Cobardía o valentía?
La calificación de cobardes a quienes han mantenido una posición de crítica y rechazo a la posición gubernamental panameña. De adscribirse al conjunto de países que niegan en propósitos y hasta en acción al Estado Islámico, no es sensata y de alguna manera es desconsiderada con el nacional panameño. La libertad de expresión es un derecho consignado en la Constitución, y en virtud ello puede hacer uso del mismo el ciudadano, siempre que lo haga con el debido respeto.
Precisamente la decisión gubernamental frente al terrorismo impulsado por el EI, hubo necesariamente que generar la reacción ciudadana. Esa es una actitud valiente y responsable, y de ninguna manera cobarde. No leí un solo artículo de opinión fuera de tono, pero sí sesudos y con verdaderos fundamentos. No percibí animadversión en los participantes en debates públicos televisivos sobre el tema, y muy por el contrario mucho interés por el país.
Justamente, como dice un periodista que dirige un programa en un canal extranjero: ‘El buen hablar está íntimamente ligado al buen escuchar '. Todo Gobierno que se precie de ser portador de la voluntad ciudadana, debe atender con mucho sigilo la voces que se levantan frente a un asunto de interés. El escuchar es una actitud correcta y mejor la de atender el querer del ciudadano.
No creo que, por razones políticas, quienes adversan al actual régimen opten por asumir comportamientos críticos y de descalificación frente la decisión del Gobierno de sumarse a la coalición en contra del EI. Como seguro estoy de que muy en el fondo existen en el actual Gobierno quienes comparten la posición de rechazo a la decisión coalicionista.
Es que la sensatez debe ser la consejera de quienes dirigen el Estado, los cuales siempre deben abrir la audición para recibir con inteligencia y simpatía las voces ciudadanas (de oposición o no) que se emitan con sinceridad y valor. Es mejor hablar alto y claro, que conspirar en la sombra, lo cual sí es cobardía.
Y es que, pese a que las relaciones externas del Estado panameño tienen claramente definida su administración y responsabilidad en el mandatario y en el Ministerio de Relaciones Exteriores, no menos cierto es que siempre deben responder al interés nacional. Y, la decisión asumida frente al caso que nos ocupa, no conduce a resguardar el mismo.
De manera que en esta y en cualquier situación que nos afecte habrá que levantar la voz, independientemente de las consideraciones de cobardía que puedan endilgarse; puesto que eso es actuar con responsabilidad con el país que se precia de democrático, a menos que estemos apostando a formas dictatoriales y de fuerza que puedan ejercerse desde arriba.
Decir lo que se siente no es cobardía; escuchar a un pueblo, sí es valentía.