Conmemoraciones del último mes del año

La conmemoración del nacimiento del Niño Dios, que optamos por celebrar en diciembre, es el acontecimiento religioso más significativo que celebra la cristiandad panameña. Muchos comercios lo aprovechan para sus propios fines y se le intenta matizar dándole un cariz mercantil con la compra de toda clase de mercancías para obsequiar, pero la esencia del suceso es el amor que el Padre profesó por la humanidad cuando envió a su Hijo para abrirnos la puerta a una vida sobrenatural, a la que jamás hubiésemos tenido acceso sin Su muerte en el Calvario. Muchos optamos por ignorar ese amor y el genuino sentido de la época en un mundo convulsionado por el terrorismo, las luchas fratricidas y la corrupción que asoma por todas partes.

El último mes del año, según el antiguo calendario romano, es para nosotros época de especial significado, cargada de remembranzas que han marcado nuestra historia y de experiencias que nos han dado sentido como nación. Muchas son las fechas que durante el mes nos sirven para recordar y reflexionar no solo sobre el rumbo de nuestra nación, sino también sobre nuestras vidas y nuestras responsabilidades ciudadanas. Menciono solo algunas.

El primero de diciembre se celebró el Día del Maestro, honrando la memoria del insigne educador Manuel José Hurtado en el aniversario de su natalicio. Como tradicionalmente se ha acostumbrado, se distinguió a un docente en reconocimiento a una trayectoria distinguida que evocaba a los maestros que marcaron huellas imborrables en nuestras vidas al brindarnos el privilegio de una enseñanza ejemplar e inculcarnos los principios morales y cívicos necesarios para sentar las bases de una gran nación. Todos clamamos porque la presente y futuras generaciones de docentes jueguen el papel adecuado para modernizar nuestro sistema educativo y formar la clase de ciudadanos que demanda el futuro del país.

El Día de la Madre celebramos el amor materno. Coincidiendo con el homenaje a la Inmaculada Concepción de María, ningún hijo consciente del valor de ese amor pudo dejar el martes de mostrar su agradecimiento al ser a quien le debemos todo lo que somos. Contrasta con las penurias y desazón que sufren las madres solteras o abandonadas por sus parejas.

El 12 de diciembre conmemoramos la gesta nacionalista de 1947, cuando el pueblo panameño se manifestó en las calles contra las intenciones oficiales de prolongar la presencia de bases militares norteamericanas establecidas en nuestro país durante la Segunda Guerra Mundial. Las manifestaciones de estudiantes y del pueblo en general forzaron a la Asamblea Nacional a rechazar el famoso Convenio Filós-Hines. Después de treinta años, y hasta hoy, logramos acabar con esa presencia militar.

Un 20 de Diciembre, hace 26 años, amaneció Panamá envuelta en los trágicos acontecimientos propiciados por la descomposición política y social que nos asfixiaba. Gracias a la ecuanimidad y responsabilidad histórica de quienes asumieron entonces el poder, se pudo encarrilar el país por senderos de paz y progreso. Pero en el camino aparecieron nubes amenazadoras que pusieron en entredicho lo logrado en democracia. Tenemos que mantenernos vigilantes.

El 28 de diciembre rememoramos la degollación de los Santos Inocentes de Belén que Herodes el Grande ordenó para deshacerse del peligro que le significaba aquel recién nacido en Judea. Hoy mueren miles de infantes huyendo con sus padres de los Herodes de la pobreza, la enfermedad, la ignorancia y de áreas de conflictos en el mundo.

Este mes es especialmente apropiado para reflexionar sobre estos hechos históricos que nos tocan muy de cerca. Intentemos pasos concretos para ser mejores personas y mejores ciudadanos y lograr hacer de Panamá una mejor nación.

Los comentarios están cerrados.