La detención provisional de RMB y la certeza del castigo

El pleno de la Corte Suprema de Justicia (CSJ) ordenó la detención provisional del expresidente de la República y actual diputado del Parlamento Centroamericano (Parlacen), Ricardo Martinelli Berrocal, como parte del proceso por la interceptación de las comunicaciones a más de 150 personas durante su gobierno, a los que se le debe sumar más de 12 casos que involucra otros hechos punibles como graves delitos económicos.

El artículo 39 del Código Procesal Penal establece que entre las competencias del pleno de la Corte está la de conocer ‘de los procesos penales y medidas cautelares contra los diputados, el Procurador General de la Nación, el Procurador de la Administración, los Ministros de Estado, los Magistrados del Tribunal Electoral o del Contralor General de la República, o de los cometidos en cualquier época por personas que, al tiempo de su juzgamiento ejerzan algunos de estos cargos'. Martinelli en su calidad de diputado del Parlacen, está amparado por lo que prescribe el artículo precitado. Este proceso deberá gestionarse a través del Ministerio de Relaciones Exteriores, y la orden de detención sería con fines de extradición para que comparezca al proceso. El proceso de extradición está regulado entre Panamá y los Estados Unidos en un texto que consta de 12 artículos (Tratado de Extradición del 25 de mayo de 1904), donde su artículo III establece que la extradición será aplicable tanto para personas enjuiciadas como para las que hayan recibido una condena.

El artículo VIII establece una limitante: La persona extraditada solo puede ser juzgada por los delitos por los que fue solicitada a EU. Una interpretación restrictiva por parte de EE.UU. puede significar que la más de una decena de procesos abiertos en nuestro tribunal supremo en contra del expresidente de la República, pueden ser invalidados si no son incluidos apropiadamente en la solicitud de extradición.

La defensa de RMB ha presentado un recurso de habeas corpus a fin de evitar la detención preventiva, argumentando que ‘es ilegal y violatoria del debido proceso, y del derecho a su libertad y a su defensa', y que debe ser ventilado en reunión del Pleno de la CSJ.

A nuestro entender, se pone a prueba desde el punto de vista judicial dos cosas. La validación del sistema penal acusatorio dentro del sistema judicial panameño y la solidez del sistema judicial de los Estados Unidos en el sentido de la protección del delincuente por razones políticas o la certeza del castigo con el cumplimiento a plenitud del proceso de extradición. Todos recordamos en Panamá el escabroso camino en el caso del general Manuel Antonio Noriega y luego su pedido de extradición después de cumplir su pena en Francia.

El enjuiciamiento de un expresidente tampoco es que sea un hecho inédito. La historia cuenta con casos de presidentes y expresidentes procesados y castigados. Entre ellos, Marcos Robles (1968) enjuiciado y condenado judicialmente por la Asamblea Nacional por coacción electoral y violaciones graves a la constitución nacional. Arnulfo Arias Madrid (1951), declarado culpable por la Asamblea Nacional, convertido en Tribunal de Justicia por extralimitación de funciones, lo destituyó del cargo y lo inhabilitó para ocupar cargo público.

El Legislativo hizo otro tanto con el presidente José Ramón Guizado (1955) a quien acusó del magnicidio de Remón. En épocas más recientes, los casos del expresidente Ernesto Pérez Balladares (2014) enfrentó juicio por presunto lavado de dinero y enriquecimiento ilícito y el expresidente Martín Torrijos se le abrió investigación por la supuesta comisión de delito contra la administración pública. Lo inédito aquí es que RMB es un fugitivo de la justicia panameña con todos los recursos económicos para enfrentar y retar al sistema judicial panameño.

¡Volvamos a la decencia… por Panamá

Escribí este lema para una campaña que me encomendaron los clubes cívicos de Chiriquí, bajo el liderazgo de los rotarios chiricanos, al iniciar el período presidencial el presidente Guillermo Endara G., después de la pesadilla que terminó el gobierno militar, con las mejores intenciones de Omar Torrijos Herrera y el deterioro y corrupción de Manuel Antonio Noriega.

