La casa de la humanidad

La Cumbre Mundial sobre el Cambio Climático culminó con éxito; su propósito fue la concertación de un acuerdo mundial para reducir el aumento de la temperatura global; en palabras llanas, para controlar ‘la fiebre ' de nuestra casa común, el planeta Tierra; la fiebre es el signo y el síntoma de esta gravísima enfermedad, cuyo mayor riesgo, continuando con el símil del enfermo, sería la muerte por golpe de calor, consecuencia directa e inmediata del fallo de la regulación térmica. El daño que le hemos causado ya ha traducido múltiples efectos deletéreos y de no actuar sobre los factores desencadenantes del incremento de la temperatura, lo que está en juego es nada menos que la supervivencia de nuestra especie. En consecuencia, es digno del mayor reconocimiento el compromiso asumido para promover la máxima concienciación, para aplicar medidas efectivas a corto plazo y de forma progresiva, así como para la aplicación de un programa de supervisión, evaluación y control. La explotación irracional de los recursos naturales no renovables, así como el desmedido consumismo imponen la urgente e inaplazable tarea de mejorar la educación, así como la de promover la instauración de un Tribunal Internacional de Justicia Ambiental, porque corregimos el rumbo o el ‘shock ' térmico dará cuenta de nuestra especie.

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