La justicia simple tampoco llega
Dejar sin solución de fondo una injusticia aparente, reclamada o cierta, es la peor de las circunstancias a que se puede ver sometido un ciudadano, que creyente en el Estado de derecho, acude a las instancias pertinentes a obtener respuesta a su ruego de otorgar a cada cual lo que le corresponde. La decisión de la Sala Tercera de la Corte Suprema de Justicia, con la ponencia del recientemente nombrado magistrado Cecilio Cedalise frente a la acción interpuesta por los ciudadanos residentes en el área residencial Coco del Mar es justamente esa. Como quien atrapa fantasmas en el aire, la Corte plaga su sentencia de formalismos no llenados y procedimientos incumplidos, para, sin entrar al fondo, darle un portazo a quienes, defendiendo su derecho a vivir en tranquilidad y decentemente, piden a la Corte Suprema de Justicia que defina si corresponde con la zonificación establecida la mole de cemento que han construido frente a sus casas… y que pronto será las casas de otros tantos panameños, para complicar más el área urbana del barrio sanfranciscano. El meollo es un grupo de ciudadanos que, teniendo que interrumpir sus normales actividades, acude a buscar justicia y, como si la promesa fuera la burla reiterada, lo que reciben es un ‘aquí no atendemos, así que vayan a otro sitio '. No hay otro lugar, no hay otros responsables, las autoridades que administran justicia son las que deben resolver estos temas en el fondo. Si no lo hacen, dejan a los ciudadanos en el peor de los escenarios. No saben cuánto daño hacen… ¿o sí lo saben?