El perfil de las generaciones

Llama la atención la destreza que tienen los niños y adolescentes de esta generación en el manejo de aparatos electrónicos. Poseen tal habilidad de conocimientos técnicos que me interesé en el tema y comparto de manera resumida algunos datos curiosos e interesantes.

Empiezo con la llamada Generación perdida, de los nacidos entre 1883 y 1899. Un hecho que une a esta generación es que vieron de cerca los horrores de la guerra. La novela Manhattan Transfer, de John Dos Passos, y El Gran Gatsby, de Francis Scott Fitzgerald, son algunas de las obras que reflejan el materialismo de la sociedad estadounidense a punto de sumergirse en la inercia económica del momento. En la década de 1920 surgen grupos criminales que se dedicaban al tráfico del alcohol a causa de la Ley Seca. El pesimismo y el desconcierto, la inutilidad y crueldad de la guerra, los felices años 20, la era del jazz, la depresión económica y el liberalismo y radicalismo entre sus características.

Generación silenciosa es el término aplicado a las personas nacidas entre 1920 y 1940. Incluye líderes por los derechos humanos. Se vivió un tiempo dramático: la Gran Depresión en Estados Unidos (EU), el auge del nazismo, la Segunda Guerra Mundial y la de Corea. Estos hechos hicieron que se valorara el trabajo en equipo y el alcanzar metas, mientras reinaba la austeridad y el silencio. Esta generación se caracterizó por las instituciones que ejercieron un fuerte control sobre la vida familiar, la escuela y la religión. Fueron entrenados para agradar a la gente y para que otros decidieran por ellos. La mujer fue devaluada y el hombre sobrevalorado. Educada en la discreción sexual, que solo la premiaba con la procreación, hace que se aleje del compañero varón, y este reafirma su sexualidad al tener una familia fuera del matrimonio.

La generación Baby Boomer es un término usado para describir a las personas nacidas entre 1939 y 1965. Setenta y seis millones de niños estadounidenses nacieron en esos años, cifra significativa con respecto a la repercusión económica de ese país. Los Baby Boomers del Reino Unido, en el 2004, tenían el 80% de la riqueza de ese país. La desaceleración económica, entre 2007 y 2009, se debió a la jubilación de esta generación. Crecieron en medio de acontecimientos memorables: asesinatos de grandes líderes políticos, el escándalo de Watergate, la Guerra Fría, el embargo del petróleo (con sus consecuencias nefastas), los disturbios políticos, la llegada a la Luna, la guerra de Vietnam, la libertad sexual, los movimientos civiles y el consumo de sustancias tóxicas. Los Baby Boomers actualmente conforman la mayor parte de la vida política, cultural, industrial, académica y de liderazgo en EU. Tienen los más altos ingresos económicos.

De 1960 y 1980, surge la Generación X, que se vio afectada por el bombardeo del consumismo de 1980. El manejo del sistema político, la llegada de internet, la caída del muro de Berlín, el fin de la Guerra Fría y la aparición del sida crearon el perfil X. Fue la más perjudicada en cuanto a la economía.

Generación Y son los nacidos en la década de 1980 hasta 1992. Se describen como políticamente independientes, expresan su opinión por las redes sociales. Se les denomina como los “nativos digitales”. El empleo de la tecnología es parte de su vida ordinaria. Fueron criados con, al menos, un dispositivo electrónico y el uso continuo de teléfonos inteligentes. Su apego a la tecnología dio origen a estudios sobre FOBO (del inglés Fear of Being Offline): “Temor a estar fuera de línea”.

Generación Z o Generación Punto com o Punto net, nacidos desde 1993, son los actuales adolescentes y niños. Son mucho más estructurados que las generaciones anteriores. Pueden ser adultos responsables y con alto valor humano, pero su dependencia a la tecnología riñe con sus habilidades interpersonales, desvalorizando los principios familiares. Se aíslan de su entorno. Su familia y sus amigos solo existen en internet y en las redes sociales, en las que expresan sus opiniones.

La educación formal y el trabajo en equipo desempeñan un papel poco importante. No ven la educación formal como un medio de supervivencia. Para ellos prevalece la inteligencia y el conocimiento sobre la tecnología. Son muy impacientes. Desean resultados inmediatos. Consideran a la internet el mejor instrumento para la humanidad. No creen en los amigos, pero son capaces de hacer grandes comunidades de amigos y enormes colaboraciones por medio de la tecnología sin conocer a nadie personalmente. Su manera de comunicarse es a distancia, perjudicando sus afectos cercanos.

