Crisis política
No hay por qué llamarse a engaños, la actual crisis política por la que atraviesa el país donde el Ejecutivo y el Legislativo se encuentran en una franca disputa, a la que han arrastrado al Judicial, era algo que se preveía; crisis que no se resuelve si no atendemos el problema de raíz. Gritar a los cuatro vientos las ilegalidades de los diputados por ser favorecidos con partidas circuitales que manejaron a través de las juntas comunales sin decir absolutamente nada sobre quién les garantizó las partidas y sobre el modus operandi que desde hace años es igual y siguió hasta la pelea de hace unas semanas, es vivir en el engaño. Los diputados son clientelistas y el Ejecutivo los ceba, porque necesita que le apruebe sus leyes, sus funcionarios, sus presupuestos. Y la solución no está ni en el Gobierno ni en la Asamblea y mucho menos en la Corte. La solución la tenemos los panameños, los grupos organizados y la sociedad en general que debe unirse en un Gran Diálogo Nacional y ponerse a trabajar en una nueva Constitución que sea aprobada en una Asamblea Constituyente. Mientras mantengamos un Ejecutivo que tiene cómo comprar diputados y magistrados y una Asamblea que se vende al mejor postor hasta que le conviene, el país seguirá con este tipo de parapetos que no es más que una pelea entre bribones. Y si sumamos una Corte que ve y oye, jamás saldremos del hoyo en que cada día más nos sumergimos. Estamos en un momento oportuno tomando en cuenta que habrá elecciones en los próximos meses. Hagamos la limpia, pero hagámosla bien.
Redacción La Estrella de Panamá