Una red delictiva en la gestión de gobierno
Acceder a un gobierno, ya sea a través del voto popular o por decisión del Ejecutivo, conlleva una gran responsabilidad, ética y moral, en la que los valores deben ser una condición fundamental de todo gobierno responsable.
Tomar el camino equivocado en función de intereses personales o en su mutuo beneficio, es un crimen que se iguala a delitos comunes o propios de las organizaciones criminales, como lo manifestó el papa Francisco: “La corrupción es un mal más grande que el pecado”.
No hay duda de que en la administración de Ricardo Martinelli se metió la mano. Alegar que en otros gobiernos ocurrió una situación similar, puede ser. Sin embargo, en este último la depredación de las arcas fue tan escandalosa que se ajusta a la expresión del argot popular, “se les fue la mano en pollo”. No solo se metió la pata (y la siguen metiendo) sino también la mano y el brazo hasta el codo.
Luego de estos eventos muchos se preguntan ¿qué hubiese sucedido si el partido Cambio Democrático hubiese ganado otra vez las elecciones? No quiero ni pensarlo. Por fortuna, y por el bien de la Nación, eso no ocurrió. La jugada no salió como se pensaba.
La presencia del expresidente Martinelli en el Tribunal Electoral, luego de los resultados oficiales de las elecciones pasadas mostró lo sorprendido que quedó. Quizás en ese momento él no calculó las consecuencias que conllevaría la derrota en el futuro, es decir, lo que hoy observamos cuando varios de sus exfuncionarios lo involucran en delitos graves.
Durante los cinco años del gobierno anterior, el Estado panameño fue como un banco mal administrado, porque el dinero que entraba se dilapidaba y se repartía entre los funcionarios que le hacían coro al “rey sol”. Además, se inflaban los precios de todo para obtener más dividendos, en complicidad con actores que no eran servidores públicos, pero sí socios exógenos que, en contubernio malicioso, obtuvieron grandes ganancias.
Ahora, tras el cambio de gobierno, el rol de los medios de comunicación social y una sociedad civil, más organizada y beligerante, ha sido fundamental para abrir la caja de Pandora.
La justicia cambió de rumbo y comenzó a jugar el papel que la ley le indica. Hay una pequeña luz al final del túnel. No es venganza lo que se pide, es simple justicia. En la administración de Cambio Democrático hubo muchos funcionarios serios que no se sumaron a esta codicia, por lo tanto, no tienen nada que temer, pero aquellos que se aprovecharon del dinero de todos los panameños, es mejor que pongan sus barbas en remojo porque esto apenas comienza.
Lo que vemos debe servir de espejo a los funcionarios del presente y el futuro, sobre todo, a los que piensan que el Estado es un medio para hacerse rico. El pueblo los mira con ojo avizor.