La labor de investigación de los medios

El periodista, escritor y filósofo del siglo pasado, Walter Lippmann (1889-1974) señaló que ‘la versión de un periodista sobre la verdad está sujeta y limitada a cómo ese periodista construye su realidad. De allí, la noticia, es grabada con imperfección (‘imperfectly recorded') y muy frágil para llevar la ponderación de órgano de democracia directa'. Algunas de las teorías de Lippmann sobre el periodismo, y en particular el rol del periodista, aún tienen cabida en estos tiempos de Twitter. Una versión de este escrito fue publicado hace unos años, pero merece la reconsideración.

Desde su época en la primera mitad del Siglo XX, él sugirió que ‘las personas, incluyendo los periodistas, son más dados a creer ‘la imagen en sus mentes' que llegar a un juicio mediante el pensamiento crítico (‘critical thinking')'. Expertos han definido las limitaciones cognitivas del ser humano en cuanto a que tiene dificultades en comprehender, asimilar y llegar a conclusiones valederas y sensatas sobre la diversidad de eventos que ocurren en su medio y en las esferas alrededor de ese medio. Yo agregaría que esferas interminables, por el sencillo hecho de que un evento puede estar ligado a otro; y si no lo está, influenciado por otros, y otros, y otros, y así sucesivamente.

No hay ser humano que pueda desmenuzar (ni en los tiempos de Lippmann y mucho menos ahora) la inmensa cantidad de información que le va y le llega por diversos canales. Discernir entre los que están a favor, en contra o los que andan pescando en río revuelto, con sus opiniones y desviaciones, en los programas de opinión que nos agobian todos los días, en todos los medios. Asesinando la razón y atentando contra el futuro. Con lo que se da en los medios hoy, pocos pueden darle sentido para su uso práctico y para el beneficio de los suyos. Es allí en donde los medios y el periodismo deben estar llamados y jugar un papel determinante en la construcción del marco social; un marco social de oportunidades y beneficios para todos.

Hay gente que se levanta todos los días (y anda por allí en las noches también) para conspirar de la manera más desvergonzada a favor de causas mezquinas y muchas veces delictivas. Y el trabajo que realiza tiene que ver con moldear el marco mediático. Mientras tú duermes, ellos construyen y diseminan información para desviar la atención. Los ya famosos tuits en donde ‘Yo te sigo y tú me sigues', la gran mayoría sigue a los que tienen como afán contribuir a que no pierdas tiempo razonando sobre los problemas más profundos. Los medios han caído en este gatuperio de dimes y diretes, acusaciones, mentiras y desvergüenzas, contribuyendo a que la mayoría de la población dirija su atención a las nimiedades cotidianas y eviten ver y discutir lo verdaderamente importante.

Con tantas faltas en el mundo, creo que debemos visitar los conceptos básicos cada cierto tiempo, ahora más que nunca. Primero: cualquier actividad que realiza el ser humano debe ser con el fin de garantizar el avance positivo de la especie. Segundo: la tecnología, y en particular la tecnología para la comunicación humana, debe ‘igualmente' ser para el mejoramiento de las condiciones de vida de todos. Superadas las señales de humo, las palomas mensajeras, los mensajeros corredores, etc., se han creado y masificado suficientes elementos tecnológicos para garantizar que, en cuestión de segundos, un lado del planeta, pueda comunicarse con alguien del otro lado.

En este tiempo en que parte de la sociedad busca corregir lo que otra deterioró, hace falta que los que trabajan en los medios contribuyan con los espacios necesarios para que los correctivos sean masificados. Los procesos de investigación que vienen realizando algunos medios de comunicación son de suma importancia a falta de organismos oficiales mejor estructurados y con las herramientas y recursos necesarios para optimizar el trabajo investigativo.

Lippmann, según su biografía, ‘nunca asumió que la noticia y la verdad fuesen sinónimos. La función de la noticia es para resaltar un evento; la función de la verdad es para traer a la luz los hechos ocultos y colocarlos en relación, el uno con el otro, y crear una imagen de la realidad sobre la cual podemos actuar'. Actuemos para garantizar que no se vuelva a dar presuntas propuestas cuasi delictivas disfrazadas de Gobierno.

