Cuando la política se impone

Los sucesivos Gobiernos, con el afán de repetir en el poder, utilizan cuanto esté a su alcance no para gobernar, sino para obtener réditos políticos que les ayude a volver a ser electos. Y han intentado de todo, hasta con la reelección de quien detenta el poder. Hasta ahora, todos esos esfuerzos han sido en vano y ni siquiera la reelección partidaria ha sido factible. Pero ese afán de volver lleva a la oposición a hacer lo que sea para impedir que el partido en el poder repita. Esto ha traído una constante en el país, donde solo los primeros 12 meses de Gobierno son los que el nuevo inquilino del Palacio de las Garzas tiene para gobernar. Luego, cada acción que emprenda no se ve como gestión de Estado, sino como un cálculo politiquero para ganar votos. En esta ocasión el cargo lo ostenta el panameñista Juan Carlos Varela y una acción como la prevención del virus A (H1N1) se ha convertido en una histeria colectiva. Las redes sociales hablan de una epidemia de grandes proporciones y de un descuido por parte de las autoridades de Salud. La realidad es que no hay más de mil contagiados y los decesos no superan la treintena. En un país donde la Contraloría habla de 4.2 millones de habitantes, más el millón de extranjeros que aquí vive, esta cifra es mínima. Cierto. Es bueno vacunarse. Lo que no debe ser es mantener esta alarma, que lo que ha provocado es un histeria colectiva innecesaria.

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