¿Seguro Social O Seguro Mortal?:

Sobre la base de mis experiencias personales, le he pedido a mi esposa y demás familiares que, si caigo enfermo, jamás me lleven a los hospitales de la Caja de Seguro Social (CSS). No obstante, esto no podrá suceder, gracias a Dios, pues no tengo derecho a atenderme en esa institución, porque no cotizo.

Cuando era joven sufrí un fuerte golpe en mi rodilla izquierda y mi papá–que era funcionario de la CSS– me consiguió cita con un médico ortopeda. Para hacer más fácil la atención, fui en pantalón corto y el galeno me pidió que me los bajara. Por supuesto, salí huyendo del consultorio. Mi padre me hizo regresar y el médico mandó que me enyesaran, sin siquiera haberme tomado una radiografía. Mi rodilla jamás se recuperó. Después de viejo, mi papá reconoce que fue algo extraño lo sucedido.

Un tío, que se dedicaba a la ebanistería, sufrió un accidente y se cortó varios dedos de la mano con una sierra. Yo lo llevé al cuarto de urgencias del hospital de la Transístmica, pero tras ser atendido él me pidió que lo trasladara al Santo Tomás, porque en la CSS le querían amputar cuatro dedos. Así lo hice, y en el “elefante blanco” solo le amputaron la falange de uno de los dedos, lo que le permitió seguir trabajando.

Cuando mi primera esposa quedó encinta, se le diagnosticó embarazo ectópico. Perdimos a nuestro hijo, porque ella era estítica y el tratamiento que le recetaron los matasanos la hizo abortar.

En otra ocasión, mi tercer hijo padecía una fiebre de 40 grados y lo llevé, en brazos, al cuarto de urgencias del hospital que ahora se llama Susana Jones. La administrativa pidió la documentación correspondiente. Le entregué el carné de asegurado y la ficha de julio, pero ella dijo que no podían atender al niño, porque el “patrón estaba moroso”. Como yo tenía la ficha de julio en mano, pero era agosto, la insulté delante de un policía y me fui a una clínica privada, donde lo inyectaron contra la gripe y se curó.

Ahora, para desgracia familiar, mi mamá se cayó y se fracturó la cadera. Me informaron que los cirujanos de la CSS eran buenos operando a personas de edad avanzada. Como ella es diabética, hubo que esperar un tiempo para intervenirla. Tras ser operada y tres días después de haber sido dada de alta, tuvo que regresar con un coma diabético, porque se infectó la herida. Se logró recuperar en el hospital viejo, pero un día la fisioterapeuta que la atendía le hizo un ejercicio que le provocó fuerte dolor y sobrevino un paro respiratorio, fallo cardiaco y derrame cerebral.

Después, cuando ya tenía un agujero en el coxis del tamaño de un plato mediano, por estar largo tiempo en cama, fue que nos dijeron que teníamos que comprarle un colchón antillagas. Ahora mi madre sigue en cama, bajo el cuidado de mi hermana, pero ya no es la misma de antes.

Es seguro que debe haber panameños con historias más tétricas que la mía.

A mi tía Margarita, por ejemplo, la quemaron en el oncológico y todavía mi prima está esperando reparación por el daño y perjuicio ocasionado. Mi suegra, de 71 años de edad, tuvo que llamar al call center de la CSS, para solicitar cita, y se la dieron para el 2016. Ella sufre de desmayos, pues no le llega suficiente oxígeno al cerebro.

A mi cuñada, que padece obesidad y presión alta, el doctor le ordenó, con carácter de urgencia, un examen del corazón, pero la cita también se la dieron para el próximo año. Espero que lleguen a esa fecha y no se mueran antes.

Si la atención en la CSS es pésima, cruel, etc., etc., etc., ¿cómo será si se unifica el sistema de salud? A propósito, este proyecto del actual presidente no ha sido consultado con los dueños de la CSS –los asegurados– cuando es notorio que no hay capacidad siquiera para atender de forma adecuada a los asegurados.

Reitero, no hay medicinas, médicos ni equipos para hacer exámenes a los pacientes con enfermedades raras o poco comunes; no hay reactivos, camas, cuartos, suficientes camillas ni la cantidad de ambulancias requeridas para dar una buena atención, y falta mucho personal e implementos.