 

 

 

 

Impostergable renovación de la jurisdicción contencioso – administrativa (I)

La jurisdicción contencioso-administrativa adviene en nuestro país instituida en la Constitución Política de 1941. Es decir, en medio de la Segunda Guerra Mundial, en un mundo en búsqueda de la revalorización de individuo, el papel del Estado y la nuevas concepciones de valores democráticos. Para esa época, ya la mayoría de los países hispanoamericanos había establecido y desarrollado esta jurisdicción especial.

A nuestro parecer, la jurisdicción contencioso administrativa surge en nuestro sistema jurídico bastante tarde, si tenemos en cuenta que en Colombia la misma fue regulada por la Ley 130 de 1913, pero advirtiendo que la institución del Consejo de Estado se crea en 1817, mediante un decreto del Libertador Simón Bolívar. En lo que se refiere a nuestro otro país vecino, Costa Rica, se registra el hecho de que la Constitución Política de 1917 previó la organización de la jurisdicción contencioso-administrativa.

Se reconoce como el propulsor de la jurisdicción al Dr. José Dolores Moscote, (decano de la Facultad de Derecho de la Universidad de Panamá en esa época), y procura que la misma sea plasmada en la Constitución Política, como una de las denominadas instituciones de garantía individuales, integradas también por la acción de inconstitucionalidad y la acción de amparo de garantías constitucionales.

La Ley 135 de 1943 constituyó la Ley Orgánica de lo Contencioso Administrativo, en donde se creó el Tribunal de lo Contencioso-Administrativo, integrado por magistrados nombrados directamente por el presidente de la República. Luego se dictó la Ley 33 de 1946, en donde se definió al Tribunal de lo Contencioso-Administrativo como un tribunal independiente del Órgano Ejecutivo y del Judicial. Los magistrados serían nombrados por el Órgano Ejecutivo y aprobados por la Asamblea Nacional.

Para el momento que se creó la jurisdicción, nuestro país no tenía un gran desarrollo económico, la cantidad de empresas privadas era ínfima, no contábamos con muchas instituciones públicas, los servicios públicos estaban poco desarrollados, no había entes reguladores, el número de funcionarios públicos no era muy grande y, la mayoría de la población panameña vivía en área rurales.

Según datos de la Contraloría General de la República, en la publicación ‘Extracto estadístico de la República de Panamá, del año 1945', el Censo de Población del año de 1940, indicó que el país contaba con un total de 622 576 habitantes. El gasto público para ese año ascendió a la suma de B/32 652 158.18; solo se contaba con 6 bancos (2 estatales y 4 privados); y, el número de teléfonos fijos totales para las ciudades de Panamá y Colón, era de 6300.

Quizá para la época, a inicios de la jurisdicción contencioso-administrativa, el Tribunal Administrativo tenía la capacidad de atender las causas que se le presentaban, en tiempos razonables, entre las que se incluían las cuestiones electorales. En 1956 se adopta una reforma a la Constitución de 1946, en donde se elimina el Tribunal de lo Contencioso-Administrativo, y se adscribe la competencia y atribuciones a la Sala Tercera de la Corte Suprema de Justicia, integrada por tres (3) magistrados.

El Dr. Cesar Quintero, maestro del Derecho Público panameño, siempre consideró que el haber llevado la jurisdicción contencioso-administrativa al Órgano Judicial no fue una decisión correcta, pues estimó que ello implicaba que esta justicia especial sería ‘judicializada'.

El ilustre jurista, en el anuario de Derecho No. 7, presentó los siguientes señalamientos: ‘En un auténtico régimen contencioso-administrativo, la misión del juez o magistrado de este ramo es distinta a la del magistrado judicial. El procedimiento judicialista descansa sobre el principio de la pasividad y receptividad del juez en materia probatoria. La prueba, en general, queda librada a las partes. El juez debe limitarse a fallar de acuerdo con lo que estas aduzcan. La iniciativa queda reducida a muy poca cosa. Otra es, en buena doctrina, la situación del juez administrativo. Este, en cierto modo, ha de ser al mismo tiempo juez y funcionario de instrucción. Su función en el proceso es mucho más activa e interventora'. Sigue mañana…

Realidades sobre el puerto de Corozal

Hay grupos que se oponen a que la Autoridad del Canal de Panamá (ACP) otorgue una concesión para la operación de una terminal de trasbordo de contenedores en Corozal, con argumentos carentes de veracidad. Ellos han encontrado eco en algunos residentes del área a quienes han mal informado, a fin oponerse a esta iniciativa.

