Una ciudad bella
La ciudad de Panamá se ha convertido en una de las más hermosas de Latinoamérica. Al recorrer la cinta costera se aprecian espectaculares edificios que le dan un realce arquitectónico de primer mundo. Como panameño, siento orgullo al ver esas imágenes, y el mundo entero se sorprende de lo bello que es este país.
Pero esta solo es una cara de la moneda. Como en toda urbe moderna su crecimiento demográfico lleva un ritmo acelerado, lo que trae consecuencias negativas en el entorno. La expansión territorial es reflejo del crecimiento desordenado de las ciudades con débiles controles y problemas económicos y sociales que impactan de forma negativa a la sociedad. Ejemplo de esto son las amplias distancias que debe recorrer la masa laboral para llegar a los centros de trabajo. Estos problemas se generan por la migración hacia las grandes ciudades.
En Panamá hay un control ordenado de crecimiento. Lastimosamente, los que han dirigido el país desde hace 75 años no vieron con luces largas lo que podía suceder, y los que han estado en los últimos 20 les importa poco solucionar este problema. En la ciudad solo hay tres grandes vías para desahogar a la enorme cantidad de gente que se dirige a sus trabajos u hogares: La vía Transístmica, la vía Ricardo J. Alfaro, “Tumba Muerto”, y la vía España, que no se dan abasto de tanto tráfico vehicular a cualquier hora del día. Además, un gran número de pobladores del área oeste sufren por la inexistencia de un sistema de transporte colectivo eficaz que los traslade a la ciudad.
La falta de planificación afecta también las vías pluviales. Durante la bonanza inmobiliaria que hubo en Panamá, se construyeron edificios en áreas inadecuadas, con acueductos de hace 40 años, que no soportan la cantidad de agua que pasa por sus líneas. Cuando llueve por espacio de dos horas o más la capital colapsa. Por si fuera poco, la sociedad practica malos hábitos, como lanzar la basura a los ríos, desagües y alcantarillas. Me duele admitirlo, pero somos una sociedad cochina, sin valores e inconsciente.
Hay que organizar un equipo de expertos en urbanismo, arquitectos e ingenieros, para que busque cómo resolver estos problemas. El cambio climático ya está aquí y las lluvias serán más intensas. No quiero ni pensar en lo que sucedería si lloviera durante más de tres horas seguidas. Los aguaceros provocarían el desbordamiento de los ríos y afectarían a la población. Otras malas prácticas son la deforestación, la ubicación de las casas en zonas bajas y cercanas a los ríos o en lugares de inundación conocidos.
Las inundaciones pueden dar lugar a brotes de enfermedades transmisibles, como consecuencia de la interrupción de los servicios básicos de salud pública y el deterioro general de las condiciones de vida. No estamos preparados para afrontar estas catástrofes. Urge hacer estudios, pues la ciudad crece sin control y a las autoridades les importa poco.