Políticas reincidentes:
Desde que aprobaron la Ley 51, bajo el mandato de Martín Torrijos a pesar de encontrar fuerte resistencia para que no se abandonara ni eliminara el sistema solidario y procurar la consecución de las jubilaciones, rompieron la cadena y crearon el aberrante sistema de “cuentas individuales”. Técnicamente, acabaron con la solidaridad de los cotizantes hacia los jubilados.
Esta recomendación, proveniente del maléfico Fondo Monetario Internacional (FMI) cualquier epíteto peyorativo que le quieran endilgar es bien recibido, acatada, abrazada e impulsada por el gobierno del presidente Torrijos, se impuso con la complicidad, parcialidad y subordinación de los legisladores, que no dudaron en traquetear su curul, como autómatas, para su aprobación.
Desde aquel momento, el Programa de Invalidez, Vejez y Muerte quedó condenado a su inminente quiebra económica. Situación fáctica que conduce al caos por el que atraviesa la institución de todos, la Caja de Seguro Social (CSS). Por fortuna, contamos con personas preocupadas por el tema, como Juan Jované, quien con toda su buena intencionalidad nos pone en autos del grave y terrorífico destino al que estaremos dirigidos.
Es obligante señalar que el sistema solidario abarcó hasta el año 2007 y, a partir de 2008, lo sustituyó el programa mixto o de cuentas individuales, que es el liquidador de las jubilaciones. Los fondos de este último no podrán subsidiar al antiguo sistema solidario, dejándolo perecer con todos sus adscritos.
Así reaparece el demonio “Don Dinero”, del FMI, con nuevos y similares gobernantes, siendo ahora el turno de Juan Carlos Varela y su escurridizo ministro Dulcidio De La Guardia, quien había manifestado que a él le parece poco ético volver al sistema solidario. Ahora, para rematar a la ya conocida “ley de muerte” le adicionan nuevos elementos mortíferos, entre los que se señalan un aumento a la edad de jubilación y, peor aún, equiparar la edad de jubilarse de las mujeres a la de los hombres. También, pretenden imponer la hipoteca inversa, que básicamente funciona con la banca y otorgar préstamos con garantía cobrables en su totalidad cuando muera el jubilado. Es decir, una vez fallezca el jubilado, su casa y demás propiedades pasarían a manos del banco.
Definitivamente, vemos las malas intenciones del FMI y del Gobierno Nacional al impulsar estas criminales reformas.
La propuesta que debemos procurar y exigir para el rescate de la institución con la que mejor contamos, que nos llena de orgullo y que poseemos los ciudadanos, que es la CSS, sería volver al sistema solidario, para así tener la certeza y la seguridad de que todos alcancemos una pensión digna y decorosa.
Es urgente su discusión para detener las fatídicas pretensiones de este organismo y sus subordinados locales. Lo cierto es que los gobiernos no presentan políticas económicas favorables, especialmente a los sectores más desprotegidos y desprovistos de los servicios públicos básicos para su sustento. Queda en evidencia que para lo único bueno que sirven es para generar políticas gubernamentales reincidentes y letales. ¡Acción!