El Canal ampliado y la nueva economía

Dos meses, aproximadamente, han transcurrido desde la inauguración del Canal ampliado, luego de las dudas, la zozobra y las suposiciones sobre la viabilidad y la transparencia del proceso. Hoy ya tenemos en funcionamiento la vía para el comercio mundial, abaratando costos por volumen. Una ventaja de la economía de escala que nos enseñan en la universidad, menor costo para los clientes por tonelada transportada y mayor ingreso para la Autoridad del Canal de Panamá (ACP).

Como los ingresos por el usufructo del activo más productivo que tiene el país, el Canal, están proyectados a aumentar en gran escala, ya vemos a los políticos y a gente del Gobierno, con los dientes afilados, empezando la batalla por establecer un liderazgo para manejar esos ingresos.

El país sigue creciendo, a menor velocidad que el quinquenio pasado, pero eso tiene su explicación en el aumento del endeudamiento público en más de 10 mil millones de dólares, que inflaba el crecimiento real. En este quinquenio veremos, pues, un desaceleramiento, pero a inicios de 2020 debiéramos ver otro repunte de la economía, por lo que se hace atractivo para la clase política nacional.

La nueva economía tiene a los jóvenes, como los mayores impulsores (para 2019 se espera que la población entre 17 y 45 años sea cerca del 60% o más), esto aunado a la tecnología y su exponencial crecimiento, hace difícil a la vieja guardia poder articular un mensaje creíble bajo la premisa de que los mismos trucos van a funcionar después de 30 años.

La juventud tiene mucho por qué luchar. Quizás le falten líderes que la inspiren, que quieran ser parte de la vida pública, pero cómo culparlos si todos los días vemos que la decadencia de los políticos se desborda en los noticieros.

Debemos pelear por una mejor educación, mejores condiciones de salud pública, mejor uso de los activos del país y, sobre todo, crear una sociedad de primer mundo con ciudadanos conscientes de su rol. Estas son las luchas de las nuevas generaciones, que tienen mejores herramientas para llegar a más gente que escuche su voz, y para que sus mensajes lleguen y muevan masas.

Actualmente, la sharing economy (economía compartida) irrumpe en los sistemas, descentralizando los poderes establecidos. En el futuro no muy lejano, no será necesaria la banca, como la conocemos; los malls y el comercio, como los conocemos; ni si quiera el gobierno, como lo conocemos. Entonces, ¿no deberíamos, los jóvenes, debatir sobre la economía del futuro, en vez de dejarle ese trabajo a las personas que solo estarán vigentes por los próximos 10 años? ¿No deberían los medios abrir espacios a los jóvenes para que se expresen, sin que sean cuestionados o moderados por personas de otras generaciones?

Es mi trabajo alzar la voz, mostrar mi posición y hacer que el futuro que quiero se vuelva realidad.

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