Y ahora, para acabar de entristecer más a los asegurados, se habla nuevamente de aumentar la edad de jubilación y las cuotas. Mientras tanto, las cuantiosas cotizaciones sirven para comprar televisiones y tranquilizar a los impacientes asegurados, y para otras cosas innecesarias.

Todavía no ha llegado quien administre, adecuadamente, esta institución estatal, a pesar de que lo que se cotiza es suficiente para que se brinde una atención de excelencia. En la CSS, si no lo matan a usted por alguna razón médica, lo matan por el maltrato de los funcionarios que trabajan en los hospitales.

 

CRU: Una Simple Inspección

Hay un principio estadístico que es el que saca las llamadas ‘verdades irrebatibles' del ámbito subjetivo. Se trata de la simple inspección. De acuerdo con este principio, cuando las diferencias entre las cifras son ampliamente significativas, no se requiere de mayor comprobación para que nos arrojen lo que a todas luces es evidente.

Cuando el Movimiento de Adecentamiento de la Universidad de Panamá (Movadup) ha afirmado que los Centros Regionales (CRU) de dicha universidad no responden a las necesidades de los lugares en que están situados lo hace basándose en hechos. Según las estadísticas de la propia UP, esta institución, en general, ha visto disminuir su matrícula de 74 059 estudiantes que tenía en 2003 a 50 200 en 2014, lo cual representa una pérdida del 31 %. Semejante pérdida en una institución educativa sería razón suficiente para que los responsables de tal debacle renunciaran o fueran desalojados por incompetentes.

Veamos ahora las cifras referentes a los CRU en el mismo periodo: en 2003, la matrícula en los CRU era de 30 062 alumnos, mientras que en 20 014 fue de 22 856, o sea, una pérdida del 24 %.

Si hay tal pérdida de matrícula en los CRU, ello es indicio suficiente de que algo anda muy mal con lo que el alumnado espera y necesita, pues los estudiantes están abandonando la universidad pública. Y es bueno recordar que las carreras no deben ser creadas para nombrar profesores, sino para responder a las demandas educativas de los estudiantes en función de las necesidades nacionales y regionales.

Conectemos esto ahora con el aumento de la matrícula de las universidades privadas, según los datos de la Contraloría. En general, en el año 2004, estas instituciones tenían una matrícula total de 25 741 estudiantes, 6796 de ellos en provincias (26 %), mientras que en el 2013, el total general se ubica en 32 368, lo cual significa un aumento del 20 %. De manera que mientras la UP ha sufrido una pérdida de 31 %, ha habido un porcentaje de 20 % de aumento de matrícula en las universidades privadas. Luego, si dos más dos es cuatro, esto tampoco puede ser casualidad y significa que mientras muchos tienen que abandonar los estudios superiores por falta de recursos, otros hacen ingentes sacrificios para estudiar en universidades particulares, con tal de formarse en lo que sienten que necesitan y que no les brinda la UP.

Desde 2008, la Contraloría no ofrece datos desglosados por provincia ni universidad particular. Sin embargo, la cifra global para ese año en las universidades particulares era de 41 610 estudiantes, lo que significa que al mismo tiempo que la matrícula en la UP disminuía, aumentaba la de las privadas, que no operan sin el visto bueno de la administración de la UP. Como además las cifras globales comparadas de 2008 y 2013 en las universidades particulares señalan una disminución de la matrícula particular general de 9242 alumnos (22 %), ello se explica, entre otras razones, porque, tras dispararse los permisos de operación de las universidades privadas, varias de estas, después, no soportaron el proceso de acreditación, con lo cual la seriedad de la administración de la UP quedó severamente lastimada y muchos alumnos fueron estafados, inclusive en las provincias.

De modo que, por simple inspección, es evidente que la administración de la UP, al desalentar el ingreso de alumnos y beneficiar la creación de universidades privadas, incluso sin poder soportar acreditación, ha favorecido la privatización. Los informes que nos han hecho nuestros capítulos nacionales dan cuenta, incluso, de que cuando un CRU presenta un proyecto para crear nuevas carreras, ello se les deniega, mientras que cuando se trata de una universidad particular, la administración de la UP se apresura a su aprobación. De este modo, es justo que los CRU demanden su descentralización efectiva, pues si la administración de la UP pone cortapisas a su desarrollo mientras alienta la iniciativa privada, a la larga atentan contra su existencia, mientras son los más humildes estudiantes los que sufren el perjuicio.

