Debatiendo la identidad
Tal vez dejamos la impresión de que estamos en contra de todo; pero, no es así. Ningún ciudadano, en su sano juicio, quiere que al país le vaya mal. Sin embargo, hay cosas que simplemente no nos parecen. En el ejercicio de estimular a que se den mayores ingresos económicos para el país, de crear y sostener empleos, no es necesario que desvirtuemos la estructura de nuestro carácter cultural y social. Lo hacemos con el ‘Thanksgiving ' y ahora con el ‘Black Friday '. Una versión de este artículo lo publiqué hace dos años; y, para como van las cosas, no mejoramos.
A mucho pesar, Panamá no es más que un lugar en donde vive gente. No es un país; o tal vez, sí lo es: ‘portátil ', como dice Rubén Blades. Y para colmo, ‘se vende '. Algunos se aferran y tienen amor por algunas cosas. Las reinas de Calle Arriba y Calle Abajo, de cualquier pueblo, ya no importa. La pollera, el montuno. La hojaldre y el chicheme. El arroz con coco y pesca'o frito tipo antillano, el baile congo y el calipso. El incienso hindú y el dragón chino. Muestras culturales dispersas, de grupos humanos que compartimos el mismo espacio. Pero no un país… mucho menos una Nación.
A mucho pesar, Panamá no es más que un lugar en donde vive gente. Nos sobrecoge una población que piensa y funciona en el presente vago; ayudado por los medios: con la fabricación de figuras artificiales y vacías que no agregan valor a lo sucedido en las últimas décadas del siglo pasado en esta tierra… que costó vidas por la defensa de la dignidad nacional y la recuperación e integración del territorio panameño.
En una conferencia sobre Innovación, el expositor principal hizo referencia a los 21 temas de invención más importantes para el siglo XXI. Además de asuntos como: la conservación energética, la protección de los recursos naturales, el manejo adecuado de los desechos, la exploración espacial, el compartir el conocimiento y la comunicación global… la preservación de la historia humana forma parte importante de esos 21 temas.
¿Qué historia humana? ¿Quiénes somos en realidad? ¿Somos los que defendieron el honor durante los incidentes de la Tajada de la Sandía el 15 de abril de 1856… el 9 de Enero de 1964… o los que recibimos el Canal el 31 de diciembre de 1999… o los que salen despepitados a gastarse los reales en el ‘Black Friday '?
Tanta valentía y arrojo nacionalista ¿qué se ha hecho? Tanta conciencia de país y Nación. Tanta dignidad y patriotismo. ¿A qué hemos trascendido? Una cantaleta constante por dos semanas diciéndote que tienes que levantarte temprano para hacer filas en un centro comercial para comprar algo que en realidad no necesitas a un precio que el dueño del local decide. En verdad, eso ¿en qué te convierte?
Como asunto curioso, la gente hace fila para adquirir elementos relacionados a seis de las 20 innovaciones más importantes del siglo XX que definió el National Academy of Engineering (televisores, equipos electrónicos, teléfonos, computadoras, etc.). Y más curioso aún, de los temas para el siglo 21 no aparecen, por el momento, aparatos de consumo. Son temas que tienen que ver, en su conjunto, con la preservación de las condiciones de vida y de la especie más allá de nuestro tiempo.
Son temas que buscan las más brillantes ideas a fin de que podamos corregir nuestros propios desaciertos en lo referente a lo que hace daño a la naturaleza. Y por si acaso, innovar para irnos de aquí, recorrer el espacio en busca de otro sitio en donde continuar el desarrollo evolutivo. ¿Qué parte de lo que somos aquí debemos preservar para que la humanidad del futuro se acuerde de nosotros? ¿Serán las razones que nos hicieron hacer esa fila el viernes pasado?
Solo como referencia (porque hay muchas definiciones parecidas y similares), el profesor del London School of Economics, Anthony D. Smith define Nación como: ‘Una comunidad humana con nombre propio, asociada a un territorio nacional, que posee mitos comunes de antepasados, que comparte una memoria histórica, uno o más elementos de una cultura compartida y un cierto grado de solidaridad… '. Eso, aquí en Panamá, no somos. No porque lo dicen nuestra Constitución y las leyes significa que somos una cosa. Hay que querer serlo, vivirlo y ante todo, defenderlo.