Reformas consecuentes y consistentes (II)
Aun con las debilidades que puedan existir, la fortaleza del sistema democrático radica en el apego a la ley y el cumplimiento de normas y reglas plenamente establecidas. Bajo ninguna circunstancia debe ceder o claudicar ante posiciones anárquicas o presiones demagógicas de actos individuales y/o sectores o grupos organizados con agendas ocultas o marcados intereses. Precisamente por aspectos de lógica y sentido común, mostramos una actitud decadente al sucumbir y conceder peticiones incongruentes. Hechos inconcebibles arropados en el manto de los derechos humanos y extraña interpretación del concepto género desvirtúan la auténtica libertad democrática.
En el mismo orden de idea, ‘La separación y armónica colaboración de los poderes del Estado ' no pueden ni deben continuar como estribillo de propaganda engañosa e inocua letra muerta. Por tal razón en las Reformas al Código Electoral y la Constitución, no se puede ni se debe andar con actitudes zigzagueantes y genuflexas. La consulta y participación ciudadana deben continuar siendo un medio abierto generador de ideas, cuyos gestos voluntarios de contribución al país, sirvan de aporte y retroalimentación en la tarea y no un elemento impositivo. En esa vía se requiere de las autoridades y entidades facultadas para la transformación y renovación de nuevas reglas del juego, una posición firme y madura, pero transparente y honesta para que lo justo y equitativo sirva de equilibrio y garantía de la estabilidad política.
Consciente del deber ciudadano, expongo ideas que sirvan para concretar tal cometido. Creo es inaceptable continuar con la forma cuestionable que se genera en la Asamblea Nacional por la elección del presidente de ese órgano del Estado, cada vez que cambia el Gobierno o en el método anual que elige nuevo sucesor.
En tal sentido, como mecanismo o fórmula para subsanar esta dificultad, opino que debe ser a través de una Reforma Constitucional. Por ejemplo en el título de la Asamblea Nacional, un artículo debe señalar que el presidente, primer vicepresidente y segundo vicepresidente de ese organismo estarán en el cargo por un periodo de cinco años. El mismo será seleccionado y anunciado por el TE como el diputado más votado a nivel nacional en la papeleta opositora de mayor porcentaje de voto presidencial en el torneo electoral correspondiente. El primer vicepresidente sería seleccionado de la misma forma, por un segundo partido opositor. El segundo vicepresidente se otorgaría a un diputado oficialista en analogía con los dos primeros.
Partiendo del principio de salvaguardar el mandato popular y derecho participativo de mayorías y minorías en el hemiciclo; si en la elección los diputados electos por libre postulación llegaran a obtener la cantidad de cinco curules que conformarían bancada independiente, entonces remplazarían la Primera Vicepresidencia sin alterar el orden antes establecido. Ello aparte de garantizar la participación de cuerpo colegiado, reafirma la autonomía de la institución, al estar libre de torniquetes y presiones foráneas en lo relativo al manejo y desenvolvimiento del órgano. En la tercera y última columna, plantearé recomendación y nuevo método para nombramientos de altos e importantes cargos en atribuciones facultativas de Asamblea Nacional, Órgano Ejecutivo y Corte Suprema de Justicia.