Significado o el concepto de maestro

El Día del Maestro en Panamá se celebra todos los años el 1 de Diciembre. Es un día en que se honra a los maestros y profesores del país. Panamá fijó esa fecha mediante el Decreto No. 412 del 27 de noviembre de 1959, firmado por el presidente de la República, don Ernesto de la Guardia, hijo y el ministro de Educación Federico A. Velásquez, en honor al natalicio de don Manuel José Hurtado, ‘Padre de la Educación Panameña '.

Con motivo de tan gloriosa y significativa fecha, pienso con Juan José Arévalo, maestro de excelencia (el presidente culto, honesto, capaz y más humano que haya tenido jamás la República de Guatemala). Afirmaba con precisión el Dr. Arévalo: ‘Si el concepto de maestro existiera tal y exclusivamente como florece en el hondo subjetivismo de los que nos sentimos maestros antes de haber querido serlo, no habría en el mundo de las ideas la abierta disparidad que se ha tenido y se tiene sobre el valor genuino de lo que es ser maestro. Pero también aquí, como en tantas y tantas situaciones afines, hay en los otros (en los que no son maestros) un concepto de maestro que flota inconsistente sobre el haz intelectual del mundo y que riñe en acérrima lucha con el otro concepto convertido en fe sincera dentro de las venas del espíritu que surgieron no ya para el aula mural de la escuela sino para el aula más amplia de la vida. Si los otros, si los demás también fueran maestros, no mirarían con ojo torvo lo que nosotros sentimos como intuición vertical y cristalina '.

Desde la antigüedad, maestros, como Sócrates, Platón, Aristóteles, merecieron el respeto y admiración de la gente. Es más, la humanidad, en su forma social organizada lleva ya cerca de treinta siglos de vida; tiempo durante el cual hemos abundado en enseñanzas de toda índole. Para depurarse de vicios, para mantener sus conquistas, para alcanzar mejoras futuras, esa humanidad cuenta con hombres distribuidos en millares de oficios, industrias y profesiones, y cada uno, a su manera, desenvuelve sus actividades para contribuir al perfeccionamiento de la sociedad. Busquemos, pues, en ese enjambre de trabajadores al maestro y definamos su situación.

No podríamos, aun queriendo, confundir el maestro con la multitud de trabajadores del mundo. Insistamos en decir que la humanidad trabaja movida hacia tres fines: depurar sus vicios, mantener sus conquistas, alcanzar mejoras futuras. Pero en este trabajo no pueden intervenir sino los hombres: que los niños incapacitados se hallan de hecho para poner su trabajo inteligente en la magna obra social. Es decir, no pueden colaborar porque todavía no son hombres; he ahí el cuarto fin que preocupa a la sociedad. Hacer de cada niño un hombre, y este oficio eminente, esta insigne profesión de hacer hombres, está en manos del maestro.

Son muchos los educadores que han contribuido al desarrollo de las ideas pedagógicas en el decurso de los siglos (del viejo continente y de los Estados Unidos de América hasta el presente), cuya lista sería largo enumerar. Pero hoy nos importa, por el momento y la circunstancia, hacer mención de los maestros más destacados en América Latina y el Caribe desde el siglo XIX. Así podemos mencionar a Domingo Faustino Sarmiento, quien alfabetizó la nación Argentina; Gabriela Mistral, la maestra de escuela, Premio Nobel de Literatura, chilena; Luis Manuel Prieto, líder de la pedagogía activa, venezolano; Juan José Arévalo, ‘La pedagogía filosófica como guía de la transformación política ', guatemalteco; Agustín Nieto Caballero, pensador de la educación y la cultura, colombiano; Eugenio María de Hostos, dominicano.

Particularmente, en nuestro Panamá, podemos mencionar orgullosamente maestros insignes como Manuel José Hurtado, Octavio Méndez Pereira, Rafael Moscote, Abel Bravo, José Daniel Crespo, Federico A. Velásquez, Miguel Mejía Dutary, Vicente Bayard P., Otilia Arosemena de Tejeira, Sara Sotillo, Diego Domínguez Caballero, Francisco Céspedes, Nicolás Pacheco, Isabel Herrera Obaldía, José Guardia Vega, Félix Olivares C., Ángel María Herrera.

Hoy Día del Maestro Panameño, como fiel recordación de aquellos educadores del pasado, saludo a mis colegas, pensando en Panamá y su futuro a través de la educación.

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