Sin entrar a explicar las razones que justifican la viabilidad y utilidad innegable de este proyecto para la ACP y el país, considero pertinente referirme a los falsos argumentos que irresponsablemente se señalan. Se ha dicho que la ACP vulnera en su función de operadora del Canal de Panamá y entra en competencias de negocios ajenos, al transgredir la función de la Autoridad Marítima de Panamá (AMP). Nada más alejado de la realidad. La Constitución Política de la República y la Ley 19 de 11 de junio de 1997, orgánica de la ACP, expresamente le otorgan la facultad de desarrollar de manera privativa dentro de las áreas del Canal los negocios conexos y complementarios al tránsito de buques, lo que incluye actividades portuarias. Además, la Ley General de Puertos que establece las facultades de la AMP en la materia, reconoce y excluye a la ACP del ámbito de su aplicación y competencia.

Se ha dicho que la construcción del puerto de Corozal tendrá efectos devastadores en 70 hectáreas de mangle y humedales. Falso, la remoción de la poca vegetación del área de Corozal tiene un alcance limitado y restringido, pues no hay zonas protegidas ni bosques protectores. El polígono solo colinda con áreas de tipo comercial, industrial, urbano y de desarrollo marítimo, por ser el reducto de un área intervenida por los estadounidenses hasta 1999. Desde que esta zona revirtió al Canal (hace 15 años) se ha dado una regeneración de la cobertura vegetal, con un mínimo de áreas de mangle –no 70 como se dice– para las que el proyecto contempla un plan de compensación e indemnización ecológica, mediante la tala de árboles en áreas adyacentes. Se dice que la ACP presentó a la Asamblea Nacional un proyecto de ley para exonerar del pago de impuestos al futuro concesionario del puerto, que la concesión será gratuita y que el beneficiado solo pagaría tres dólares por cada movimiento de carga. El proyecto de ley que presentó el Consejo de Gabinete ante la Asamblea, efectivamente busca otorgarle al futuro concesionario las mismas exoneraciones fiscales de que gozan los actuales operadores portuarios, de forma que todos compitan en igualdad de condiciones, máxime en áreas allende a los extremos del Canal. De hecho, dos meses antes de que la ACP presentara el proyecto, la Asamblea, con la concurrencia de los diputados que han manifestado su rechazo al puerto, le otorgó igual exoneración a PSA Panamá International Terminal de Singapur; y solo dos meses después, la niegan en primer debate al proyecto de Corozal.

Sin perjuicio del derecho de disentir y opinar que tenemos todos, seamos cautos y no nos dejemos utilizar ni sorprender en la lucha de nuestros legítimos intereses, por grupos económicos y políticos que utilizan argumentos falaces para lograr sus objetivos. Esos detractores del proyecto no solo diseminan afirmaciones engañosas, sino que intentan sumar adherentes mediante la desinformación.

 

 

 

 

 

 

No más abusos urbanos

En Panamá es muy común que los desarrolladores construyan sus moles y que luego el Estado, con el dinero de los contribuyentes, sea el que deba adecuar el entorno, porque las afectaciones aledañas no estaban consideradas en el plano ni en la inversión. Actúan así porque no quieren disminuir sus ganancias, lo que constituye un abuso contra el pueblo panameño.

Hay muchos ejemplos de ello: en la vía Ricardo J. Alfaro, frente a un conocido gimnasio, se construyó hace un tiempo una mole que ocupó toda la huella del lote, por la evidente alteración del tráfico enfrente solo construyeron el ensanche de un carril de la avenida, de aproximadamente 100 metros de longitud. Luego, para agilizar el tráfico el Ministerio de Obras Públicas (MOP) tuvo que continuar ese mismo ensanche a lo largo de toda la cuadra, casi 500 metros, pero ese trabajo lo tuvimos que pagar los ciudadanos, mientras que el desarrollador disfrutó de sus ganancias sin inmutarse.