De manera que el Movadup, no solo por los testimonios de nuestros capítulos regionales, sino a través de cifras, puede reafirmarse en su aserción: la administración actual de la UP ha demostrado ser agente de la deseducación, de la privatización y de un centralismo asfixiante para el desarrollo académico de la UP en general y de las regiones en particular. Eso se tiene que acabar.

 

Sobre El Día Del Abogado:

Se designó el 9 de agosto para rendir tributo a Justo Arosemena Quesada, gran jurista, estadista, economista, codificador, reformista, historiador, escritor, político, profesor, orador y diplomático. Desde hace años sostengo que hay tres personajes que tienen el país revuelto: los malos periodistas, los malos políticos y los malos abogados. En mi calidad de comunicador social he escrito sobre los grandes yerros de quienes buscan, procesan y difunden informaciones. Mi experiencia me ha llevado a conocer excelentes abogados (muchos) y a tratar con verdaderos tiburones de esa profesión (pocos). He participado en dos actos en los que el denominador común son los hombres y mujeres de leyes. Primero, durante el lanzamiento de la campaña de quien aspiró a dirigir los destinos del Colegio Nacional de Abogados, me refiero a Carlos Lee. El segundo, al aportar conocimientos en materia de protocolo y organización, al inicio de la Semana del Derecho de la Universidad Interamericana de Panamá. En ambos me referí a las aportaciones que hizo san Alfonso en el siglo XVIII. Personaje que antes de entregarse a la pasión cristiana, fue un exitoso abogado. Cuentan que jamás perdió un caso, siempre tuvo a la verdad de su lado y solo defendía causas justas. Aconsejaba: “No es lícito jamás aceptar causas injustas, porque son perniciosas para la conciencia y el decoro”. Hoy vemos cómo ciertas figuras del foro legal se empeñan en defender a clientes culpables. ¿Será que más pesa don dinero que doña integridad?

Decía san Alfonso que: “no se debe cargar al cliente con demasiados gastos, teniendo la obligación de restituir lo no necesario”. ¿Habrá algún caso en que el abogado le dijera al cliente que hubo ahorros en el proceso, por lo tanto, le devolverá el excedente? Aconsejaba también no defender causas por medios ilícitos: “Es necesario el estudio de los procesos para sacar de ellos los argumentos precisos para la defensa de la causa”. Muchos fallos adversos al cliente nacen en la poca preparación de la defensa. Las múltiples ocupaciones del letrado impidieron su preparación.

Por otro lado, están los llamados defensores de oficio, quienes a veces solo van a cumplir con un requisito y se olvidan que la libertad o el patrimonio de una persona están en juego. También vemos que muchos abogados hacen declaraciones de los casos que llevan. De repente uno siente que tiene muchas responsabilidades con múltiples clientes. Frente a ello, san Alfonso decía: “No es digno de elogio un abogado que acepta muchas causas, superiores a sus talentos, a sus fuerzas y al tiempo que frecuentemente le faltará, con el fin de prepararse para la defensa”. “Un abogado que pierde una causa por negligencia suya está obligado a reparar los daños”. Esta sí es una perla. Me gustaría saber si aquí hay algún abogado que haya reparado los daños a su cliente debido a su negligencia. En el ejercicio de su profesión, según san Alfonso, el abogado debe ser verdadero, sincero, respetuoso y razonable.

Dirijo estas líneas a los hombres y mujeres que ejercen el derecho, en especial a los cientos de estudiantes que se preparan en las universidades. Ellos salen casi inmaculados, pero, al igual que los periodistas, muchos se dañan y eligen caminos torcidos. Recuerden que para ser abogado deben tener en cuenta estos requisitos: ciencia, diligencia, verdad, fidelidad y justicia.

 

Estado Y Derecho

Destacados autores han dedicado tiempo a explorar desde una perspectiva científica el alcance conceptual del Estado y el Derecho. En nuestro medio, Simeón González, Egbert Wetherborne (fallecidos), Silvio Guerra, entre otros, con monografías donde platean elementos para un debate que continua, con lo cual se nos permite comprender los fundamentos de lo que denominamos crisis de correspondencia de estos dos escenarios jurídico-político y que, mal administrados, pueden llevar a la sociedad a enfrentar crisis de funcionamiento coherente y racional, y pudiera dar lugar al Estado fallido.