Se trataba de varios mensajes. Uno en que el doctor Carlos Iván Zúñiga y su esposa Sidia Candanedo hablaban de lo que era la honestidad y de su importancia en el manejo de bienes públicos (ellos podían ser modelos a seguir en ese aspecto). Otro de los peloteritos de Chiriquí que impelían a los jóvenes a rechazar las drogas, las coimas y a denunciar valientemente a los traficantes en sus barrios. Había otra en que se hablaba de los buenos modales en la convivencia diaria, el respeto a los ancianos y los niños, la mediación y el rechazo a la violencia en los conflictos cotidianos; la correcta disposición de los desechos y basura, por el amor propio de no vivir en barriadas llenas de pestilencia, la inclusión y el respeto por los valores tradicionales. Al Final, un grupo de jóvenes o adultos gritaba: ‘¡Volvamos a la decencia… por Panamá!' Los personajes fueron estudiantes, obreros,deportistas, gente sencilla o grandes intelectuales y personalidades. Todos al unísono con la intención de devolverle a Panamá, lo que había sido.

Actualmente, para el 2016, me gustaría que retomemos esta campaña, actualizándola para combatir tantos males y desafueros, desvíos de conducta y sobre todo esta crueldad e indiferencia que se aprecia en el trato cotidiano, en las calles y familias.

Ojalá… a) Los taxistas tomaran conciencia de que son un servicio, no una ‘amenaza amarilla' al igual que los metrobuses y camiones gigantes, los cuales se desbocan contra todo el que se le atraviesa, peatón o carro; con pitazos estridentes innecesarios, gritos y groserías inauditas; como poseídos por fuerzas demoníacas, que los hacen acelerar, cuando alguien cruza la calle frente a ellos; como si desearan atropellarlos, en vez de ceder el paso. Una actitud que les es totalmente desconocida (por supuesto, los hay que son amables y conscientes), pero la mayoría vive en un estado visceral de amargura, que no se ve en ninguna otra ciudad civilizada del mundo.

B) Que la Alcaldía liderara una campaña de educación al ciudadano, como se ve en México, Buenos Aires, Bogotá o en Santiago de Chile. Invitando a las Cámaras y Gremios de empresarios, iglesias, sindicatos, cooperativas clubes cívicos, medios de comunicación, Autoridad del Canal de Panamá (ACP). Amén del ente de Responsabilidad Social de las Empresas, liderado por don Stanley Motta, quienes además de nobles ayudas a escuelitas pobres, haga verdaderas campañas educativas vecinales para cambiar patrones de conductas indeseables, distorsionadas y peligrosas para el futuro de nuestro país. Utilicen las paredes de las estaciones del metro, de los metrobuses, vallas, paredes de edificios públicos o áreas residenciales, apelando al sentido de auto respeto: ‘Aquí botamos la basura en su lugar"… "Somos un barrio humilde, pero de gente con dignidad'. Se necesita incluir a los medios de comunicación y también conseguir patrocinio para anuncios en la prensa, radio, televisión y las redes sociales.

C) Que los establecimientos de comida rápida, para llevar en sus empaques y bolsas, las latas de cerveza y soda, incluyeran anuncios impresos como ‘¡No ensucies las calles después de haber comido o bebido este delicioso producto!', etc. Algún creativo les puede hacer lemas útiles prácticos, pero no fútiles o en rimas idiotas como: ‘Si la botas, se nota'. Apelen a la acción, al sentido de responsabilidad, al amor propio y a los sentimientos agradables de ser ciudadanos decentes, modelos a seguir y no patanes o vulgares trogloditas.

En Japón, a los niños se les enseña, desde la escuela primaria, a dirimir sus conflictos con mediación ganar-ganar. Eso es educar a largo plazo, y nuestro Ministerio de Educación (MEDUCA) ni siquiera quiere abordar la educación sexual o la educación vial (respeto por las luces de los semáforos). El Ministerio de Desarrollo Social (MIDES) poco hace para disminuir la violencia intrafamiliar. SERTV, no educa, pues cree que necesita competir con las televisoras comerciales para entretener. Y, el Instituto Nacional de Cultura (INAC), inexistente… museos, identidad nacional, documentos, arte y cultura en la vacuidad. ¿Cuál es la razón de existir de estas entidades? ¿Soy un idealista?… ¿Un iluso? ¡No estoy buscando trabajo, pero si me llaman, cuenten con mi apoyo incondicional Ad honorem! En el gobierno de Aristides y Adela de Royo, se hicieron montones de campañas educativas.

Antes de que sea demasiado tarde, hagamos algo, pronto, para aliviar la hostilidad de esta ciudad y la descomposición social de este país… ¡Por Panamá!

