Para qué partidos políticos
En días pasados conversaba con unos jóvenes y detecté que, de cinco que eran, ninguno estaba inscrito en un partido político. Al preguntarles, su respuesta fue una pregunta: ‘¿Para qué inscribirnos?'. Casi les doy la respuesta usual de ‘para aportar al país, para ser factor en el futuro de Panamá, para participar de las decisiones nacionales', etc. Me contuve y entré en un periodo de reflexión, la verdad, ¿para qué? Mi primera inscripción, en 1968, fue motivada por todo lo anterior y quedé en el partido Liberal liderado por David Samudio Ávila, hombre de profundas convicciones y extraordinario verbo. He sido Liberal, PRD, Liberal Nacional, Unión Patriótica; es decir, tres variantes del liberalismo y PRD al que pertenezco actualmente.
Pero, quitando el periodo PRD bajo el mando de los militares donde no había cuestionamientos ni luchas internas, el resto ha sido un calvario de peleas internas por el poder interno, grande peleas por postulaciones y divisiones internas en grupos que pelean el control del partido. Hoy he llegado a la conclusión que más se hace en asociaciones gremiales y clubes cívicos que en los partidos. Cuando terminó la Guerra Fría, cuando cayó el muro de Berlín, no entendí que se acababan las guerras ideológicas en los países, las luchas internas ahora serían religiosas o de poderes económicos, ya no tenía cabida una Democracia Cristiana contra el comunismo, o vender luchas entre socialistas, comunistas y capitalistas. Era un nuevo mundo.
La tragedia es que 15 años ya dentro del siglo 21, los partidos políticos en Panamá no hayan entendido el mensaje. Veamos los partidos en Panamá: PRD, 447 830 miembros; Cambio Democrático, 369 762; Panameñista, 249 051; Molirena, 102 006; Popular, 23 573. Pero, ¿qué aportan los partidos y todos esos miembros al debate nacional? ¿Qué foro han presentado para proyectar soluciones a los problemas de salud, educación, transporte, seguridad? Más de un millón de panameños inscritos y solo convocados para elegir, votar o escoger dirigentes.
Más aportan 12 personas agrupadas en ‘la sociedad civil' o el Colegio de Abogados, la Apede, el Conep, o cualquier gremio. Si los partidos no vuelven a los debates internos, a los foros de discusión, a los comunicados y expresión de sus miembros, ¿para qué inscribirte?
Los partidos son la expresión política de la población, pero en Panamá eso no es verdad. O la población ha caído en una gran apatía política o los partidos no han llenado las expectativas de la población y son solo un vehículo electorero. Quizá el único con visual sea el partido Panameñista, no interesado en crecer, o el Popular, que acepta su realidad de ser un partido anormal en nuestro conjunto de partidos. Y, sin partidos organizados y activos, ¿cómo atraer a los jóvenes?
Yo quiero pensar que estamos en un periodo de transición y que pronto emergerán los liderazgos en los partidos que devuelvan el sentido correcto de los partidos y que vuelvan a ser participantes del debate nacional, con foros y aportes en búsqueda de soluciones. Partidos que practiquen con el ejemplo lo que promulgan. Se quejan de la forma de escoger magistrados, pero escogen sus candidatos a diputados, alcaldes y representantes sin ningún tipo de filtro, permitiendo que lleguen a puestos de elección personas altamente cuestionadas en la sociedad. Personas de pasado gris o negro compiten por dirigir los partidos, entonces, ¿cómo proyectar su lucha contra la corrupción?
Hoy, reflexionando sobre la pregunta de los jóvenes, me he convencido de que tenemos que cambiar los partidos políticos, si queremos involucrar en ellos a la generación que viene, más sana y honesta que la nuestra. Si no cambian los partidos, mejor es que los jóvenes se organicen en la sociedad civil, los gremios, asociaciones y clubes cívicos. Y nuestra sociedad, en lugar de dar más fuerza a los partidos con reformas electorales, mejor fortalecer las candidaturas independientes y debilitar los partidos, en vista de que han fracasado en su misión principal.
La crisis política que vive el país comienza en los partidos políticos, aunque nadie quiere poner el dedo en la llaga. Hemos dejado toda la opinión pública en manos de noticieros de la mañana y periodistas y los aportes de partidos son nulos. Los dirigentes creen que con entrevistas a miembros es la opinión del partido, no; los miembros quieren debate interno y posiciones que se lleguen tras discusiones, no lo que opina uno u otro dirigente.
Se requiere una reingeniería de los partidos urgente y que el Tribunal Electoral no apadrine más a los actuales partidos que no cumplen con su función política.