País de contrastes
Mientras por un lado Panamá lloraba la partida de dos grandes caballeros de la política y el mundo empresarial, Raúl Baby Arango y Fernando Manfredo Jr., por el otro lado veíamos horrorizados el escandaloso encuentro entre dos diputadas: Zulay Rodríguez y Kathleen Levy.
Difícilmente, podremos generar otras figuras como Baby Arango, un caballero en política y en el mundo social y empresarial. Para Baby solo existían amigos, no creo haberle conocido un enemigo. Las diferencias se discutían con altura y honor, jamás con insultos. Pero, la nueva camada política nos ha traído a Zulay Rodríguez, fogosa diputada que se ha especializado en pelear con todos los de su partido, adversarios, amigos y enemigos por igual. Insulta sin medir sus palabras, sin pruebas y sin coherencia. El daño que le hace a la clase política, al PRD su partido, a la Asamblea, es difícil de dimensionar. Pero, ojalá fuesen esos los únicos problemas del país.
Panamá, con un crecimiento envidiable, que logrará el 6.3% en el 2016, el más alto de América, está saliendo de los 5 años más corruptos de su historia y empezamos a ver resultados con ex ministros detenidos y un presidente en rebeldía, etc. Sin embargo, ahora asoma un monstruo más grande: la presencia del narcotráfico en los estamentos de seguridad, en la Asamblea y en las oficinas públicas. Las grandes capturas de droga y dinero vienen ahora acompañadas de participación de policías, abogados y funcionarios de la Asamblea. El cáncer del narcotráfico ha hecho metástasis. La pregunta es: ¿tendremos la voluntad política de apresar a políticos detrás de ese narcotráfico y narcolavado? Por décadas los delincuentes de cuello blanco fueron impunes.
En este gobierno, cuando la ley finalmente alcanza a los antes impunes, aunque ya en el 2013 el entonces ministro de seguridad, José Raúl Mulino, nos advertida que el narcotráfico y las pandillas, habían penetrado los partidos políticos, es el propio presidente Juan Carlos Varela que no dice que efectivamente el narcotráfico está dentro de los partidos y no le temblará la mano para que caiga el que tenga que caer. Las redes del narcotráfico están dentro y fuera del país. Es una organización millonaria internacional, con profesionales, abogados, banqueros y políticos de todas las Américas. Tengo que reconocer que en mi propio partido, el PRD, es secreto a voces quienes están ‘sucios' por el narcotráfico, narcolavado, etc. Ningún partido parece estar libre de pecado.
Lo primero que yo haría es quitarle el título de honorable a los diputados, solo por el de diputados. NO me basta señor diputado y dejo el honorable para el que realmente lo merezca. Hoy, la distribución y venta de droga se hace usando profesores, taxistas, vendedores ambulantes, personal de bares, etc., en una gigantesca organización en donde hasta la policía participa. Panamá requiere una gran campaña nacional contra la venta y tráfico de drogas. Iniciativa que utilice a todos los ciudadanos en una gran campaña de participación ciudadana. Ésta debe incluir bonificaciones a quienes denuncien tráfico, faciliten arrestos, etc; todos, en forma anónima, que colaboremos con las autoridades. Pero, habría que crear una entidad receptora fuera de la propia policía, donde ya muchos creemos están comprometidos. La lucha contra el narcotráfico, entrometido, como ya lo está en partidos y estamentos de seguridad, será difícil. Solo con una guerra declarada, abierta y frontal, hay esperanzas de éxito. El gobierno debe nombrar una comisión de alto nivel que defina acciones a seguir, incluso buscar apoyo internacional.
El ret o es grande y el peligro aún más grande. Podemos caer a estado fallido y en manos de los narcos con mucha facilidad. Somos paso obligado de drogas y nuestro centro bancario es destino final del narcolavado. Todavía hay tiempo para erradicarlo del país, pero se necesita la voluntad política y el esfuerzo de todos. Mientras tanto, pongamos en orden la Asamblea, que los partidos pongan de su parte limpiando la casa y hagamos que las cosas en democracia, marchen mejor. Recuerdo la cuña de la campaña del expresidente Ernesto Pérez Balladares, donde seis en un bote remaban en distintas direcciones. Girando el bote sobre se eje, solo cuando todos reman en la misma dirección se avanza. Empecemos a remar en la misma dirección y dejemos de dar vueltas.