Reyezuelos de la administración pública

Aquella referencia a la “oscura selva” al inicio de La Divina Comedia, de Dante Alighieri, que alude al desorden moral y político de Florencia en el siglo XIII, bien puede aplicarse a los límites imprecisos, contradictorios y convergentes que rigen nuestra administración pública, en pleno siglo XXI. La actividad administrativa del Estado, desde 1903, tiene como punto de encuentro sus cuatro Constituciones consecutivas, más las siete de nuestro período colombiano y las múltiples leyes de Indias del Panamá hispánico, pues todos estos elementos históricos, junto a otros culturales, contribuyeron a darle su estructura y personalidad actual.

¿Cómo rige esta función del Ejecutivo como instrumento de servicio público? El componente normativo está en el marco constitucional de 1972 y en el compendio legal de su régimen jurídico, dado el carácter institucional y servicial de esta actividad gestora de supuesto beneficio público. Esta circunstancia creó una pluralidad de entidades dotadas de personalidad jurídica, en la mayoría de los casos, para llevar a cabo esa función pública en sus varios niveles administrativos, que incluyen ministerios, institutos, autoridades y administraciones autónomas, agencias reguladoras, direcciones generales y muchas otras organizaciones, dotándole a este complejo sistema de gobernanza civil una naturaleza caótica.

En esto juegan un papel predominante las normas que rigen el comportamiento de los empleados públicos, como manifestaciones de poder y de relaciones interadministrativas. La cooperación y coordinación, con un procedimiento administrativo común, libre de toda actividad o injerencia política que lo vinculen al gobierno de turno, deberían prevalecer en la gestión pública, para garantizar la excelencia de su calidad. Pero la realidad es otra, a pesar de su pretendida descentralización, porque ese ejercicio de competencias legales y constitucionales encomendadas al Ejecutivo pone en relieve un diseño institucional que reparte pequeñas cuotas de poder entre copartidarios y hace de sus funcionarios reyezuelos de la administración pública, muchas veces con poderes muy amplios y profundos.

Así, la actividad administrativa del Estado se convierte en pieza básica del sistema político partidista, sin legitimidad en la misión encomendada por las leyes y la Constitución. A pesar de ser un Estado centralista, tanto los ministerios como las instituciones estatales, salvo raras excepciones, usan el logo particular como símbolo para identificarse y no el escudo nacional, quedando la identidad nacional huérfana de este emblema patrio. Con esto no quiero localizar el error donde no está, sino dirigir la atención a un mal peor en los valores colectivos: la ausencia, tanto en gobernantes como gobernados, de un verdadero espíritu público, que guíe el alma panameña hacia la excelencia. Sin este don perdurable, nos convertiremos en habitantes de esa “oscura selva” dantesca, sin un Virgilio que nos ayude a salir de ella.

Los andamios: economía, política y educación:

No fue sino hasta la década de 1980 cuando se demostró, científicamente, que la naturaleza es una red y que si uno solo de los hilos es dañado, esta se destejerá. Este principio ha sido aceptado con relación a la naturaleza, sin embargo, no hemos comprendido que es vital aplicarlo al funcionamiento de la sociedad. Los adeptos del paradigma holístico arguyen que por eso anda el mundo como anda.

Durante la crisis de 2008-2009, lo “natural” habría sido proteger a los seres humanos, a sus hipotecas, ahorros, seguros de salud, etcétera, pero lo que sucedió fue que se entregaron billones de dólares para “salvar” a los bancos de todo el mundo. Billones que salieron de los impuestos a los pobres.

En Panamá hay consenso en que es necesaria una educación de calidad para superar aspectos deficitarios en nuestra sociedad, pero los educadores sabemos que hay situaciones económicas y sociales que inciden negativamente en el aprendizaje, que no pueden ser resueltas por la escuela. La Asociación Panameña de Ejecutivos de Empresa todos los años dice lo mismo: “No se forman los trabajadores que la empresa necesita”. La pregunta es ¿cuántas industrias tienen, cuántas granjas de producción agropecuaria, cuántos centros de productos del mar? Lo que salta a la vista es que solo tienen lo que consideran más rentable: comercios, servicios y escuelas privadas, ¡ah! y turismo, aunque nos hundamos en basura.

Si la sociedad fuera una red, los hilos de la economía, de la educación y de la política se complementarían y estaríamos formando personal para lograr la soberanía alimentaria, para atender la salud de todos, para incentivar el desarrollo cultural que es el que determina la cohesión social y, por tanto, la ética humanista. La educación sería pública e igual para todos –como en Finlandia– y se resolverían los prejuicios raciales, de estatus, de género y demás.

Mientras vivamos a expensas del Canal y del comercio; mientras exista una educación para los que la pueden pagar y otra para los demás; mientras la democracia se circunscriba a asistir a las urnas, un día cada cinco años, habrá desempleo, pobreza, inseguridad ciudadana y, sobre todo, plutocracia y corrupción generalizada.

