Reflexión sobre la justicia selectiva

En Panamá, seguimos con la justicia selectiva en detrimento del hijo de la cocinera y a favor de los ladrones corruptos de cuello blanco. Así, luego de un año de la cacería de corruptos y del show montado con el juicio a Moncada Luna, el resto del combo de Alí Babá y los 40 ladrones disfruta de “país por cárcel”, “casa por cárcel” o de prisión preventiva.

De forma que la funcionaria que tuvo mayor responsabilidad por permitir la estafa por varios millones de dólares en el Programa de Ayuda Nacional (PAN) –o de no hacer nada para prevenirla, si así le quieren llamar–, me refiero a la incompetente exministra de Educación Lucy Molinar, sigue tan campante, pues ha sido una de las beneficiadas con la medida de país por cárcel. A pesar de que se trató de un acto criminal el que se cometió contra los estudiantes, a quienes se les suministró comida deshidratada, ya a punto de vencer y con residuos con apariencia de vidrio. Además, ella, la exministra, destruyó la educación del país con su errada “transformación curricular” y le declaró la guerra abierta al cuerpo docente, contrariando a todo el gremio de educadores.

Una muestra palpable de la desigualdad en la aplicación de la justicia, de la que tanto se habla en este país, la tenemos en la forma como se manejó el caso de la empresaria Poulett Morales, a quien le formularon los cargos de peculado, estafa y corrupción por el caso de sobrecosto en la compra de mochilas, también a través del PAN, y quedó en prisión preventiva por un largo tiempo.

No obstante, en ambos casos, si algún día se les llega a condenar a las responsables, creo que la mejor pena para Molinar sería que se le obligara a comer los almuerzos desecados con vidrio por el resto de su vida, y que a la empresaria-diva se le prohibiera ir de compras a las tiendas de lujo con el dinero estafado, además de que llevara la mochila escolar pegada a la espalda, también de por vida.

Otra cosa que llama la atención es que, salvo pocas excepciones, los que tienen “país o casa por cárcel” gozan de buena salud, en cambio, los que tienen prisión preventiva, casi sin excepciones, alegan padecer de “serios quebrantos de salud” y sus abogados y médicos corruptos también montan shows en los que exhiben sus perversas habilidades e ingenio.

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