Proyectos Fallidos
Recuerdo cuando muchos repetíamos el eslogan de la aerolínea, ‘soñar no cuesta nada y volar por Avianca casi nada'. Hoy, volar por Avianca cuesta, y los sueños, si eres de Gobierno, nos cuestan a todos. Algunos sueños del Ejecutivo, a lo largo de los años, no nos han costado casi nada, pero otros nos han costado millones. En los últimos años, por ejemplo, en el Gobierno que más obras inició y que menos respeto mostró por los costos, caímos en una larga cadena de proyectos millonarios fallidos.
Con mucha visión, todos pensamos que era buena idea la construcción y mejora de los dos aeropuertos, Río Hato y Frances Field. Hoy, los dos esperan porque se dé el despegue de ambos. Pronto veríamos que la visión del Gobierno de Ricardo Martinelli no era tan clara nada. Así, al recibir la Embajada de USA de regreso, en lugar de pensar en un museo u otro uso, la derrumbamos. En su lugar iría una enorme torre financiera. Invertimos casi nueve millones en diseños, estudios y planos para luego no hacer nacer nada. ¿Y el dinero botado? Bien gracias, ¿y Usted?
El mismo Gobierno soñó con dotar de hospitales y Minsa-Capsi a todas las comunidades, pero se olvidó que no solo es construirlos, es también dotarlos de equipos, instrumentos, insumos, médicos y personal. Hoy la inmensa mayoría son inoperativos, deteriorándose sin poder trabajar a su capacidad.
Peor suerte corrió el proyecto de la gran virgen que estaría en la bahía de Panamá, como el Cristo de Sao Paulo. Odebrecht corrió a donar la base de la misma e inclusive se dio un debate entre Iglesias que objetaban a la Virgen Católica y no algo solo cristiano. Hoy ni siquiera sabemos a ciencia cierta dónde iba el monumento y si Odebrecht llegó o no a dar la donación.
Luego hay proyectos que se vendieron bien al pueblo, como la cadena de frío y el complejo hospitalario de la Caja de Seguro Social. La cadena de frío ha resultado la gran decepción, lo que iba a reducir el costo de la canasta básica, al reducir la merma de vegetales, no ha dado fruto alguno, y acompañado del moderno elefante blanco, gran mercado de abastos construido sin accesos y en el medio de nada, lejos de la ciudad, otra inversión millonaria que no pasó de sueño de algunos, pero a costo de millones a todos.
El complejo hospitalario es punto y aparte. En presentación era una estupenda idea, pero en la realidad son más los cuestionamientos que las felicitaciones. Hospital ¿cerca de una mercado de abastos?, ¿paredes de gypsum?, ¿difícil y distante acceso?, ¿sin transporte público? Casi 700 millones, mientras los hospitales existentes siguen sin insumos, medicinas, personal, etcétera.
Luego están los casos más delicados, como el proyecto de riego de Tonosí. Al igual que el corredor norte con PICSA, el Gobierno se comprometía a comprar los terrenos indemnizando a las fincas que se afectaban. Y, al igual que no PICSA, el Gobierno no lo hizo. Hidalgo e Hidalgo, la firma de construcción de las más grandes ecuatorianas, con contratos en ocho países del continente, gana en licitación internacional el contrato, diseño planificación y construcción del sistema. Inicia y les ubican los terrenos a utilizar, todos privados. La empresa hace los estudios, hace el estudio de impacto ambiental, hace la carretera de acceso, hace los campamentos y cuando necesita la autorización de los terrenos para iniciar los embalses y demás, el Gobierno decide no comprar ni indemnizar a los propietarios.
Hidalgo e Hidalgo pacientemente negocia con el Gobierno que pague los 14 millones por las tierras, el Gobierno, ahora interesado en la campaña electoral, se rehúsa y así muere de muerte natural el proyecto. No es incumplimiento del contratista, el Gobierno busca un mutuo acuerdo para liquidar el contrato. Pero, como Panamá es como es, el nuevo Gobierno en lugar de retomar el proyecto, comprar las tierras y terminar, no, deciden investigar a Hidalgo e Hidalgo, como si fueran delincuentes y responsables del fracaso. Aquí lo que cabe es continuar el proyecto en una zona que es necesario el proyecto de riego.
Panamá tiene que madurar. Tenemos que mejorar nuestra planificación, tenemos que darle prioridades a proyectos necesarios y que solucionen problemas del pueblo, como de agua, vivienda, aguas servidas, red vial, puentes. Los Gobiernos tienen que darle continuidad a los proyectos que heredan, corregir si es necesario, pero no botar inversiones. La verdad, no somos un país pobre, pero tampoco estamos para botar la plata.