No le pidamos a la educación lo que ella sola no puede dar, y sumemos esfuerzos, en los diversos grupos que aportan estudios y propuestas, para transformar el mero crecimiento cuantitativo en un desarrollo social en que quepamos todos.

Yo quiero un Presidente

El pasado 11 de septiembre escribía en mi cuenta de twitter @MayellaLloyd la siguiente reflexión, que aún permanece allí como encabezado: ‘Yo quiero un Presidente que revolucione la educación. Uno que oriente la agenda nacional en el marco de un proyecto integral de educación, que contemple familia, docentes, empresa privada, medios, todos. Juntos cada uno haciendo su parte desde sus espacios, pero alineados en el propósito de transformar el país a través de la educación.

Sé que no es posible resolver todos los problemas en un período y que hay demasiado por hacer; sin embargo, poniendo parches y curitas a cada problema, no vamos a resolver nada. Nos seguiremos conformando, con alguno que otro índice económico que haga felices a unos mientras al resto les es indiferente porque no ve ninguna diferencia en su calidad de vida. Creo firmemente en que la educación nos ayudará a resolver la gran mayoría de nuestros actuales y futuros retos como nación.

Claro que seguiremos teniendo diferencias y que bueno que exista esa pluralidad, pero si hay algo en que todos estaremos de acuerdo siempre, es que queremos un mejor país para todos nosotros y en algo tendremos que ponernos de acuerdo para conseguirlo.

Tenemos todo el potencial, solo hay que ponerle nuestro mejor empeño. No faltará quien llame a esto utopía, Pero yo sé que aunque no es tarea fácil, tampoco es imposible. Valórenlo y hagámoslo posible. Que ese sea nuestro legado de amor a Panamá. Piénsenlo…' Concluía la misma.

Ojalá que el reciente llamado a diálogo por la educación del Presidente Varela sea sincero y con la auténtica voluntad política y personal de llevarlo a cabo; con tareas y metas mesurables y no sea sólo un recurso discursivo para salir del paso y ganar tiempo, ante señalamientos recurrentes de ineficiencia e ineficacia gubernamental. Confieso que tengo mis dudas, pero nada me encantaría más que me sorprenda positivamente. No se trata de quién lo haga, sino de qué se haga.

Tendría también, entre otras cosas, señor Presidente que empezar a sanear aquellas instituciones educativas corroídas por la corrupción. Porque como hombre de campo que es, sabe usted bien que el terreno primero se limpia, se abona, se prepara y luego se da la selección de las mejores semillas con el cuidado pertinente. ¿Es ese su deseo señor Presidente? O será este un nuevo conversatorio de egos para, como decía Napoleón Bonaparte: ‘Cuando quiero que un asunto no se resuelva lo encomiendo a un comité.'… Amanecerá y veremos.

En tanto yo sigo con mi premisa de querer un Presidente que tenga como norte y como propósito principal lo que bien nos enseña Platón: ‘El más importante y principal negocio público es la buena educación de la juventud'.

Un presidente debe ser diferente y auténtico

Buscar cualidades destacadas en un presidente resulta hartamente complicado; como que todos terminan pareciéndose y sin muchas diferencias entre sí. Hoy por hoy es difícil encontrar a quienes tras larga lucha política dura y persistente han sobresalido en las difíciles tareas de gobernar, preparándose para hacerlo, en algunos casos hasta conociendo los rigores de la persecución y la cárcel por sus ideales y luchas. Eso no se hallará a través de asesores –como piensan algunos- que convierten al ‘nuevo líder' en carismático y con una imagen atractiva a la población. Tampoco creo que el líder nazca con las cualidades que le harán convertirse en exitoso dirigente en un momento determinado. Hay que trabajar en ello con tesón, dedicación, paciencia y sin buscar ese resultado a cualquier precio. Aparecerá en el momento que menos se anticipa y, como toda oportunidad, hay que aprovecharla.

Leyendo la historia de José ‘Pepe' Mujica uno se topa con las poco usuales cualidades que lo llevaron a ocupar la presidencia del Uruguay a la edad de 75 años, habiendo sido uno de los dirigentes tupamaros que combatieron contra la dictadura militar en su país. Sin educación universitaria pero si gran lector, Mujica se convirtió en diputado, Senador, Ministro de Ganadería, Agricultura y Pesca, llegando a la Presidencia en 2010, siendo hoy nuevamente Senador. Una carrera ascendente en los años finales de su vida, porque fueron 13 años de cárcel y muchos de clandestinidad.