Ahora ese mismo desarrollador construye otra mole una cuadra antes, al lado de un conocido supermercado. En este caso el edificio solo tendrá acceso frontal, por lo que todo el movimiento de entrada y salida alterará notablemente el flujo de la vía. Es necesario que el MOP, la Autoridad de Tránsito y Transporte Terrestre y el Municipio de Panamá lo obliguen a construir el ensanche del carril adicional, a lo largo de toda la cuadra, para minimizar la interferencia en el tráfico.

En la misma vía hay dos centros comerciales, frente a frente, con casi 40 años de existencia, pero no han podido construir un paso peatonal seguro para las personas que habitualmente hacen sus compras en esos sitios. Están esperando que sea el Estado el que lo construya con el dinero del pueblo panameño. Uno de estos lleva a cabo una expansión millonaria, de forma que el Estado debería procurar que incluya un acceso seguro para los peatones, antes de darle el permiso de ocupación, para que así quienes lucren del centro comercial sean los que paguen, no el resto de los ciudadanos.

En el área de Punta Pacífica, detrás del hospital, se aprecia una vía sumamente estrecha para el tráfico del lugar. Esto es producto del abuso urbanístico de los desarrolladores que con ello han demeritado el valor de esas propiedades.

Otro ejemplo que se ha hecho muy común son esos conjuntos de edificios de más de dos moles que llegan hasta ocho unidades y tienen una área social común, cuyo mantenimiento se torna inmanejable o surgen otros dueños, y los compradores al final adquieren un problema del que el desarrollador elude su responsabilidad, pero sí se acredita las ganancias.

Es hora de protestar y exigir que todo el que vaya a recibir las ganancias de los proyectos sea obligado a cubrir los gastos que surgen como efectos colaterales.

 

Un crimen que no debe quedar impune

De todas las irregularidades ocurridas en el gobierno de Ricardo Martinelli y sus amigos, considero que ninguna ha sido tan obscena, criminal y aberrante como la compra y distribución de comidas deshidratadas para los escolares de limitados recursos económicos que asisten a las escuelas públicas. Alimentos que, además, estaban envenenados pues contenían vidrio molido, según determinaron los análisis clínicos.

¿Cómo es posible que el exgobernante y sus cómplices –que planificaron esa estafa– estén tan tranquilos, a sabiendas de que algunos de los estudiantes se intoxicaron y tendrán secuelas de por vida, y que otros podrían fallecer por envenenamiento?

¿Cómo pueden celebrar los vinculados a esta estafa, quienes por ayudar a su patrón y beneficiarse sacrificaron de por vida a algunos de los jóvenes que ingirieron estos alimentos?

A pesar de que hasta la fecha solo unos pocos de los involucrados han sido imputados, hay muchos que todavía se pasean por el país o están prófugos, debido a la lentitud de nuestra burocracia judicial, ya sea porque recibieron “país por cárcel” o por no haber sido indagados todavía. Por ejemplo, el expresidente de la junta directiva del Programa de Ayuda Nacional de esa época, funcionario que presentó y promovió este proyecto como “la solución a las necesidades alimentarias de los escolares de pocos recursos”, y quien ofreciera un almuerzo oficial en los salones de la Presidencia de la República para demostrar las bondades de estos “alimentos”, que todos los presentes rechazaron por considerarlos desagradables.

Me intriga que el Ministerio de Salud no haya ordenado una investigación para determinar si hubo escolares afectados por ingerir estos alimentos o si falleció alguno a causa de ello.

Recordemos que ya hubo un envenenamiento masivo en Panamá al que se refirió The New York Times –posiblemente el diario más prestigioso y respetado en el mundo– que hizo una investigación para conocer cuántas personas fueron afectadas en los países en los que se distribuyó el jarabe con dietilene glycol, particularmente en el nuestro. Aquí posiblemente hubo un porcentaje de muertes mayor a los casos reportados, de manera que se desconoce el verdadero número de fallecidos por este medicamento, que además causó centenares de muertos en otros países.

El diario investigó que en Panamá la Caja de Seguro Social había distribuido cerca de 260 mil frascos del jarabe contaminado y que, por lo tanto, de acuerdo a las estadísticas registradas en otros países, aquí ha debido ocurrir un número mayor de muertes que lo declarado.

Según el informe oficial, 130 personas fallecieron y 174 se vieron afectadas, casi todas procedentes de la ciudad de Panamá, sin tomar en cuenta a los cientos de pacientes a los que se les recetó y tomaron el jarabe, en el interior del país.

