Panamá y su libertad económica

El Índice de Libertad Económica 2016, del Heritage Foundation y The Wall Street Journal fue lanzado a principios de febrero. Como es costumbre, mide los distintos componentes que determinan cuánta libertad económica tienen los habitantes de un país. En total son 10 aspectos que se dividen en las siguientes cuatro categorías: Estado de derecho, tamaño de Gobierno, eficiencia regulatoria y apertura del mercado.

Este año, la libertad económica de todos los países logró su puntuación más alta, alcanzó el 60.7%, mientras que Panamá obtuvo un 64.8%, el mejor resultado de los últimos cuatro años. Mucho se habla de cómo Panamá debiese emular a Singapur, una nación pequeña con una economía pujante que está abierta al comercio mundial. Si bien es cierto que Panamá tiene muchos puntos a su favor en comparación con Singapur (uno de ellos el Canal), podría tomar algunas notas de la nación asiática, porque es la segunda en el ranking de libertad económica, solo superada por Hong Kong.

Tres de los puntos más importantes en los que Panamá debiere seguirle los pasos a su pequeña contraparte es en lo que se refiere a derechos de propiedad, ausencia de corrupción y libertad laboral. En estos, Singapur obtiene una calificación de 90, 84, y 90.7, respectivamente, mientras que Panamá se lleva las calificaciones de 30, 37 y 42.9. He aquí que flaquea la nación de América Central.

El índice señala, en la categoría de Estado de derecho, que “los esfuerzos de la actual administración por recobrar millones desaparecidos durante la administración anterior llevaron a que el gobierno del presidente Varela tuviese una alta aceptación; sin embargo, la misma fue decayendo con el pasar del tiempo, ya que los panameños se han empezado a preguntar si todo era una ‘vendetta’ política. Ninguna otra medida se ha tomado para reforzar los pesos y contrapesos o para mejorar la transparencia. El sistema judicial se mantiene ineficiente, politizado, y tiende a la corrupción. La protección de los derechos de propiedad es débil”.

Sobre la libertad laboral mencionan que “El mercado laboral carece de flexibilidad y que los costos no salariales para contratar un empleado son relativamente altos”. Esto es un punto que le resta competitividad al país y que explica, en parte, el alto porcentaje de personas que labora en el sector informal de la economía, que ronda el 40%, según cifras de la Contraloría General.

Como se ha mencionado en otros artículos, contar con las garantías proporcionadas por el Estado de derecho e instituciones independientes, transparentes y justas es un prerrequisito para que venga y se mantenga una fuerte inversión, tanto nacional como extranjera, y para que el comercio se desarrolle a plenitud y permee a todas las personas.

Sin derechos de propiedad bien definidos y protegidos, las personas quedan con la incertidumbre de si vale la pena proseguir con una idea de negocios –o incluso su vivienda–, ya que de la noche a la mañana esta puede aparecer en manos de un tercero, de una empresa desconocida o, peor aun, expropiada, como es ya común en Venezuela, en donde entre los años 2005 y 2015 el Gobierno realizó más de 2 mil 740 violaciones a la propiedad privada, según el think-tank venezolano Cedice.

No sorprende, entonces, que Venezuela obtenga la tercera peor posición del ranking, en el que solo Cuba y Corea del Norte, en ese mismo orden, la superan. Todo esto se mezcla y crea una situación en que las más perjudicadas son las personas de menores recursos, y las que están bien conectadas con el gobierno obtienen los mayores beneficios, proporcionando poco, o nada, a cambio.

Panamá tiene bastante a su favor, por ejemplo, una alta libertad fiscal, apertura al intercambio internacional, libertad de inversión y libertad monetaria. Estos y otros factores se conjugan para que los ciudadanos puedan crecer. Ahora bien, si lo que queremos es prosperar con desarrollo sostenible, luchemos por un Estado de derecho y por estar libres de la corrupción. Mejorando esto y reforzando nuestros puntos fuertes, seremos la envidia de todos, hasta de Singapur.

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