Si tuviera que escoger las dos virtudes más importantes en el éxito de Pepe Mujica como líder político, con un carisma que sobrepasa sus fronteras patrias, las resumiría en ‘ser diferente y auténtico.' Aquí tuvimos a alguien a quien también mostró esos atributos cuando inició su período presidencial, pero al mismo tiempo le fueron apareciendo otras cualidades que hoy lo mantienen con una orden de detención internacional y con una multiplicidad de procesos por su equivocado proceder.

Mujica se convirtió en un ícono mundial del político distinto. Ajeno al protocolo, nunca utilizó corbata en su mandato; de a casualidad usaba saco en actos especiales. Siguió viviendo en su chacra (vivienda rural con cultivos y animales), manejando él mismo el Volkswagen Beetle que se lo han querido comprar en un millón de dólares; soñando con ir in bicicleta a su despacho, deporte en el que destacó. Renunció al 75% de su salario porque no necesitaba vivir con más, creando una fundación para mujeres madre y padre. Si bien admite haber sido amigo de Chávez y haber recibido su ayuda cuando fue candidato, recuerda haberle advertido el fracaso que sería su proyecto político. Sin mucho protocolo decía verdades que otros callaban.

A pesar de su pasado guerrillero quiso llevarse bien con los militares. Nombró de ministro de Defensa a su compañero de luchas Eleuterio Fernández, considerado uno de los mejores que ha ocupado el cargo. Si tenía que separar del cargo a un copartidario, ya por incapacidad o corrupción, no le temblaba la mano. Esa autenticidad en su actuación lo llevó lejos, trascendiendo su estilo diferente a todas partes del mundo. Su relación con Barack Obama fue excelente¸ aunque admite que algo criticada en su país por sus pares de izquierda. A pesar de su ateísmo, hizo excelente migas con el Papa Francisco. Proyectó al mundo a un país pequeño de poco más de 3 millones de habitantes –parecido a Panamá-, rodeado de potencias como Brasil y Argentina.

¿Podemos encontrar en Panamá a dirigentes políticos que reúnan características similares de autenticidad y diferencia que lo proyecten como: Belisario Porras, Arnulfo Arias Madrid, Omar Torrijos Herrera o Ricardo Arias Calderón? Aunque parezca hoy imposible, siempre debe haber uno por allí. Y de verás que el país lo necesita; y con urgencia.

El año Martinelli

Tal como los chinos identifican los años, podemos decir que este será el de Martinelli. La situación judicial del exmandatario acaparará la atención local e internacional durante el año. Aparte de conocer su papel como presidente y empresario exitoso, muchos desconocen quién es él en realidad. Veamos, nació el 11 de marzo de 1952 en la ciudad de Panamá, hijo de Ricardo Martinelli, de ascendencia italiana, y de Gloria Berrocal, de ascendencia española. Aunque vivió en Soná, sus estudios primarios y secundarios los cursó en el Colegio La Salle, donde obtuvo su grado de perito mercantil. Hizo su bachillerato en Staunton Military Academy en Virginia, Estados Unidos, y una licenciatura en Administración de Empresas, con especialización en Mercadotecnia en la Universidad de Arkansas. Culminó sus estudios con una maestría en Administración de Empresas, con especialidad en Finanzas, en el Incae, extensión de la Universidad de Harvard.

Martinelli siempre demostró ambición política. Participó en el Partido Solidaridad, estuvo ligado al PRD, y en 1994 el presidente Ernesto Pérez Balladares lo nombró director de la Caja de Seguro Social, puesto que abandonó en 1996 por supuestas presiones del presidente ante las manifestaciones de organizaciones médicas y políticas.

Posteriormente, demandó al expresidente Guillermo Endara por calumnia e injuria, resultando condenado Endara a 18 meses de prisión suspendidos. En mayo de 1998 fundó su partido, Cambio Democrático (CD). En 1999, bajo el mandato de Mireya Moscoso, fue nombrado ministro del Canal y director de la junta directiva hasta 2003. Preparó su primera campaña presidencial en 2004, donde obtuvo solo el 5.3% de los votos. En 2008 se volvió a lanzar y logró un arrollador triunfo ante un PRD resquebrajado y una oposición que se alineó bajo su figura. Concluido su mandato, se inicia la etapa hoy conocida, teñida de denuncias de corrupción y delitos. Su personalidad es obsesiva, activa y ególatra. Su formación académica: experto en ventas y promoción, con visión militar, en la que jerarquía, lealtad y obediencia son valores propios, más su experiencia política y burocrática, fueron herramientas que supo utilizar. Mediante la Fundación Ricardo Martinelli otorgó becas a estudiantes, que al recibirlas debían escuchar sus peroratas sobre el país, del CD y su papel como futuro mandatario. Como los fondos “donados” a la fundación se deducían de impuestos, de manera indirecta el Estado financió esta promoción, pragmática gestión que induce a bosquejar un perfil de sus actos.