No se investigó cuántos de ellos murieron o fueron afectados, pero se conoce que muchos de los decesos ocurrieron en el interior y fueron registrados como muerte natural por gripe, bronquitis, pulmonía u otras enfermedades respiratorias.

De igual manera, en el caso de la comida deshidratada se desconocen cuántos estudiantes resultaron afectados por su ingesta.

Considero que estamos ante uno de los crímenes más abominables que cometió el gobierno anterior, y es algo que tanto el Ministerio Público como el Ministerio de Salud deben investigar de manera exhaustiva, y actuar con la severidad que merece este crimen.

Una cosa es apropiarse de dineros y otra es atracar al Tesoro Nacional para beneficiarse a costa de la salud y la vida de inocentes escolares, cuyo único pecado fue nacer pobres y asistir a las escuelas públicas.

Que avance el Sistema Penal Acusatorio

A yer, el Sistema Penal Acusatorio (SPA) comenzó en una nueva región, la tercera. Ahora es el turno de Chiriquí, Bocas del Toro y la comarca Ngäbe Buglé empezar la adaptación a un nuevo método de aplicar la justicia, en el cual se han depositado grandes esperanzas. Como todo proceso de cambio, siempre habrá algunos tropiezos (la falta de presupuesto, de la tecnología y los espacios suficientes, por mencionar algunos) y dificultades que, en un principio, harán pensar que el SPA no logrará su correcta aplicación. Es solo cuestión de tiempo que los juristas se adapten y se acostumbren, tal como ya lo han hecho sus colegas de otras regiones y como lo tendrán que hacer en las regiones que faltan. En un país donde un elevado porcentaje de la población penitenciaria está conformada por personas a la espera de una condena, el Sistema Penal Acusatorio, con su promesa de mayor rapidez en sus procesos, llega como un rayo de luz para todos aquellos que están esperando que su suerte sea decidida. Ojalá todos los actores involucrados con la repartición y aplicación de justicia (abogados, jueces y demás miembros del Órgano Judicial) tengan la visión y la madurez suficientes para impulsar este nuevo sistema y hacer más llevadero un proceso de renovación total. Va a ser difícil, sí, pero las incomodidades iniciales rendirán sus frutos en el futuro.

‘No me sentaré, no me callaré’

Soy un periodista, y mi trabajo es hacer preguntas. Donald Trump es un candidato a la presidencia de Estados Unidos, y su trabajo es explicar qué haría si llega a la Casa Blanca. Su trabajo y el mío chocan.

Todo comenzó cuando Trump lanzó su candidatura en junio y dijo: “Cuando México envía a su gente, no envía a los mejores. No envía a gente como ustedes. Están enviando a gente con muchos problemas y traen esos problemas con ellos. Traen drogas. Traen crimen. Son violadores. Y algunos, supongo, son buenos”.

La realidad es otra. La gran mayoría de los indocumentados no son criminales. Y todos los estudios –como el del Immigration Policy Center– concluyen que la tasa de criminalidad entre los inmigrantes es inferior a la de los nacidos en Estados Unidos. Tampoco había ninguna evidencia –¡ninguna!– de una conspiración del Gobierno de México para enviar delincuentes al norte.

Lo que decía Trump no era cierto. Había que enfrentarlo y desmentirlo. Así que le envié una carta de mi puño y letra, con mi teléfono celular, solicitando una entrevista. Nunca me contestó. Pero publicó mi carta en internet (exacto, tuve que cambiar mi celular).

Desde entonces estuve buscando la manera de hacerle estas preguntas:

1. ¿Cómo piensa deportar a 11 millones de indocumentados? ¿Con el Ejército? ¿Detendría a miles en estadios? El plan migratorio de Trump incluiría una de las mayores deportaciones en masa de la historia moderna.

2. Si lograra cambiar la Constitución para quitarle la ciudadanía a hijos de indocumentados, ¿a dónde deportaría a los bebés que no tienen patria ni pasaporte?

3. ¿Para qué construir el muro más grande del mundo entre dos países –de mil 954 millas de largo (3 mil 185 kilómetros)– si casi 40% de los indocumentados vienen en avión con visa temporal y luego se quedan? Sería un desperdicio de tiempo y dinero.

