‘Lección De Vida: Grande Panamá’:

En los últimos meses el mundo pudo comprobar lo que era un secreto a voces, la Federación Internacional de Fútbol Asociación, mejor conocida como FIFA, no es más que otro organismo manchado por la corrupción. Muchos de sus dirigentes se vieron envueltos en grandes escándalos de corrupción, por ejemplo, el presidente de la Confederación de América del Norte, Central y el Caribe de Fútbol (Concacaf), Jeffrey Webb, fue uno de los mayores implicados en estos casos, lo que deja mucho que decir de la organización que rige nuestra región.

La Concacaf celebró el pasado mes de julio su máximo torneo regional, la Copa Oro. Todo un país se unió para disfrutarla, sin embargo, los panameños vivimos el amargo sabor de la derrota ante México por circunstancias injustas. Cada jugador de la selección panameña demostró tener la suficiente capacidad para brindarnos un juego digno de admirar, pero, lastimosamente, el resultado no se logró. No porque los jugadores hubiesen fallado, sino porque Panamá no llenaba los bolsillos de la Concacaf.

El día a día del ser humano está lleno de injusticias, por ejemplo, el niño que se levanta en la mañana y no tiene qué comer o el abuelito que despierta sin un hogar, entre otras situaciones.

El fútbol une a personas de distintas razas, sexos y religiones, sin importar las circunstancias que vivan los seres humanos. Lastimosamente, durante las últimas décadas este deporte se ha visto manchado por la corrupción y esto causa mucha preocupación. Lo que vivimos y sufrimos durante la Copa Oro es una muestra extrema de cómo esta enfermedad está acabando con la sociedad. Lo que verdaderamente marca una diferencia, es lo que cada uno de nosotros, como humano, puede hacer para que no se repitan estas injusticias. En el caso particular del polémico partido contra México, admiro la manera en que nuestra selección se manifestó, una vez terminado el encuentro, es decir, mediante una fotografía en la aparecen los jugadores con toallas escritas con la frase: “Concacaf ladrones, corruptos”. Puede parecer algo insignificante, sin embargo esa imagen recorrió el mundo entero y marcó a muchas personas, logrando el objetivo de sus protagonistas.

Muchos miembros de las nuevas generaciones que observan el fútbol recibieron un mal ejemplo al ver lo sucedido y escuchar los comentarios que señalaban que el árbitro había sido comprado o de la inconveniencia de que México y Estados Unidos no estuviesen en la final, porque ello hubiese representado grandes pérdidas económicas. Además, recibieron el mensaje equivocado de que para alcanzar algo hay que comprarlo o para tener dinero hay que cometer actos injustos, como los que sufrió la selección panameña. Pero los jugadores, al repudiar esos actos de corrupción, dieron una lección tanto para el fútbol como para la vida, y eso debe ser reconocido. Confío en que con acciones similares, paso a paso, la sociedad irá tomando un nuevo rumbo.

Ahora bien, fuera de lo ocurrido en la Copa Oro, como panameños, tenemos la obligación de apoyar más al deporte nacional, por ejemplo, a la Liga Panameña de Fútbol. En lo personal, después de haber visto y sufrido todo lo que vivieron los jugadores durante la pasada copa, me comprometo a apoyar a la liga porque es ahí que se forja a los jugadores que llevarán la camiseta de Panamá. No es posible que veamos más los juegos de las ligas española, inglesa o italiana, que los de la panameña. Es hora de empezar a valorar lo nacional, de admirar lo que tenemos aquí en suelo patrio, y no solo en el fútbol, sino en disciplinas como la natación y el baloncesto, entre otras. Si no apoyamos a nuestros representantes, ¿quién lo hará? Tenemos que ser nosotros los que estemos pendientes y le demos aliento a todos los deportistas que se levantan a las 4:00 a.m. a entrenar; que dejan de lado los compromisos familiares o hacen sacrificios para representarnos con dignidad, tal y como lo hicieron los jugadores de la selección de Panamá.

Aquí se da el fenómeno de que los apoyamos solo cuando ganan, pero nos desentendemos cuando pierden. Esto debe cambiar, hay que estar con ellos, en las buenas y en las malas, pues hacen grandes sacrificios para estar donde están. Yo, como panameña, me siento y me sentiré orgullosa de ser representada por cada uno de ellos. Por eso, exhorto a los panameños a que apoyen a los deportistas que, día a día, dejan un legado al representar al país. ¿Cuál es tu legado?

A pesar de que la sele no trajo la copa a Panamá, los jugadores quedaron como héroes, no solo ante este país, sino ante el mundo. Repudiar la corrupción es una acción que debe ser replicada por cada uno de nosotros, tal y como ellos lo hicieron.

 

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