Se rodeó de leales más que de capaces, manejó el gobierno con un esquema militar y no permitió que sus subalternos lo contradijeran; era el comandante. Para sus aliados, beneficios; para los disidentes, proscripción; para los enemigos, persecución. Como político–militar, estratégicamente invadió para controlar instituciones del Estado y minó las futuras contraofensivas, blindándose legalmente. Su inteligencia y habilidad es visible. Hoy han caído varios de sus “soldados” y el país aún no sabe hasta dónde llegarán los efectos de su gobierno. Pero, por sus logros o desmanes, él escribirá un año interesante de nuestra historia.

La corrupción siguió asomando la cabeza en 2015

El juicio contra el expresidente Ricardo Martinelli y las investigaciones de sus principales colaboradores acapararon la atención del panameño en 2015. Pero no pasó desapercibido el deterioro de la calidad de vida de quienes viven en las ciudades o en las áreas rurales. De igual manera, las estadísticas arrojan como balance de 2015 una tendencia creciente de la desigualdad social y económica entre los panameños.

Asimismo, los panameños están preocupados por el atraso de los trabajos en la ampliación del Canal de Panamá. También por el incremento del crimen organizado que se expresa en todos los ámbitos de la vida.

Creó zozobra la criminalización de las protestas sociales y la detención de estudiantes del Instituto Nacional que protestaban acusados de actos de ‘terrorismo'. Gran preocupación genera también la corrupción heredada de gobiernos anteriores que no puede erradicarse ni mitigarse.

Casi 50 juicios se han abierto contra el presidente Ricardo Martinelli, varios de sus ministros y otros funcionarios de su período gubernamental (2009-2014). Durante aquellos 5 años, Martinelli manejó presupuestos nacionales que sumaron cerca de $90 mil millones. Se calcula que aún están por justificarse la desaparición de unos $5 mil millones. Martinelli se mudó a Miami, Estados Unidos, a principios de 2015 y no ha regresado al país. La Corte Suprema de Justicia lo declaró en rebeldía y ordenó su detención.

Sectores políticos importantes del país han aplaudido la aplicación de la justicia contra el ex mandatario. Sin embargo, también hay muestras de descontento ya que el actual gobierno ha seguido las mismas pautas de su predecesor. Las políticas económicas durante 2015 sólo favorecieron a los sectores vinculados a la especulación financiera y a la banca. La tasa de crecimiento del Producto Interno Bruto (PIB) de este año se calcula que será del 5.8% comparado con el año anterior. Sin embargo, el sector financiero se expandió en más del 10%. Los sectores agrícola y manufacturero crecerán en un 0.5% y 2.0%, respectivamente.

La desigualdad a nivel macro económico se refleja en la realidad social. El 10% de la población más rica del país concentra casi el 40% de la riqueza. El período de Martinelli fue el que más benefició a los poderosos en Panamá. Sin embargo, el actual gobierno no se queda atrás.

En Coclesito una minera de origen sudafricano sigue arrasando con el ambiente y contratando trabajadores extranjeros (un total de 700). En 2015, el gobierno intentó silenciar la huelga de los trabajadores de la Cervecería Nacional (de otra transnacional sudafricana).

El nuevo régimen político que se reintrodujo en Panamá, después de la invasión militar norteamericana en 1989, colapsó a principios del nuevo milenio. En 2015, muchos colegios y escuelas pasaron el año con estructuras inoperantes. Muchos maestros y profesores se quedaron sin nombramientos. Se calcula que este año la tasa de deserción llegó a un 30%, cifra récord. Todo esto a pesar de que el presupuesto para el sector educación supera holgadamente los mil millones de dólares.

El sector salud aún no cuenta con los implementos necesarios ni los recursos humanos para atender a la población. El gobierno de Martinelli promovió una inversión de $700 millones para una Ciudad Hospitalaria. El proyecto fue denunciado por sospechas de corrupción. En 2015, el actual gobierno le cambió el nombre – Ciudad de la Salud – y todo siguió igual.

