Con respecto al caso Mossack-Fonseca Mora
Desde que el organismo internacional de Periodistas expuso ante la faz del mundo algunas de las triquiñuelas utilizadas por empresas que venden sociedades anónimas, cuentas offshore y trazan estrategias para enmascarar dineros, de manera tal que no paguen tributos fiscales en sus países, Panamá ha estado en el ‘ojo de la tormenta’.
Esto nos ha introducido en varias listas, grises y negras, y nos han advertido sobre la imperiosa necesidad de que se develen los secretos que permiten que muchos miles de millones de dólares desaparezcan para evitar que las autoridades de diferentes naciones puedan cobrar los tributos fiscales que nos son exigidos al resto de los mortales.
De más está decir que nuestro país siempre ha sido considerado un paraíso de las ‘sociedades anónimas’ y de las otras variantes legales que permiten ‘baypassear’ a los entes tributarios mundiales. Por ello, varias naciones se han unido para hacer un frente común que detenga esta llamada mala praxis. Para ello, se han creado organismos públicos y privados que monitorean los procesos de las naciones y empresas que abiertamente ofrecen estos servicios. Llamados inicialmente para cumplir con las leyes, pero que se han ido distorsionando para defraudar.
Nadie en sus cinco sentidos acepta que una empresa que tenga más de 350 mil clientes, en todas partes del mundo, vende un producto 100% sano. Algo malo debe permitirles esquivar los procesos que siempre hacen las agencias tributarias para rescatar dineros que necesitan esas naciones para seguir creciendo.
Pensar que los grandes sátrapas del mundo, presidentes, familias multimillonarias, nuevos ricos, grandes empresarios y muchos de los que se hacen millonarios de la noche a la mañana utilizan esta empresa, por el simple hecho de llamarse Mossack y Fonseca, resulto utópico. Después del escándalo Lava Jato, iniciado en Brasil, pero con ramificaciones fuertes en Suiza y Estados Unidos, han sido los nuevos organismos que persiguen la defraudación fiscal los que han unido esfuerzos para rescatar los impuestos de miles de millones de dólares.
Tomando en cuenta eso, ya sabemos de las cosas que se descubren como pago de coimas para acceder a los grandes contratos por parte de la empresa de Marcelo Odebrecht, con 12 naciones, 8 de América Latina, del continente africano y de otras regiones. Las autoridades, en seguimiento de la ruta del dinero, se han dado cuenta de que los muchos millones de dólares pagados en coimas a mandatarios y exfuncionarios no están depositados en cuentas bancarias legales, sino que están refugiadas en los entramados que se han elaborado casualmente para no pagar impuestos. Y eso le cuesta mucha plata a los que se adhieren a este sistema.
Y no es que lo diga yo, o Usted que me lee, o que lo diga algún opositor político, esas irregularidades han sido confesadas por los propios actores. El dueño de la empresa, Marcelo Odebrecht, 77 altos ejecutivos encargados del entramado y creación de los mecanismos para pagar sobornos y enmascarar los dineros que se pagaron. Ya hay expresidentes juzgados, muchos de sus familiares, ex altos funcionarios, gerentes de bancos, oficiales de cuentas, y sobre todo, que es lo que nos dice que hubo toda la intención de cometer delito, que son las declaraciones de los que desde adentro de Mossack y Fonseca están dando detalles pormenorizados de cómo, cuándo, dónde y por qué se disimulaban mediante una larga cadena de hechos preconcebidos, los destinatarios finales de varios miles de millones de dólares, depositados en paraísos fiscales de todas partes del mundo.
El señor Fonseca Mora hizo serias acusaciones públicas que impactaron en el país y el extranjero. De esa fecha para acá, ha tenido todo el tiempo para presentar las pruebas, pero ahora se observa que no quiere ni siquiera presentarse a hacer sus descargos por las acusaciones directas que le hace una ex colaboradora cercana, como es la abogada María Mercedes Riaño, quien se acogió a las ventajas de la Ley de Delación Premiada e intenta reconocer alguna culpa en este caso, pero sacarle ventaja a la ley recién implementada.
Todo va a depender de que Panamá siga dando muestra de colaborar con las asistencias judiciales que están solicitando Suiza, Brasil y Estados Unidos para que poco a poco vayamos conociendo algunas cosas sucias que se han tratado de ocultar por años en esto de la venta y mantenimiento de sociedades anónimas y cuentas offshore. Vale decir que no solo Mossack y Fonseca tienen la exclusividad en la venta de estos productos. En Panamá hay muchos bufetes de abogados, sobre todo los más renombrados, que también son expertos en la venta de estos productos. Pero están callados, esperando que pase el agüaje que le cae encima a Jürgen Mossack, Ramón Fonseca Mora y a Edison Teano, a quien mencionan también como cabeza visible de todo el entramado denunciado. Amanecerá y veremos.
Ernesto A. Quijada Díaz