. Quitémonos la careta y digamos a qué poderes respondemos. ‘Es que no podemos seguir viviendo en la hipocresía’. Si la justicia no los puede poner en su lugar, por lo menos tenemos la obligación de ayudarles a conocerse y revelar sus actuaciones.

En Panamá, a un ciudadano que vive en zona marginal, si infringe la Ley, esta no tarda en aplicarse. En los inicios del siglo XXI, donde el mundo está ‘patas para arriba’, una bailarina se atreve a utilizar las imágenes de verdaderas autoridades de la época; Nelson Mandela y Martin Luther King. Estos son extravíos, por no decir otra cosa. Y en Panamá una corte de angelitos, que todo indica que se apropiaron de nuestros millones (nuestro trabajo); mientras que, nosotros amanecemos cada día, persiguiendo a un bus para ir a un distante puesto de trabajo. Las piezas no encajan. Hay que reconocer la astucia de unos, la apatía, indolencia y el desconocimiento del país en que se vive. Hay muchos argumentos que respaldan esta postura. Por un lado trataron de borrar de la historia los eventos del 9 de enero (materia de Relaciones de Panamá con los Estados Unidos).

Las nuevas generaciones (nuestros reemplazos) desconocen los pormenores de la Invasión de Estados Unidos. a Panamá. También a través de un plumazo y de manera ligera se quitó el ahorro de los niños en las escuelas. Es decir se cercena la oportunidad del ciudadano de adquirir el hábito del ahorro, para luego caer en las ventas a plazos con sobrepagos, o en el sistema bancario pagando altos intereses. Luego no puede comprar al contado, sus enseres y equipos más necesarios. Se benefician los que venden. Todo esto nos mueve a la reflexión. Si conocemos el problema y callamos, somos cómplices. Y si podemos evitarlo y no actuamos, somos malos. Se puede escoger el camino de la resistencia, sin violencia, o el de la nueva educación como aseguran los expertos. ¡Saludos a los amigos o enemigos¡

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