Con estas preguntas me fui a Dubuque, Iowa, donde Trump iba a dar un discurso y una conferencia de prensa. Me acredité, llegué casi dos horas antes a la sala de prensa, entró Trump, dos reporteros hicieron sus preguntas antes que yo, luego dije que tenía una pregunta sobre inmigración, nadie se opuso, me levanté, comencé a plantear mi pregunta y, de pronto, el candidato (visiblemente molesto con lo que oía) trató de quitarme la palabra y me mandó a sentar.

El resto está en las redes sociales. (Aquí lo pueden ver: bit.ly/1NXUlll). No me senté, y no me callé. Dije que como periodista, inmigrante y ciudadano estadounidense tenía el derecho a hacer una pregunta, pero Trump le ordenó a uno de sus guardaespaldas que me sacara. Nunca, en mis más de 30 años como periodista, me habían expulsado de una conferencia de prensa. Para mí, eso solo podía pasar en dictaduras, no en Estados Unidos.

Luego de 10 minutos –y la presión de los periodistas Tom Llamas de ABC News y Kasie Hunt de MSNBC– Trump tuvo que rectificar y me permitió regresar a la sala de prensa. Pero lo hice con una condición: que me dejaran hacer mis preguntas. Y las hice. Trump, como siempre, no quiso ser específico en sus respuestas. (Aquí está el intercambio: bit.ly/1PWzKzc).

Me han acusado de ser un activista. Pero soy, sencillamente, un periodista que hace preguntas. Lo que pasa es que, como periodista, es necesario tomar partido y asumir un punto de vista cuando se trata de racismo, discriminación, corrupción, mentiras públicas, dictaduras y derechos humanos. Y lo que está proponiendo Trump podría generar múltiples y muy graves violaciones civiles contra millones de personas.

Los mejores ejemplos de periodismo que conozco –Edward R. Murrow contra el senador Joe McCarthy, Walter Cronkite denunciando la guerra de Vietnam o el diario The Washington Post obligando a renunciar a Nixon, entre muchos otros– han ocurrido cuando los periodistas toman una postura y se enfrentan a los poderosos. “Debemos tomar partido”, decía el Premio Nobel de la Paz, Elie Wiesel. “La neutralidad ayuda al opresor, nunca a la víctima”.

Es muy peligroso cuando un candidato presidencial habla con tanto odio contra una minoría y contra los más vulnerables en un país. Eso permite que otros sigan su ejemplo y actúen con violencia, como el hombre que me encontré fuera de la sala de prensa y me dijo: “¡Lárgate de mi país, lárgate!”.

También es el mío, le contesté.

Al final del intenso intercambio en Iowa, Trump me dijo que hablaríamos. Eso espero. Aún tiene muchas preguntas que contestar. Mientras tanto, seguiremos chocando.

 

Cultura y modelos educativos

La educación no solo es uno de los grandes pilares de la sociedad, además es el fundamento de todo el progreso de la humanidad. No obstante, debido en parte a la ambigüedad en la aplicación de los diferentes modelos educativos, en las últimas décadas se constata el desvanecimiento de un concepto claro de educación en Panamá (si alguna vez existió uno).

Esto significa que nuestro sistema educativo no se focaliza de forma racional a crear consciencia sobre la complejidad de todos los aspectos que constituyen nuestro mundo ni empodera a los estudiantes, como ciudadanos responsables y sabedores de sus derechos cívicos, políticos y sociales. Por el contrario, se limita a la idea de aprender por aprender (que termina siendo obtusa y estéril, si no hay un esfuerzo orientado a construir a un sujeto en particular). Tampoco podemos hablar de una educación dirigida a la generación de cerebros o, en otras palabras, individuos emprendedores en todas las áreas del saber, que en lugar de ser reproductores de saberes sean creadores y precursores de esto último.

En este universo de cosas, en el que la idea o concepto de educación va sin rumbo, y la moda de los modelos educativos internacionales (llámese de Singapur, Finlandia, etcétera) guía el devenir de la educación en el istmo, no es difícil imaginarse a la sociedad panameña a la deriva en educación. Si bien se poseen en alguna medida objetivos claros, no se han tomado en cuenta aspectos antropológicos y culturales sensibles, que determinan el éxito de tales patrones.

