Odebrecht Usó A Panamá Para Blanqueo: Fiscalía Brasileña
Los fiscales brasileños han desenmarañado una compleja y sofisticada arquitectura financiera, creada por especialistas para ocultar el rastro de decenas de millones de dólares, presuntamente destinados para el pago de coimas.
Los fiscales han resuelto un rompecabezas que implica tres niveles de presunto lavado de activos, que serían entregados ya “limpios” a los destinatarios finales, exejecutivos de la estatal Petrobras, que guardan arresto, en espera de que concluyan sus procesos judiciales.
En ese esquema de presunto lavado de activos, una sociedad constituida en Panamá – Constructora Internacional del Sur– fue destinataria de más de 47 millones de dólares, en una cuenta en Credicorp Bank.
Un hecho que llamó la atención de los fiscales –y que fue anexado a la denuncia contra Marcelo Odebrecht– fue una noticia publicada en febrero pasado por La Prensa, en la que se narra que la sociedad cambió de agente residente tres semanas después de que tomara posesión el expresidente Ricardo Martinelli, en julio de 2009.
Igualmente, destaca la denuncia, este trámite se hizo con la participación personal de Francisco Frankie Martinelli, primo del exmandatario Martinelli, quien también está vinculado a un contrato secreto de más de 2 millones de dólares que una sociedad offshore, que presidía su exchofer, firmó con un contratista del consorcio Odebrecht-FCC, constructor de la línea 1 del Metro.
La misma noticia también señala que Constructora Internacional del Sur fue disuelta en agosto de 2014, en medio de la operación Lava Jato, la misma que ha puesto al poderoso presidente de Odebrecht en la cárcel.
De las cuentas de Constructora Internacional del Sur –tras un largo viaje por tres continentes– salieron más de 3 millones de dólares para ejecutivos de Petrobras, en cuentas bancarias en Suiza, y cuyos fondos provenían –de acuerdo con las investigaciones en Brasil– de sociedades pertenecientes al grupo Odebrecht.
PANAMÁ, UN PARAÍSO PARA ODEBRECHT
Marcelo Odebrecht llegó a Panamá para hablar del destino de América Latina. Fue ejemplo para los hombres más ricos del continente. Dio consejos y se impuso –poderoso– en una cena en la que coincidió con varios presidentes de la región. Era abril de 2015 y la flamante Cumbre de las Américas, el escenario.
Para ese entonces sus días más oscuros estaban escritos. Los fiscales de su natal Brasil habían levantado toda la información que documentaría la red de corrupción más escandalosa de América.
Bautizaron el caso como lava jato (lava auto) y fichan a Marcelo Odebrecht como uno de los líderes del cartel de corrupción, coimas, sobornos y lavado de dinero en el que están implicados las empresas más importantes del país sureño y sus líderes políticos, cuyas consecuencias estremecen con fuerza y a diario a todo el continente.
El seguimiento de las transacciones de Odebrecht parece no dejar cabos sueltos y las acusaciones ponen al heredero de la constructora más importante de Brasil de regreso a Panamá. De hecho, nunca se fue.
La estrecha franja centroamericana no tiene un papel accidental en el supuesto esquema de sobornos. Por el contrario, Panamá es la pieza clave y neurálgica en el modelo que habría usado Odebrecht para ocultar y lavar dinero durante los últimos 10 años, de acuerdo con la información que manejan los fiscales.
La ruta del dinero era compleja, precisamente para hacer difícil su rastreo. Pasaba por Europa, África y América, y tenía tres niveles de “limpieza”.
Era muy parecido al ciclo de una lavadora: restriega, enjuaga y por último, tuerce. En el caso de Odebrecht habría mucho que “lavar”.
El 19 de junio, a Marcelo Odebrecht le llegó la hora de ir a prisión. El Ministerio Público Federal de Brasil acusa a la corporación Odebrecht de haber obtenido ventajas contractuales multimillonarias a través de un sistema gigantesco de sobornos y blanqueo de capitales.
Este diario tuvo acceso a detalles de la investigación judicial descrita en la denuncia a Marcelo Odebrecht. El documento detalla las complejas maniobras ilícitas a través de la sociedad Constructora Internacional del Sur, constituida en Panamá, la cual fue destinataria de coimas por $47.2 millones.
A diferencia de otras empresas de papel, cuyas operaciones están absolutamente fuera de Panamá, Constructora Internacional del Sur se movía como los peces en el agua. Usó el sistema de sociedades anónimas y también el sistema financiero a través de una cuenta bancaria en Credicorp Bank.
Odebrecht tenía una determinante cuota de poder en el manejo de todo. A través de otras sociedades domiciliadas en África y Europa era quien alimentaba a Constructora Internacional del Sur.