El Canal y el campesino sin victoria
La fiesta por la inauguración de la ampliación del Canal de Panamá tendrá su epicentro no solo en las riberas de las nuevas esclusas, sino en el corazón de cada panameño. Los organizadores del evento inaugural han planteado una campaña publicitaria retomando la habituada bandera del nacionalismo, voceando desde cada techo el lema: “juntos lo hicimos”.
La cara del Canal de Panamá ampliado tiene semblante de panameño humilde y trabajador, dejando casi en el olvido la exclusiva fiesta de los 100 años, los sobrecostos, los atrasos y las filtraciones.
Aunque es tiempo de celebración y no es día para recordar los altibajos de la obra, ni para involucrarnos en cuestiones de equidad o distribución de la riqueza que pasa por nuestras represas, nunca está de más preguntar.
Es sabido que nuestros principales clientes mercadean granos, sin embargo, parece improcedente preguntar cuánto se le pagó al campesino que sembró el arroz en un remoto pueblo de China y a cuánto el terrateniente lo vende. La ruta ampliada es bienestar para el comercio de las grandes empresas del mundo, no nos preguntamos si de esas ganancias extras algo bajará al campesino que siembra o seguirá siendo “mano de obra barata”.
Vuelvo a mirar los rostros panameños del Canal ampliado, que la publicidad me ofrece, y veo las semejanzas ya no solo con los jornaleros antillanos que hace 100 años lo construyeron; ahora puedo reconocer las similitudes con los trabajadores del mundo.
Nuestra empresa insigne responde a la globalización del comercio que multiplica el bienestar para pocos y agranda la brecha de inequidad para los muchos. Miles de nacionales compartirán el memorable espectáculo de ver pasar el gigantesco portacontenedores Andronikos, (en griego significa “victoria del hombre”) cargado de millones de dólares en mercadería barata. Estamos de fiesta, es tiempo para celebrar, no para preguntarnos si Andronikos es el chino que produce, el estadounidense que revende caro o el panameño que le deja pasar por sus aguas.
Hagamos fiesta, reservemos espacio para entonar nuestro himno nacional, repitamos entre cada estrofa: “alcanzamos por fin la victoria”, aunque esta sea la letra de un anhelo que aún no conquistamos, ni como panameños ni como sociedad mundial.