Soluciones, no improvisaciones
Si cada gobierno se ocupara de ejecuciones planificadas y previamente concertadas con sus pueblos, se podrían evitar los altos costos económicos y sociales. Pero los ciudadanos no tienen quién los defienda ante quienes eligen o son nombrados en los altos cargos. Para colmo, estos sí llegan preparados para hacer negocios personales, con su “rosca” y con aquellos que les financiaron las campañas. Se trata de un mal endémico del sistema que, como ha dicho el papa, “ya no se aguanta”.
La partidocracia ha caído a los más bajos niveles. Partidos y candidatos se supone que conocen las necesidades y cómo solucionarlas. Por lo tanto, desde sus campañas electorales deben demostrar y presentar, públicamente, qué, cómo y en cuánto tiempo van a dar las soluciones, pero solo hacen shows y promesas que los pueblos se tragan sin masticar.
Los electores deben estar claros en los liderazgos y, si están muertos, qué dejaron plasmado en cuanto a ejecutorias y proyecciones. Ya no tienen cabida esos supuestos líderes que no dejaron nada, y que solo eran dueños de partidos sin doctrina. El pueblo es dueño de su destino, no debe olvidarlo al momento de elegir. También, debe exigir desde la campaña que quienes sean nombrados en altos cargos oficiales no se sirvan del poder como un botín político. Si las reformas al sistema no se dan, entonces, exigir en las calles el respeto para que esos nombramientos no se den por medio de la Asamblea (que hay las formas), pues los diputados clientelistas no son confiables, eso ya está demostrado.
Muchos Estados han quedado en manos de incapaces, irresponsables y corruptos hasta en las magistraturas, todo esto está ampliamente demostrado en un número plural de países del mundo. En Panamá, mientras se da la necesaria constituyente, hay que exigir la destitución de quienes se burlan del pueblo en su cara. Y donde sean vistos, abuchearlos.
Todo ministro, director general o administrador debe conocer de antemano la institución a la que iría a ejercer, para que después no dé respuestas absurdas o estúpidas. Por ejemplo, los que vayan a la Caja de Seguro Social, a los ministerios de Salud, Educación y Obras Públicas, y a la Autoridad de Tránsito y Transporte Terrestre no pueden llegar a improvisar, ni creerse dueños de los despachos en que son nombrados, ni olvidar que son empleados públicos pagados por los ciudadanos. Si los pueblos no se empoderan, se seguirán perdiendo generaciones de seres humanos, debido a la desidia de los gobiernos y funcionarios. A manera de ejemplo, por iniciativa propia sugerí en sendos escritos publicados en 2009, previa investigación en las embajadas de España y Francia, la construcción de una red ferroviaria entre Colón y Paso Canoas, así como la construcción de ciclovías permanentes. Ahora vemos que solo se han hecho construcciones coimeras, pero incorrectas.