Más sobre Ovin Julio Miller

Insisto, no estoy en contra del curso de la justicia, pero el caso de Ovin Julio Miller quedará como una muestra del exceso de quienes forman parte del Ministerio Público. Ahora, recalco y repito esa frase del Varón de Montesquieu, ‘la justicia debe ser como la muerte, no exceptúa a nadie'.

Hoy, cuando hablamos del hacinamiento de las cárceles, el Gobierno, a través de fiscales y jueces, debe reevaluar el estatus de los prisioneros y, a la mayor brevedad, decretar libertades condicionales. Eso, mientras se concreta la adquisición de los brazaletes.

Si pedimos medidas menos severas para figuras de reconocida trayectoria y para los encumbrados de cuello blanco, también debemos dirigir la mirada hacia aquellos ciudadanos y ciudadanas que hoy cumplen encarcelamiento, sea por condena o a la espera de la misma.

Hay quienes tienen la ventaja de que son ‘Don alguien', pero los ‘Don nadie' se pudren en las mazmorras, sin que, autoridad alguna o gremio, aboguen por ellos. Son las desigualdades que se dan en un país que se desgarra en el anacronismo y la prehistoria.

No solo debemos luchar por los derechos de Ovin Julio Miller, también hay que hacerlo por aquellos descamisados, por los que no tienen acceso a los medios masivos, por los que sufren las injusticia de un sistema perseguidor y criminal.

Así como los funcionarios de Sinaproc impiden la entrada en un estadio debido al lleno completo, alerta de no ir a las playas, por sus condiciones imperantes, también deberían estar afuera de las cárceles, para impedir que más presos entren, debido al hacinamiento.

Nuestro sistema penitenciario es una bomba de tiempo.

PERIODISTA Y DOCENTE UNIVERSITARIO.

 

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