El concepto de Estado moderno, el que conocemos hoy, es el que emerge como resultado de la transición de lo medieval que daba cuenta de un Estado fraccionado, hacia uno de carácter universal, ya no reivindicando intereses focalizados o de casta, sino representado el interés general de toda la sociedad, cuya autonomía le permite conducirse con relativa independencia ante los resortes de poder de la estructura económica.

Desde esta perspectiva de lo moderno, parafraseando la terminología y el lenguaje de Norberto Bobbio, el Estado es poder y de acuerdo con Poutlanzas, la política es el arte de dominio y control de dicho poder. Dicho así, se pudiera concluir que el Estado – Poder, (se trata de una redundancia), que traduce control y fuerza. Por eso se señala que el Estado monopoliza la fuerza bruta elevada a institución. Paradójico, pero explicable, ese mismo Estado es fuente de creación de derecho, de uno que lo limite y controle, pero a sus vez demanda de aquel su poder para hacer valer sus mandatos.

Esta relación de Estado fuente, pero a su vez sometido al derecho que crea, es propio de la aparición del mercado capitalista, que demandó un marco de libertad individual como fuerza creadora de valor, expresado a través de relaciones jurídicas contractuales.

En consecuencia, el concepto de Estado de derecho viene a dar cuenta de una relación de poder de creación de ida, pero de control de vuelta. Un Estado que malforme esta correlación, reduciendo a un mínimo de eficacia los entes mediadores que le dan racionalidad al sistema como unidad y que, creados por el derecho por delegación de la fuerza del Estado – Poder, lleva a una crisis, cuyo universo es causa de patologías perversas como las que ha conocido recién el país.

Como se desprende de lo arriba consignado, el tema sigue dando para leer y escribir; mas hoy, cuando juristas y politólogos señalan que una visión del Estado Derecho, en los términos expresados arriba, traduce un enfoque, sino funcionalista, por lo menos, estructuralista. En consecuencia, a la terminología Poder – Estado o Estado – Poder y derecho, le agregan democrático y constitucional. 

Derecho Al Honor Y A Estar Informado:

Los delitos contra el honor tienen como presupuesto el dolo del autor o agente, es decir, que la conducta del injuriador o calumniador debe estar revestida de la “intención” o interés de ofender la honra o dignidad de una persona. Pero, algunos han considerado que además del dolo, estos delitos exigen un motivo adicional que comúnmente se ha denominado animus injuriandi o animus difamandi. Se trata entonces de un plus predicable del injuriador o calumniador, esto es, de una exigencia subjetiva de la que está“armado” el individuo que hace la ofensa, aspecto que puede tener importancia en la denuncia hecha por ciudadanos o los medios de comunicación y, en consecuencia, en la transparencia de algunos hechos que comprometen intereses sociales, económicos o políticos. No obstante, al margen de la exigencia o no de este elemento, que puede ser objeto de polémica, lo que sí parece claro es que se mantiene el carácter doloso de los delitos contra el honor, pues no hay manera de cometerlos sino de forma culposa o imprudente. El autor de la injuria o de la calumnia ha de estar investido de un interés particular de causar un perjuicio a la reputación del difamado. Los delitos contra el honor –injuria o calumnia son los únicos que contempla el Código Penal de 2007– tienen como, todos los delitos, elementos objetivos y subjetivos, de forma que quien realiza conductas delictivas, externa su voluntad con el objeto de poner en entredicho la honra de la víctima al proferir expresiones injuriosas o calumniosas.

Por ello, hay que excluir como delito contra el honor, cualquier acción que en sí misma no implique necesariamente el interés de ofender, ultrajar o calumniar la honra de alguien. Ha de excluirse del delito de injuria o de calumnia –aún cuando pueda tener otras consecuencias jurídicas– todo interés o motivo ajenos al delito, como por ejemplo, las ofensas inferidas en las alegaciones en que recurren los abogados al defender a sus clientes, el del poder del padre que corrige a su hijo en el caso de las injurias de hecho, el de quien con el objeto de divertir o de levantar suspicacia recurre a una broma e, incluso, quien de manera subrepticia realiza una denuncia que está obligado a difundir para prevenir o reprimir acciones delictivas que afectan a la comunidad. De manera que cualquier acción no constituye un ilícito penal de injuria o de calumnia. Pues estos delitos demandan cierta objetividad jurídica: inferir un daño a la honra, dignidad o decoro de una persona (injuria) o atribuir falsamente a alguien la comisión de un delito (calumnia) y que, además, no exista la obligación o justificación de decir la verdad al no estar prohibido legalmente.

