Huele Mal, Huele Mal

¡Huele mal, huele mal la Asamblea Nacional! Coreábamos el 1 de julio llegando a la plaza 5 de Mayo. Dos horas antes habían terminado las votaciones de la nueva junta directiva del Parlamento panameño. Todos los panameños vimos cómo las dirigencias de los partidos políticos protagonizaban una venta según sus intereses personales. No del electorado que los eligió.

Los ‘decentes' del PRD no tuvieron escrúpulos en sentarse con los diputados que aprobaron todas las leyes que pusieron en riesgo la institucionalidad democrática de Panamá y se prestaron para la corrupción del último quinquenio. Negociaron con los ‘corruptos' del CD. ¿De qué estamos hablando? ¿A quién creerle ahora, cuando la ‘Llanera Solitaria', esperanza de muchos, también le dio el voto al diputado que propuso la ‘Ley Chorizo'?

Hubiese sido mejor abstenerse.

El gran ganador de esta inmundicia es el Cambio Democrático. Demostraron una vez más su política corrupta de negociación entregando trece votos para una nómina y once para la otra. Evidenciaron los acuerdos bilaterales que tuvieron con cada una de las nóminas. Práctica instituida por Ricardo Martinelli: desenmascarar a los políticos, desmoralizar a la población de tal manera que el pueblo desee que vuelva el monstruo. Perder con dignidad es lo que le tocaba al PRD y dejar que el partido Panameñista se vuelva a enmugrecer con el Cambio Democrático, como lo hizo en el periodo anterior.

La decadencia de los partidos políticos en 1968 había llegado a tal nivel que ya era imposible la convivencia pacífica. Los partidos políticos eran incapaces de gobernar con honestidad. Se derrumbaron por su falta de visión como nación. Naufragaron por sus elitistas intereses.

Aquella farsa se vino abajo y llegaron los militares golpistas. Represión, carcelazos y muertos fue el saldo nefasto de ese cambio de timón. Todo cambió el 16 de diciembre de 1969, cuando inició el Proceso Revolucionario de Omar Torrijos Herrera, quien trajo la prosperidad y salvó a este pueblo de caer en manos de dictaduras de la talla de Leonidas Trujillo, Augusto Pinochet o un Batista en Cuba.

Recordemos los asesinatos de los asiáticos en La Chorrera. Un testigo involucró a oficiales y nada más se ha sabido. ¿Qué pasó con el crimen a los dos niños hindúes? El atroz incendio en el Centro de Cumplimiento, convirtiendo a cinco jóvenes en antorchas humanas. Allí están, detenidos con privilegios.

No borremos de nuestra memoria el brutal ataque a San Félix, las violaciones a niñas y mujeres. La crueldad con la que se ensañaron Senafront y la Policía Nacional con el pueblo de Colón y la ferocidad con que reprimieron a Changuinola por la ‘Ley Chorizo'.

El deterioro de los partidos políticos y la lentitud de Varela están buscando un golpe de Estado militar. Eso es lo que nos espera, si no corregimos el rumbo.

¿Cuál es la esperanza de triunfo en el 2019 del partido de mayor membresía en Panamá? ¿Cuál es el planteamiento del PRD en cuanto al desarrollo económico con equidad? ¿Qué proponen para resolver el problema de la Potabilizadora de Chilibre, a punto de estallar la contaminación del agua que afectará la salud de un millón seiscientos mil panameños? ¿Qué dice mi partido Revolucionario Democrático acerca de la rapiña de los ‘Zapatos del pueblo' y pareciera el modelo a seguir de ‘El pueblo primero' con la venta de las áreas del Canal, violando la Ley 21 de 1997 y poniendo en peligro la operatividad del Canal de Panamá?

Los Movimientos Populares y la Cámara de Comercio de Chiriquí han hecho propuestas y fijado una posición con respecto a Barro Blanco. ¿Qué ha hecho la actual dirigencia del PRD? Pelearse espacios en la Asamblea y acomodarse, otros, en el Gobierno de ‘El pueblo primero'. Esa ha sido su prioridad.

Ya no hay moral para hacer oposición, salvo contadas excepciones en el PRD.

En el fondo tenemos la ilusión de que se levante un líder que haga propuesta, limpie al partido, unifique a todos en torno a un proyecto político económico y social.

Mientras eso se dé o no… ¡a tomarse las calles, exigir transparencia, presionar para que se haga justicia! Unirnos sociedad civil y movimientos populares. Denunciar la corrupción y lograr consenso para la convivencia pacífica y democracia participativa.

 

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