Un área que se creía libre de la corrupción – el Canal de Panamá – en 2015 comenzó a mostrar grietas, tanto en las nuevas esclusas que construye un consorcio extranjero de oscuros antecedentes, como en el manejo administrativo de sus recursos. La mayoría de los sindicatos de la Autoridad del Canal de Panamá (ACP) – que cuenta con una planilla de 9 mil trabajadores– está protestando por el desgreño administrativo de la vía interoceánica. Quizás lo más preocupante de la ACP es que en su junta directiva tiene personas que son sospechosas de estar involucradas en actos de corrupción.

A pesar de las sospechas, no pueden ser encausadas por supuestos tecnicismos, tolerados por las autoridades del Ministerio Público. El crimen organizado en el país parece estar conquistando más terreno, cada día. El lavado de dinero y el tráfico de ilícitos siguen sin control, a pesar de la construcción de la base militar (aeronaval) en Punta Coco y la decisión de descartar los compromisos de neutralidad del país.

 

Una extraña soledad

Qué más dará una fecha que otra si el tiempo es usura de la vida? Pero los seres humanos necesitamos la celebración siguiendo el curso de la naturaleza. Antes, celebraban la siega o la vendimia, los ritos de amor o de paso. O fiestas religiosas que coincidían con ancestrales costumbres relacionadas con los ciclos de la agricultura.

Sabíamos que por Navidad comenzaba un tiempo de celebración. No sabíamos que contribuíamos al canto de la vida que supone la fiesta del solsticio de invierno para que no se acabase la luz y volviera a salir el sol después de la noche más larga del año.

Hoy celebramos el permanecer vivos y tratamos de dar sentido a cada momento de nuestra existencia porque se nos escapa el sentido de una vida. Algo no va bien en el mundo y no nos atrevemos a acometer las causas contentándonos con aliviar algún efecto de esa injusticia estructural, para calmar algo la conciencia, de ahí limosnas y aguinaldos. Pero nos echamos a la calle a comprar para este o para el otro, mientras el resto del año no encontramos momento para saber cómo se encuentra, para escucharlo. Así corremos el riesgo de convertir “al otro” en objeto de nuestra solicitud, cuando el otro siempre es sujeto que sale al encuentro y nos interpela.

Esta es nuestra asignatura pendiente, escuchar y acoger, dejarnos querer sin abrumar con nuestros consejos o con nuestros regalos. Dejar a las personas como están sin intentar cambiarlas. ¿Por qué cuando alguien dice que nos quiere pretende cambiarnos? Pero si tú me has conocido así, como un disparate que contrastaba y complementaba el tuyo, ¿por qué ahora que vamos madurando pretendemos cambiarnos? Deja a las piedras que sean piedras sin intentar transformarlas en pan. Cuando nos conocimos, yo era un abedul y tú una palmera, nos reíamos y nos sabíamos alas de un mismo vuelo, no nos deteníamos a mirarnos uno al otro sino que aprendimos a mirar juntos en la misma dirección. Aprendimos a compartir el pan y el vino pero sin morder el mismo trozo ni servirnos del mismo vaso. Aquel día, después de una crisis, comprendimos las palabras de Khalil Gibrán: sed como las columnas del templo, todas sostienen la bóveda pero el aire circula entre ellas.

Nos obligamos a reír y a divertirnos: nos divertimos, nos apartamos de nosotros mismos y del camino, extraviándonos. ¿No es en estas fiestas cuando nos acomete una extraña soledad, una especie de vacío que llamamos nostalgia y que no es más que hastío? Se diría que tenemos que caer bien a todo el mundo, felicitar hasta a las farolas y empeñarnos en retrasar la hora del sueño, como si temiéramos no seguir viviendo.

Esta es la más oculta razón de los ritos en el solsticio de invierno mientras que, en el de verano, por San Juan, tenemos que celebrar con cantos, bailes y hogueras la necesidad de afirmarnos y aceptarnos, para asumir nuestra maduración y tratar de ser coherentes con las aportaciones de ese tiempo nuevo que vamos haciendo, porque el tiempo no existe. Según lo vamos necesitando lo vamos hilando; por eso hay un tiempo cronos, siempre igual, y un tiempo kairós, un tiempo existencial, de plenitud y de alborozo, de celebración y hasta de exceso. Como aquel tiempo que eternizaba Zorba cuando bailaba el sirtaki en la playa inmensa sin consuelo por la muerte de su único hijo.