Es necesario tener presente que, al menos entre nosotros, los delitos contra el honor han ido perdiendo importancia. Por diversas razones, arrastran cierto grado de desprestigio, ya que muchas veces se les agrega un contenido político que, en principio, este bien jurídico no tiene.

El tema se complica en la medida en que se contraponen otros bienes jurídicos con los que está estrechamente vinculado. Es lo que acontece con la libertad de pensamiento, expresión, entre otras, con las que se han producido algunos roces o contradicciones. El problema obedece quizás a la falta o ausencia de una delimitación adecuada de los bienes jurídicos comprometidos. Lo cierto es que el problema permanece, pues no siempre es fácil dividir un bien jurídico de otro: la libertad y el honor.

El interés prevalente entre uno y otro bien protegido es también objeto de polémica, es decir, si prevalece el derecho al honor o a estar informado. Con relación a este último aspecto que se refiere a la libertad de expresión, no hay discusión en cuanto a que se trata del derecho que tienen los ciudadanos de conocer hechos que comprometen a quienes pretenden dirigir o dirigen el Estado, pues hay, como es indudable, un incuestionable interés social en saber cuáles son las cualidades morales y sociales de las personas que ocupan o aspiran a ocupar cargos públicos, pues la sociedad y el Estado no pueden estar dirigidos por delincuentes ni corruptos. De forma que sería un absurdo castigar a quien dice cosas ciertas de las personas que están en la vida pública o aspiran a estarlo (Francisco Castillo González, La excepción de verdad en los delitos contra el honor, Ediciones Pasdiana, San José, Costa Rica, 1998, pp. 19 ss).

 

El Vendedor Profesional

La profesión más cotizada desde siempre, es la de vendedor. Basta con tomar cualquier diario de cualquier país, de cualquier época y encontraremos anuncios como: ‘Se necesitan vendedores' y es porque no es fácil vender, aun cuando diariamente sin darnos cuenta estamos ‘vendiéndonos' nosotros mismos ante nuestras familias, amigos, novias, esposas; como persona, como amigo, como amante o como buen esposo.

El vendedor es aquella persona que tiene encomendada, bien sea por mandato o por voluntad propia, la comercialización de un servicio o producto; es conocido con diferentes nombres, tales como: dependiente, si es porque su radio de ventas es en un local donde se ofrecen artículos variados; ejecutivos de ventas, vendedor profesional, agente viajero, visitador médico, representante de ventas; todos con la misma misión, ‘vender'.

Los vendedores de servicios, como los visitadores médicos o de seguros de vida o de hospitalización, se les llaman vendedores de intangibles, porque generalmente al cerrar la venta no entregan un producto físicamente, es una venta, por así llamarla, indirecta. Las mismas se verán reflejadas en las compras que hacen las farmacias como consecuencia de una receta del médico visitado; en el caso del vendedor de seguros o similar, en la aprobación de las respectivas pólizas una vez los clientes son aprobados por las compañías.

Para la preparación de vendedores profesionales contamos con muchísimo material, fílmico, libros y métodos referentes al ‘arte de vender', uno de los libros más conocidos y que se adapta por la sencillez y facilidad de manejo a cualquier vendedor, lo escribió Og Mandino, llamado El vendedor más grande del mundo. En las 128 páginas de que consta el libro, el autor desarrolla una guía clásica de la filosofía del vendedor profesional.

