El Panamá que conozco, ¡pa’lante!
El año 2016 es en la historia del reconocimiento de Panamá en el siglo XXI un año muy especial por la coincidencia de tres acontecimientos muy importantes:
Primero: cosa obvia para cada panameño, es decir, la apertura de la segunda vía del Canal de Panamá, una arteria de navegación decisiva para la vida, el desarrollo y la prosperidad de Panamá, pero también (y esto lo saben solo unos pocos) para todo el mundo.
El Canal de Panamá es, desde el punto de vista de la economía mundial, igual de importante que una arteria para la vida de un ser humano.
Segundo: Jornada Mundial de la Juventud en Cracovia y, relacionada con ella, la visita a Polonia del presidente de Panamá, don Juan Carlos Varela, y una alegre delegación formada por la juventud panameña cantando.
Dadas las circunstancias, los ojos del mundo cristiano (y no solo cristiano) se han fijado en el papa Francisco, como anteriormente se fijaban en el papa Juan Pablo II un personaje fascinante y han visto lo siguiente: a los presidentes de Polonia y Panamá, y la bandera de Panamá ondeando orgullosamente. A la vez nos entramos con que el testigo de la Jornada Mundial de la Juventud pasa ahora de Polonia a Panamá. Actualmente tenemos apenas tres años para poder prepararnos bien para esta fiesta internacional y recibir dignamente una multitud millonaria de peregrinos que vendrá a Panamá.
Deberíamos, sin demora, emprender desde el día de hoy los preparativos para este evento.
Tercero: Panama Papers y Mossack Fonseca: este acontecimiento ha sido tan difundido por los periodistas y la prensa internacional como si en el mundo no hubiera ocurrido otra cosa importante. Creo que solo si Panamá hubiera desencadenado la tercera guerra mundial la repercusión mediática habría sido mayor.
Los periodistas que recibieron la información ya hecha, robada del bufete Mossack Fonseca, se pronunciaron de repente como periodistas de instrucción, a pesar de que no encontraran nada en su supuesta instrucción y todo su esfuerzo consistiera en familiarizarse con el material pronto. Sirviéndose medias verdades o simplemente mintiendo han estado intentando y siguen intentando convencer al mundo de que Panamá es un país donde no se paga impuestos, que Panamá ha creado sistemas para cobijar a delincuentes fiscales y que es un paraíso fiscal.
Es reprobable el hecho de que el presidente de Rusia Vladimir Putin, de Ucrania Petró Poroshenko, dignatarios chinos, deportistas y directivos deportivos como Lionel Messi o Michel Platini, el padre del primer ministro David Cameron o decenas de miles de personas para no pagar impuestos engañaran a sus países infringiendo leyes que se supone debían respetar y defender. Es de reprochar también que el bufete panameño Mossack Fonseca, atendiendo a sus intereses, les constituyera empresas y les abriera cuentas bancarias en las Islas Vírgenes, Chipre o en las Caimanes.
En consecuencia, resulta que la culpa de todo el mal es de Panamá. Nadie se acuerda de los paraísos fiscales en Mónaco, Lichtenstein o Luxemburgo donde se han estado escondiendo y siguen escondiéndose los tiburones del mercado europeo.
Para desviar la atención lo mejor es culpar y llenar de barro a Panamá.
Propongo a los países más culpados y a sus Gobiernos que creen unas condiciones para la inversión y para el desarrollo como los que ha creado Panamá. Para que introduzcan una tasa de impuesto ‘0' para los productos alimenticios, un 7 % para los productos industriales, y facilidades para los jubilados. Así nadie buscará un lugar donde poder vivir mejor.
Me dirijo al señor presidente, al Gobierno de Panamá para que no se sometan a la presión de estos grandes que, incapaces de resolver sus problemas mercantiles y económicos, para desviar la atención, acusan a Panamá de haber cometido hechos que no ha cometido. No cambien lo que está funcionando bien solo porque los demás lo deseen. Hagan todo lo posible por el bien de Panamá y de sus ciudadanos.
Concluyo citando un proverbio polaco (porque, como bien es sabido, los proverbios son la sabiduría popular): ‘Los perros ladran pero la caravana sigue su camino'. No nos fijemos en los demás, no miremos hacia atrás, adelante Panamá. (Sigue pa‘lante Panamá).