Por eso, tenemos que aprovechar todos los momentos especiales para hacernos cómplices con la vida y sostener con Sábato: Tengo la convicción de que debemos penetrar en la noche y, como centinelas, permanecer en guardia por aquellos que están solos y sufren el horror ocasionado por este sistema que es mundial y perverso. Un grito en la mitad de la noche puede bastar para recordarnos que estamos vivos, y que de ninguna manera pensamos entregarnos. Reconocer que nos debemos a nosotros mismos un gesto absoluto de confianza en la vida y de compromiso con el otro. Así lograremos trazar un puente sobre el abismo. Es una decisión que en este momento nos debe abrasar el alma. Como el auténtico honor, que no es sino un reconocimiento que la persona de bien se hace a sí misma. Y el camino, como sugería Kafka, consiste en ahondar en el propio corazón porque eso significa ahondar en el corazón de todos los seres humanos. Ya que todos nos buscamos sin saberlo

 

Medios y política

La reciente información sobre las negociaciones que se hacen para vender acciones de la empresa mediática NEXTV a intereses extranjeros y su historial de los últimos años, hacen reflexionar sobre la relación estrecha que en el país tienen los medios de comunicación y el poder político. Esta incertidumbre que inquieta a quienes trabajan en tales empresas, parece ser una constante vinculada con el contexto electoral o electorero en Panamá.

Aunque esta sea la forma que adquiere el fenómeno, el asunto es mucho más complejo y profundo. Algunos teóricos consideran, entre ellos Gramsci, que existe un interés de los sectores dominantes por hacer que la sociedad tenga la misma visión del mundo y de la realidad y que por tanto los medios de comunicación, como plantea Althusser, se constituyen en ‘aparatos ideológicos del Estado'.

El autor italiano de Cartas desde la cárcel, define el Estado como ‘todo el complejo de actividades prácticas y teóricas con las cuales la clase dirigente no solo justifica y mantiene su dominio sino también logra obtener el consenso activo de los gobernados'. En el caso al que aludimos, la historia ha demostrado que estas condiciones van más allá de lo político y se constituyen en una forma adicional de lograr ganancias económicas por este conducto.

A finales de la década de los 50 y durante el gobierno de Ernesto de la Guardia, uno de sus ministros fue Fernando Eleta A., dueño de uno de los más importantes consorcios radiofónicos. Al final de esa gestión, se inauguraba el canal 4 de televisión, primero en lengua española (en la Zona del Canal existía el canal 8 del ejército estadounidense), de propiedad de ese conocido radiodifusor.

Al despuntar la década de los 60, una nueva administración se inaugura con el presidente Roberto F. Chiari y, precisamente, la familia de ese apellido establece Televisora Nacional, canal 2, que surge como competencia a la primera televisora. Ambas controlarían casi el total de las frecuencias existentes para ese medio. Luego, cuando el Estado precisa de canales para brindar el servicio, tiene dificultad por la saturación.

Durante el período de los militares, varios de ellos, sobre todo los ligados con la seguridad en el G-2, logran acercar, infiltrar y adquirir determinadas estaciones de radio en todo el país, sobre todo en la ciudad capital. En algunos casos, por intermedio de terceras personas prestanombres o de manera menos eufónica ‘testaferros'. El enmarañado sistema de asignación de frecuencias en el Ministerio de Gobierno y Justicia, facilitaba tal desorden. Hasta el general Torrijos estuvo vinculado a dos estaciones de televisión.

Varios ministros de esa institución cayeron en la tendencia. Uno de ellos, Rodolfo Chiari, llegó a gestionar a través de su asesor legal, Alejandro Moncada, concesiones en todas las provincias, incluso en la comarca denominada hoy Guna Yala. En la administración de Mireya Moscoso hubo un gran movimiento en la tenencia de estaciones de radio, gracias a que hubo un ministro de esa cartera, que era dueño de varias emisoras.

Lógicamente que en la administración de Ricardo Martinelli, hubo un ensañamiento con el ‘proceso de formación de una determinada voluntad colectiva, que tiene un determinado fin político…' para parafrasear a Gramsci al referirse a Maquiavelo. Consorcios de televisión al verse impedido de controlar TVN radios y periódicos pasaron a empresas controladas por sus asociados: Epasa, NEXTV, KW Continente, aparte del poderoso mini grupo Prieto.

Al analizar actualmente el régimen de concesiones en este ámbito audiovisual, se comprobará la relación entre políticos y tales estructuras de comunicación. Esta es una de las condiciones de un lento desarrollo cualitativo y el pobre papel pese a los rápidos y actuales avances tecnológicos- de esos instrumentos de relación de los diferentes grupos que deben consolidar nuestra sociedad.