Por qué importan las reformas electorales

La base de toda democracia es el voto, esa demostración pública de la voluntad popular: “La voz del pueblo es la voz de Dios”. Sin embargo, al panameño promedio el tema de las reformas electorales le es tan interesante, como el periódico de ayer. Y eso lo podemos atribuir a decepción, dejadez, incultura política o a una mera expresión de protesta contra la clase política. Usted escoja. Esto es lamentable, porque el tema de la reforma de las reglas del juego para las próximas elecciones debería ser de interés nacional, porque nuestro futuro se nos va en ello. ¿Y a santo de qué?, se preguntarán. Les cuento:

1. Para aguarle la fiesta a los políticos: Resulta que ellos siempre cuentan con nuestra indiferencia, para hacer de las suyas. Los famosos “goles” en la Asamblea no son más que una demostración de ello, pues aprovechan los horarios en que medio Panamá está viendo novelas o brincando en un culeco o entretenido en las compras de diciembre, para aprobar leyes que nos afectan a todos. Y generalmente para mal. Si ahora “jugamos vivo” podremos asegurarnos de que las reformas que se aprueben vayan a nuestro favor y no en nuestra contra.

2. Para evitar que en 2019 se repartan, a gusto, el presupuesto electoral, pagado con su dinero y con el mío. Cada cinco años somos testigos, en todos los medios, principalmente en la televisión, de una orgía de publicidad electoral, pagada en su mayoría con nuestro dinero. ¿Se imaginan lo que se podría hacer con todo ese recurso, si lo destináramos a nuestro sistema educativo? Es el momento para aprovechar y procurar que los políticos no sean los únicos que decidan qué hacer con nuestro dinero.

3. Para romper el actual oligopolio político: De todos es sabido que el actual sistema electoral es hostil hacia los independientes. Y no solo eso, todo está hecho para que los partidos tradicionales sigan siendo la única opción posible a la hora de votar. Y como a los panameños nos gusta “votar a ganar”, seguimos haciéndolo por los mismos y recibiendo los mismos malos resultados. Si nos involucramos en el actual debate sobre las reformas electorales, habrá mayores posibilidades de democratizar el proceso electoral y darle más oportunidades a esas voces que no encajan en ninguno de los actuales partidos.

4. Porque es nuestro deber: sí, señores, lo es. Mirar hacia otro lado no hará que las cosas cambien. Evadir nuestra responsabilidad ciudadana, a la larga nos explotará en la cara y no afectará ni a los políticos ni a los poderosos. La mayoría dice que ama al país, sin embargo, lo deja a merced de los políticos profesionales para que hagan de las suyas. Esto no puede continuar. La clase política cuenta con que seguiremos siendo un rebaño de ovejas, indiferente y distraído, en lo que respecta a los asuntos electorales, políticos y de Estado. ¿Vamos a seguir demostrándoles, con nuestra indiferencia, que efectivamente lo somos?

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