Pensar de manera crítica
En los últimos cinco años, los ciudadanos hemos adquirido un papel muy importante en el engranaje de los medios de comunicación en el mundo. Ya sea con un celular o a través de las redes sociales, hemos desarrollado una profesión de periodistas informales, en busca de brindarle nuevas opciones de información a un grupo determinado de personas.
Ya sea por una experiencia vivida o por la interpretación que le demos a una noticia presentada por los medios masivos de comunicación, nos encargamos de compartir nuestras opiniones frente a los hechos tanto nacionales como internacionales.
Claro está, estas opiniones e interpretaciones que hacemos llevan un carácter subjetivo importante que puede ser aceptado o refutado por quienes libremente deciden nutrirse de nuestro punto de vista y, como periodistas informales que somos, debemos ser tolerantes y responsables con la manera en la que transmitimos esa noticia y cómo recibimos las críticas.
Los medios de comunicación son considerados como el cuarto poder en el mundo y, por ello, son objeto de ataques contra la manera en la que presentan las noticias algunas empresas, alegando poca objetividad, pero los medios de comunicación no cumplen con una función distinta a la informativa, por eso, está en el criterio de cada persona aceptar, investigar u objetar la noticia presentada.
Muchos exigen que el periodismo sea elevado al nivel más alto de profesionalismo, en vez de exigir que sean los ciudadanos los que desarrollen un pensamiento crítico, que les permita discernir entre la gama de información recibida. Es muy fácil criticar el sistema, pensando que no formamos parte de esa organización.
Vivimos una época en que la gente, por llevarle una primicia a sus semejantes, prefiere compartir titulares sin conocer el trasfondo de la información ni investigar la realidad de ese titular.
Si queremos un verdadero cambio, tenemos que cambiar cada pieza del engranaje. No podemos mirar el problema desde afuera y culpar a las corporaciones de todo lo que pasa en el país. Tenemos que dar el primer paso, fortaleciendo la educación y promoviendo la lectura desde una temprana edad. Como panameños, todos remamos en una misma dirección, buscamos el bienestar del país y para acercarnos a ese ideal hay que elevar el debate social, dejando a un lado los rumores, los prejuicios y los tuits. Escuchar distintas ideas y formas de pensar permite ampliar nuestro conocimiento en un tema determinado, para emitir una opinión fundamentada en algo más que el lineamiento de un grupo.
Todos los países tienen noticias a favor y en contra del Gobierno, y periódicos que se pelean por poner más sangre que palabras. La manera sencilla de ver esto es generalizar y decir que los medios están parcializados y son amarillistas, pero cada quien es libre de elegir de qué fuente se informa. En un país tan pequeño como Panamá sabemos qué esperar de cada noticiero, diario y hasta de cada persona detrás de una red social.
Este es un debate de nunca acabar, pero mirando el lado positivo de esta situación, vivimos una época maravillosa, en la que todas las necesidades de mercado se satisfacen. Tenemos prensa amarillista para los que buscan saciar esa sed, noticieros que requieren una lectura posterior para su mejor entendimiento y hasta sátiras, para los que quieran una que otra carcajada. Ser responsables con las noticias está en nuestras manos. Hace mucho que dejamos de creer que el mundo era plano, por eso, hay que cuestionar siempre. Con el respeto que merecemos todos se fortalecerá la nación. Analicemos las noticias de manera crítica y objetiva, dejando atrás los pensamientos individualistas y procurando el beneficio de la colectividad.