Participación ciudadana, motor para el desarrollo

El activismo y el voluntariado estimulan los cambios sociales, guardan un enorme potencial para el bienestar de la sociedad y aminoran la sensación de impotencia de los individuos frente a las crisis de carácter humanitario. Algunas de las líneas de acción del voluntariado son la filantropía y el servicio a los demás, así como la promoción, la difusión y la participación cívica. Esta última contribuye a fortalecer la gobernanza democrática y a construir comunidades cohesionadas, capaces de alcanzar metas comunes.

La participación en movimientos sociales que busquen aportar propuestas a la gestión gubernamental está sujeta al grado de conciencia individual, y la formación en materia cívica juega un papel importante. La pasividad ante la forma como se administra el Gobierno producirá sus efectos, igual que lo hará ser coartífices de la democracia, mediante sus acciones. Con frecuencia, los panameños nos vemos en la necesidad de exigirle al Gobierno que cese las actividades que afectan a determinado sector de la comunidad. Esto sugiere que en el proceso mediante el cual las autoridades ejercen poder, no se lleva a cabo, de manera eficaz, la fase deliberativa en la que participa la población.

A través del empoderamiento, las personas desarrollan acciones para lograr cambios que pueden repercutir en el bienestar comunitario. Es una herramienta que facilita la participación de grupos vulnerables que han sido excluidos de la toma de decisiones. Por ejemplo, el empoderamiento femenino ha sido esencial para el fortalecimiento de la productividad económica. Su sensibilidad, en temas de carácter comunitario, consolida a la mujer como actora en la consecución de cambios positivos. Sin embargo, los procesos de activismo comunitario por sí solos no logran generar resultados eficaces si no van acompañados de un Gobierno interesado en promover ese ejercicio y en adoptar políticas de información que generen transparencia.

La participación deliberativa debiera ser un proceso institucionalizado. Se necesita encontrar espacios públicos para este fin. Así se contribuiría a construir una cultura democrática que concibe a los ciudadanos como sujetos autónomos, con un sentido de propiedad en la solución de los problemas que los aquejan.

El curso que han tomado distintos sucesos en una diversidad de países demuestra que internet es una herramienta de interacción para los ciudadanos, y que incluso trasciende la capacidad de comunicar de los medios locales. La característica de colectividad que implica el empleo de las redes sociales pudiera ser aprovechada para involucrar a los ciudadanos en la toma de decisiones.

Por su impacto en la solidaridad, autoestima, espiritualidad y la inclusión, el activismo comunitario y el voluntariado deben ocupar en nuestro presente y en el futuro, un sitio central en el diseño de las políticas sobre el desarrollo social.

 

Los comentarios están cerrados.