Sin embargo, quien les escribe con una experiencia de más de 45 años en las ventas, específicamente de medicamentos, les puede asegurar que en Panamá tenemos y hemos tenido grandes escuelas, magníficos maestros formadores de verdaderos profesionales, área tan competida y difícil como son las ventas. Siento mucha satisfacción por haber asimilado gran parte de sus conocimientos impartidos. Cito como ejemplo a la institución que posiblemente ha promovido, preparado, la mayor cantidad de vendedores en el país; La Cámara de Comercio, especialmente en los tiempos del muy recordado Enrique Llauradó, organizador de estos cursos, aprendimos los primeros ‘tips' de la venta, inculcándonos que: ‘Un buen vendedor podía fijarse el salario que se propusiera, que su alcance como tal era casi infinito'. De grata recordación el IDIA (Instituto de Desarrollo Integral Acelerado) de los muy queridos profesores Alberto ‘Betito' Quirós Guardia y José de Los Santos Cheng Barría, quienes por mucho tiempo se dedicaron a enseñarnos, a entrenarnos en ese maravilloso mundo de las ventas.

Recuerdo que las discusiones del grupo de participantes se iniciaban siempre con diferentes temas, por ejemplo: ‘Si el vendedor nace o se hace', que ‘si el vendedor profesional solo debe vender o debe vender y cobrar'. Para luego concluir con ejemplos prácticos, como este: ‘Todo aspirante a vendedor debe tener cualidades innatas para vender, pero necesita una buena cultura general, pulimiento de sus cualidades personales y dominar las técnicas; que el círculo de la venta no se cierra hasta que se cobre el importe de lo vendido, sea este un servicio u objeto'. De aquellas conclusiones básicas surgían los temas a desarrollar en cada clase; que generalmente se impartían en las primeras horas de la noche, lo que demostraba el grado de interés de quienes participábamos en ellas.

De toda aquella teoría expuesta por los Maestros encargados de las clases y de otros invitados para ofrecernos charlas que muchas veces eran piezas magistrales, sobre: La personalidad del vendedor, Características de un buen vendedor, por ejemplo; surgía una especie de teatro (talleres) que improvisadamente efectuábamos unos con otros, seguidos y observados muy de cerca por los profesores. Recuerdo que uno de ellos sostenía que entre las cualidades de un buen vendedor, estaba la de ser buen actor, ‘porque el acto de la venta es un teatro'. Con el pasar de los años y la experiencia lograda que no es precisamente basada en la acumulación de años, sino de hechos positivos logrados en base a esta práctica, debo reconocer como certera aquella afirmación.

 

Desempleados, marginados en un sistema de injusticia social

Igual que el insecto de La Metamorfosis de Franz Kafka, los desempleados viven una marginación y creciente desprecio a medida que su situación se prolonga. Los que antes eran amigos, poco a poco se van alejando e inventan cualquier excusa para no toparse con el “enfermo desempleado”. Incluso los propios familiares se apartan como lo hicieron en pasajes de la obra antes citada, quizá para evitar un posible contagio. Basta saber que una persona no tiene empleo y su círculo de antiguos conocidos adoptará una actitud esquiva para evitar un saludo prolongado. “Disculpa, tengo una cita”, “otro día te veo”, “cualquier cosa, llámame”, son las frases conocidas para esquivar a la persona que tiene la cartera vacía y, como decimos en buen panameño, “el estómago pegado al espinazo”. Sencillamente, no es un humano elegible para nuestra atención.

A muchos desempleados no solo se les desprecia, sino que se les irrespeta como seres humanos, haciéndoles formar largas filas solo para que llenen una hoja de vida que nunca será tomada en cuenta. Sé de personas sin empleo a las que, a pesar de tener a conocidos con influencia en instituciones del gobierno, se les contesta con mentiras encubiertas, solo por no tener la valentía de decirle la verdad, y se les hace pasar por un sinnúmero de vicisitudes.

Una sociedad en la que impera la competencia desleal, el éxito económico y el consumo de objetos de lujo no tolera a los mendigos o alcohólicos en las calles porque primero está la imagen, no el factor espiritual. Lo prioritario es tener una ciudad pulcra y eliminar todos aquellos elementos que la hacen lucir mal. Resulta irónico que un país que tanto pregona la bonanza económica con sus obras de infraestructura, su pluralidad de bancos y sus enormes edificios de cristal “antisismo”, no posea un dormitorio municipal para los sin techo, ni comedores para los que no pudieron conseguir un dólar, ni programas responsables de resocialización del adicto. ¡Que pidan limosna! No hay comedores para los pobres, pero sí proyectos gastronómicos ambiciosos para atraer el turismo. Debieran colocar un gran letrero en la entrada que diga: “Bienvenidos sean, si pagan”.

