La desaparición del PAN
La lucha contra la corrupción debe ser implacable. La historia reciente nos muestra una infinidad de ejemplos de cómo, so pretexto de luchar contra este flagelo, el remedio termina siendo peor que la enfermedad. Cuando el Gobierno de Endara (1989-1994) creó el Fondo de Emergencia Social (FES), se justificaba la nueva institución. El país había entrado en una profunda crisis económica y social, que no había tiempo para la burocracia. En el Gobierno de Pérez Balladares (1994-1999-) el FES empezó a señalarse como una entidad innecesaria y a la vez un foco de corrupción producto de que esas mismas contrataciones directas que —so pretexto de la urgencia notoria— terminaban favoreciendo a amigos. Mireya Moscoso (1999-2004) cambió el FES por el Fondo de Inversión Social (FIS), que siguió con la práctica del dedo en las contrataciones directas, lo que se agigantó en el Gobierno de Torrijos (2004-2009). Martinelli (2009-2014) reformó el FIS y creó el Programa de Ayuda Nacional (PAN), cuyos escándalos de corrupción han sacudido el país por las decenas de millones de dólares del erario que terminaron en los bolsillos de los allegados al poder. Ayer se anunció que el Gobierno de Varela le da muerte al PAN y crea la Dirección de Asistencia Social (DAS), prometiendo también más transparencia y combate a la corrupción. ¿No es mejor eliminar de una vez por todas esta entidad que solo cambia de nombre, porque la corrupción sigue intacta y creciendo.