Solidaridad Para Erradicar La Pobreza Extrema
En nuestro país hay muchas personas que nos pueden dar cátedra de responsabilidad social, servicio social y ayuda humanitaria.
Lamentablemente, aún hay mucho trabajo social por hacer y es necesario promoverlo para que todos los panameños participemos, aportando nuestro granito de arena.
Para algunos es difícil concebir que en un país con una economía pujante, con grandes rascacielos, un moderno sistema de metro, con el turismo y la vida nocturna muy activos, el Canal de Panamá; además de un desarrollo económico mayor que el de cualquier otro país de Centro América, existan tantas comunidades y personas que viven en pobreza y extrema pobreza.
En Panamá podemos encontrar un contraste muy fuerte entre la vida en abundancia y la pobreza; no es necesario ir tan lejos de la ciudad para notar esta diferencia.
Según las estadísticas, de cada 100 panameños, 21 viven en pobreza y 11 en pobreza extrema.
Los sistemas de salud y de educación son tan deficientes y vienen con un arrastre negativo tan grande, que se hace necesario un mayor esfuerzo en inversión e investigación.
Esto debería ser un tema prioritario, que incluya un plan bien estructurado de Estado y no de los gobiernos en turno.
Ni nosotros los ciudadanos ni ninguna organización no gubernamental podemos pensar que vamos a jugar el papel del Estado para resolver estos problemas sociales, de educación, seguridad, vivienda o salud.
Sin embargo, debemos trabajar en integrarnos y participar en todas aquellas actividades, proyectos e iniciativas que permitan el desarrollo de soluciones inmediatas, además de ser fiscalizadores y exigir una gestión efectiva y honesta de los gobernantes.
Todos debemos estar conscientes de que, aun cuando algunos podremos estar en mejores condiciones y disfrutar de una vida con las necesidades básicas cubiertas, hay otras personas que no las tienen, que llevan una vida con recursos muy limitados, en pobreza extrema, y que necesitan que nosotros lleguemos con oportunidades, preferiblemente con herramientas que les ayuden a trabajar por un mejor mañana. Hay que evitar a toda costa el clientelismo político o hacerlos dependientes de la ayuda que les brindemos. Lo ideal es que puedan cambiar sus vidas por sus propios esfuerzos.
Finalmente, es importante entender que si nosotros no hacemos algo por aquellos que lo necesitan, aun cuando sentimos que a nosotros no nos afecta, estamos tomando una postura que atenta contra la humanidad.