Un caso que nunca debió llegar a la Corte
Hay varios diputados que fueron electos en las pasadas elecciones generales, pero luego el Tribunal Electoral, tras las denuncias recibidas por supuestamente haber recibido recursos estatales, lo cual les dio ventajas sobre sus rivales, volvió a hacer elecciones en sus circuitos. En la segunda vuelta, varios de estos mismos diputados volvieron a ganar. El Tribunal Electoral luego envió sus casos a la Corte Suprema de Justicia para que los procesase por supuestos delitos electorales, a lo que el pleno de la Corte se negó, por tratarse de delitos que son privativos del Tribunal Electoral. Palabras más, palabras menos, ni el Tribunal Electoral ni la Corte Suprema de Justicia quieren juzgar a los diputados, porque aducen no tener competencia. Este caso sirve de ejemplo sobre una nueva equivocación de los magistrados del Tribunal Electoral. Y es, si los diputados electos por segunda vez cometieron un delito electoral que obligó al Tribunal a anular y a hacer nuevas elecciones, ¿por qué les permitió correr por segunda vez? Luego de la elección, ¿por qué el Tribunal Electoral, a sabiendas del delito, les dio las credenciales que los acreditaron como diputados? O sea, si se hubiese actuado como debió ser, estos diputados hoy no lo serían y en su lugar se les estuviese juzgando bajo la justicia ordinaria. En este caso, la Corte Suprema de Justicia tiene toda la razón en su actuar, porque este caso jamás debió llegar al máximo tribunal.