A los drogadictos o llamados “piedreros” se les recoge cada vez que una autoridad municipal recuerda que existen, porque se avecina una cumbre y hay que limpiar la casa. Mientras tanto, ellos pululan por doquier en la urbe, formando incluso verdaderas comunidades de narcodependientes. Hoy día, al que pide para comer, aunque no consuma drogas, también se le etiqueta con el epíteto despectivo de “piedrero”. Es la forma como la sociedad hedonista descalifica a los que ya no les son útiles.

Verdaderamente, conseguir un empleo no es un asunto tan fácil como algunos piensan. Primero se requiere de un familiar o amigo (a) muy cercano que esté en un puesto de decisión en el gobierno o la empresa privada, lo que tradicionalmente se conoce como “ palanca”. Segundo, si aspiras a un puesto gubernamental debes estar inscrito en el partido en el poder y haber mantenido un nivel de “lealtad” comprobada con la directiva. Como si el hambre y las necesidades fueran derechos exclusivos de los que están inscritos en un partido, y no de un derecho humano. Muchos empleadores también piensan que ofrecer una vacante es hacer un favor que más adelante debe ser devuelto de alguna forma. Es fácil decir que “el que no consigue trabajo es porque no quiere”, cuando se tiene la estabilidad económica para decirlo.

A pesar de que oficialmente se sostiene que el desempleo ha disminuido, lo que se respira en la calle es otra cosa. A menos que se esté utilizando el empleo informal como una cifra alentadora, incluyendo a los extranjeros que han venido a Panamá a ejercer la “buhonería”. Un desempleado que no tenga siquiera sus necesidades básicas resueltas no pensará en estudiar o cultivar actividades como la poesía o la literatura. Si su perfil no es el adecuado para la demanda, seguirá pasando hambre. En esta perspectiva sobre el problema del desempleo no hay políticas distintas, tampoco funcionarios o partidos diferentes, solo hay dos tipos de seres humanos: Los que entienden el dolor ajeno y tratan de remediarlo, y los que miran para otro lado, porque no es su problema.

 

El nuevo canal de Suez mejorará el comercio mundial, según Maersk

El nuevo canal de Suez, que se inauguró hoy en Egipto, mejorará el comercio marítimo mundial pues permitirá el paso de barcos más grandes entre África y Asia y el Mar Mediterráneo, aseguró el consejero del grupo Maersk Claus V. Hemmingsen.

En declaraciones a los medios sobre la ceremonia de inauguración de la ampliación del canal, el representante para los países en desarrollo de la multinacional explicó que, gracias a las obras acometidas por las autoridades egipcias, el tránsito será más fiable y seguro, y podrá hacerse más rápidamente.

Con la creación de un conducto de 35 kilómetros paralelo al actual canal y la ampliación de otro tramo de 37 kilómetros, el canal de Suez puede acoger mejor a los cargueros de gran tonelaje, que antes tenían que desembarcar parte de su carga debido al límite de la profundidad, pues ahora podrán navegar barcos de hasta 66 pies (más de 20 metros) de calado.

"Ha habido un crecimiento de los grandes cargueros en los últimos diez años y el proyecto del nuevo canal de Suez va acorde con ese crecimiento", remarcó Hemmingsen, miembro del Consejo de Administración del grupo Maersk y consejero delegado de Maersk Drilling.

En su opinión, las obras llevadas a cabo por el Gobierno egipcio eran "necesarias para mejorar el tiempo (de tránsito) y sostener el aumento del tráfico" marítimo, en contra de algunos expertos que defienden que las previsiones de crecimiento del transporte marítimo no justifican el proyecto.

El ejecutivo también se mostró sorprendido con la rapidez de las obras, llevadas a cabo en 365 días, y reconoció que su construcción "no era urgente" como Egipto ha hecho, por orden expresa del presidente, Abdelfatah al Sisi.

Esto demuestra "el gran compromiso de Egipto con el comercio mundial", declaró Hammingsen.

Cultura De Participación Ciudadana Y Gobernabilidad:

En reiteradas ocasiones, he señalado que no se trata de hacer oposición por oposición, sino que debe prevalecer la actitud de contribuir mediante propuestas. La efectividad de lo anterior dependerá también de la capacidad que tengan los gobernantes para estar abiertos y trabajar con lo que denominamos como “las fuerzas vivas del país”.