Si analizamos el modelo educativo de Singapur, no tardaremos en percibir que en su cultura la fuerte noción de disciplina y pragmatismo media en casi todas las actividades de ese grupo humano. En el caso finlandés, hay una fuerte iniciativa cultural hacia la lectura y el aprendizaje autónomo. De más está decir que, estructuralmente hablando, estos modelos educativos son muy competitivos, porque no solo buscan la excelencia en su alumnado, sino que la demanda de profesores está determinada por su nivel de estudio (en Finlandia todos deben tener un nivel académico mínimo de maestría). Por si fuera poco, en estas sociedades a los estudiantes se les orienta en materia profesional desde una etapa temprana. Por esto, todo alumno de mitad de ciclo escolar, tanto de Singapur como de Finlandia, ya tiene en mente la carrera que estudiará en la universidad y los saberes básicos y necesarios para su posterior desarrollo como profesional activo.

Entonces, no es arriesgado suponer que en Panamá cualquiera de esos modelos educativos importados sería un fiasco. En principio, se basan en criterios culturales e idiosincráticos de sus respectivas sociedades y no han sido pensados para otras. Lo que deberíamos hacer es constituir un concepto de educación basado en nuestra cultura y en una concepción clara de qué tipo de persona, estudiante y profesional queremos, en vez de importar modelos educativos desvinculados de nuestra realidad social y antropológica, por el simple hecho de estar a la moda o por seguir directrices internacionales.

 

Daño colateral de las leyes

En el país hay muchas leyes que se crearon con una intención, pero en el camino se trastoca su fin último o, por su redacción imperfecta, permite hacer lo contrario a lo propuesto. Veamos.

En el Código de la Familia definitivamente hay normas que necesitan revisión, pues su interpretación por parte de las autoridades y los actores contraviene su razón de ser, que es “preservar a la familia”. Hay casos concretos en que los padres temen llamarle la atención a hijos, ya que estos amenazan con acudir a las autoridades y acusarlos. Esto ha hecho que muchos padres, cómodamente, hayan renunciado a la patria potestad para evitar problemas, y responsabilizan al Estado de esto, lo que en mi opinión no deja de tener algo de cierto. Es necesario educar más sobre el tema para empoderar a los padres de su función en la familia, y a los niños sobre deberes y derechos.

Yo hubiera preferido que los muchachos panameños continuaran empaquetando víveres en los supermercados, porque ahora esa labor la realizan en su mayoría jóvenes de otras nacionalidades. Los supermercados, como parte de su responsabilidad social, habrían podido mantenerlos allí, solo comprobando que asistían a clases y tenían notas aceptables. Ahora esos niños y jóvenes, con mucho tiempo ocioso y sin padres en casa que los atiendan, son fácil presa de las pandillas que les ofrecen seguridad y dinero.

En los cafetales se prohibió que los niños ngäbe buglés acompañen a sus padres durante la cosecha. Esto ha hecho que muchos emigren a Costa Rica, cuyas autoridades comprenden mejor la idiosincrasia de ese pueblo. Acá los pocos que salen a trabajar dejan a hijos e hijas indefensos en casa, expuestos a abusadores, embaucadores y vagos, generalmente, parientes cercanos y, como resultado, tenemos un incremento en los embarazos de niñas, con el agravante de las relaciones incestuosas que ocasionan múltiples problemas de salud.

En muchas naciones, incluso en Estados Unidos, la agricultura es una ocupación familiar. El padre le transmite a sus hijos las técnicas de cultivo más exitosas, el amor a la tierra, el orgullo de ser un productor independiente, de cultivar productos de calidad, y de optimizar el uso de sus recursos. En nuestro campo, donde lo que reina es la escasez y la ignorancia, es difícil transmitir valores, y menos con leyes que incentivan la desobediencia de los jóvenes, que solo sueñan con irse a la capital, en donde malviven, son presa de los delincuentes y entran al círculo de la pobreza citadina.

Los obreros, técnicos, albañiles, ebanistas o artesanos están en problemas si quieren llevan a sus hijos, como aprendices, para transmitirles el oficio que desempeñan. Por eso, se está perdiendo el conocimiento, la experiencia y el amor por las artes. Las leyes vigentes los hacen susceptibles a sanciones y esto desincentiva el interés por enseñar una forma lícita de trabajar. Es necesario revisar, actualizar y corregir esas leyes que se han convertido en precursoras de la desunión familiar, las pandillas, la impunidad, el abandono de la patria potestad y el libertinaje precoz.