La justicia como instrumento político
Dicen los abogados que la justicia debe ser ciega, sorda y muda. ¿Es eso lo que ocurre en nuestro país? Los cuestionamientos contra el sistema de justicia en Panamá, saltan a diario y no es un solo sector, sino todos, dependiendo de quién sea el afectado. En pocas palabras, el sistema de justicia tiene un serio problema de confianza y credibilidad. Si analizamos la génesis del problema, el papel de los fiscales está siendo más mediático que jurídico, porque parece que no buscan la verdad, sino el aplauso. Lo peor es que se festina en los medios y luego, cuando se caen los casos, la culpa es de los jueces que los ‘compraron’. Cuando los casos llegan al judicial, las cosas tampoco parecen estar del todo correctas. No es uno, sino varios jueces y magistrados que han sido seriamente cuestionados por sus decisiones que a todas luces vulneran el debido proceso. En pocas palabras, el sistema de justicia ‘baila al son que le conviene’ y no es justo. La lógica indica que a la justicia hay que darle un revolcón y poner en el sistema a hombres y mujeres que verdaderamente crean en una justicia real y efectiva, no como un instrumento político. Es necesario que emerjan esos funcionarios honestos que hay en el sistema y empiecen a accionar con su poder moral contra los corruptos incrustados en el Órgano Judicial. No hay tiempo para esperar y cuanto más rápido actuemos, rescataremos el sistema de las garras políticas y de los bribones de este país. En cuanto al Ministerio Público, los fiscales tienen el deber de perseguir el delito, pero grabarse en su conciencia que es culpable la persona cuando se le demuestre y así lo determine un juez. Ya basta de seguir con la tesis de que la persona investigada es la que tiene que demostrar su inocencia y mientras tanto, la encierran en la cárcel, donde sufre la condena previa al juicio justo al que tiene derecho.
Redacción La Estrella de Panamá