De no ocurrir lo uno ni lo otro, se generaría un ambiente que puede predisponer a la acción contestataria de las masas, en busca de soluciones a sus problemas.

Opino que cuando elegimos a los gobernantes no es con el deseo de que ellos fallen en su labor de administrar la nave del Estado. Todo lo contrario, los panameños aspiramos a que se gobierne en función del desarrollo y el bienestar común. Observo, con preocupación, que la gestión del actual Gobierno, comparada con la de los que le antecedieron, es la que más protestas (aisladas o no) de la comunidad enfrenta. A diario, en algún lugar del país se produce ese fenómeno de la lucha por reivindicaciones populares y sociales, entre estas, el problema del agua, las mejoras en la infraestructura educativa, el sector agropecuario, el transporte, la criminalidad, alto costo de la vida, la Zona Libre de Colón, la salud, etc. Es justo reconocer que algunas no son facturables al gobierno actual. Sin embargo, le toca encontrar soluciones a esa serie de problemas de la comunidad.

El argumento y la excusa de que se tratan de problemas heredados no funciona para la sociedad. Tampoco es saludable esa política de reacción por acción. Para nosotros, algo no anda bien por los lados del Gobierno, dada esa política de apaga fuegos.

El Gobierno tiene que encontrar mecanismos más eficaces para abordar ese chorro de protestas legítimas, y debe crear grupos de tareas que dialoguen con el pueblo y, sobre todo, para que este sepa a quién dirigirse para encontrar respuestas expeditas a sus causas. Además, hay que crear espacios para el diálogo y el consenso. Los despachos ministeriales tienen que estar abiertos a los representantes de corregimientos y, con ello, a las soluciones. En esto del diálogo y el consenso, el Gobierno ha cometido errores. No le debe tener miedo a las fuerzas orgánicas de la sociedad. Lo de la cultura de participación ciudadana, no debe quedarse en el discurso. Hay que promoverla.

 

Amor Con Sangre

 

La palabra ‘maltratar' es muy conocida y en ocasiones se usa de manera inadecuada para hacer referencia a cualquier comportamiento que consideramos ofensivo desde nuestro punto de vista, sea con o sin intención.

Sin embargo, la palabra ‘maltratar' tiene un significado muy específico y que es muy importante conocer para no desvalorar los efectos del maltrato. El maltrato se caracteriza por una agresión intencional e indebida que ocasiona daño a la persona. Una agresión se convierte en maltrato en el momento en que aparece en una relación de pareja en la que los individuos merecen cuidado y protección.

Entonces decimos que ha habido un trato indebido. Y es intencional, porque no es algo que ocurra de manera accidental, sino es planificado por el agresor.

El abuso o maltrato a la mujer en nuestro país se ha constituido en una de las grandes problemáticas que afectan a nuestra patria. Cada día vemos más mujeres víctimas de maltrato físico, verbal o psicológico. Muchas de ellas han sido maltratadas a muy temprana edad que hoy día en su edad adulta y de parejas lo consideran como una rutina diaria de la vida, y continúan en ese círculo toda su vida.

Pero preguntemos qué hacen las autoridades para frenar esta ola de maltrato que afecta a tantas mujeres panameñas, pues la única medida que ejercen es una boleta de alejamiento, ¿será eso lo justo y necesario para frenar este mal que tanto daño hace a nuestras mujeres?

Debemos concientizar a estas pobres mujeres dándoles charlas, seminarios donde se les capacite, se les levante su autoestima y se den cuenta de que el límite entre el amor y el maltrato está marcado grandemente, y por amor no se debe soportar ser víctima de abuso de ninguna persona, llámese cónyuge, hermanos, amigos, etc.

El Estado, los Gobiernos, las iglesias deben dar protección efectiva a estas mujeres que día a día se acercan a sus puertas pidiendo una ayuda contra su mal. Las estadísticas más recientes arrojan datos importantes del maltrato de que son víctimas tantas de ellas. Se dice que de cada cinco mujeres, dos son víctimas de maltrato. No sabemos a ciencia cierta lo que ocasiona que una mujer sea víctima de este abuso, pues tantas de ellas son mujeres que van en camino hacia la cima, pues están cada día más preparadas para enfrentar los retos que les da la vida.