Selección de magistrados

Todo inició con el anuncio de la convocatoria abierta por parte del Ministerio de la Presidencia en octubre de este año, para que los aspirantes a magistrados de la Corte enviaran su hoja de vida por correo electrónico, antes del 29 de octubre. Se presentaron 152 aspirantes, quedaron 10 candidatos seleccionados en base a criterios de trayectoria profesional, independencia, probidad y género. Se realizaron audiencias públicas entrevistando a los candidatos por parte de la Comisión de Estado por la Justicia, y también se efectúo por separado por el Movin (Movimiento Independiente de Panamá). Se entregaron los resultados por parte de la Comisión, el 2 de diciembre, y luego el 3 de diciembre en TVN noticias, se señala que el presidente Juan C. Varela ‘no descarta tomar en cuenta otros nombres que no han sido parte del proceso para la escogencia de los nuevos magistrados que ocuparán las vacantes en la Corte '.

Todo ese proceso merece una seria reflexión. Para los que en esta ocasión no hemos participado para ocupar esos cargos (porque no son de nuestra especialidad), y que sí lo hicimos en el Gobierno anterior, se aprecian notables cambios. Hemos quedado desencantados y defraudados. Cuestionamientos no faltan. Hay preguntas por responder, que merecen una respuesta concreta. Así por ejemplo: ¿de los 153 aspirantes que presentaron su hoja de vida, cómo se determinó que no cumplían con todos los requisitos de trayectoria profesional, independencia, probidad o género? ¿Había un sistema de medición o evaluación? ¿Cierto es que algunos quedaron descalificados por falta a la ética? ¿Y con respecto al criterio de género? Si bien en los últimos tiempos ese es un criterio para efectos de la equidad en la administración de justicia, y voces femeninas exigen que uno de los cargos sea ocupado por una mujer, me parece que con ello ponemos de manifiesto la inferioridad real de la mujer respecto del hombre. En todo caso lo que debemos exigir es que la persona que vaya a ocuparlo tenga conocimiento y sea íntegra para ese cargo. En cuanto a la mujer, ella queda habilitada, si también los reúne.

No faltan también las interrogantes a propósito de: ¿qué criterio se siguió en las entrevistas?, ¿quienes elaboraron esos cuestionarios?, ¿pruebas psicométricas a los aspirantes al cargo de magistrado? Y a los aspirantes: ¿por qué aspirar, en algunos casos, a cargos sobre los que no se tiene conocimiento? Van a aprender a la Corte. ¿Qué hace diferentes a estos aspirantes con respecto a otros? ¿Su elocuencia al hablar, sus motivos, el ser mujer, el pensar que se tienen todos los méritos para ello, el que nada influirá en limitar su independencia judicial? ¿No les parece que este proceso de selección se acerca a un ‘reality show ' o un concurso de TV. Solo faltaron los mensajes de texto desde su celular a favor del aspirante favorito.

Y, después de todo esto, ¿qué nos queda? ¿No es el Ejecutivo el que decide? Señores, el espectáculo concluye con la designación por parte del Ejecutivo de dos personas para ocupar esos cargos, que no necesariamente tienen que venir de la lista de los 153 aspirantes.

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