A propósito de una justicia podrida
Una de las mentes privilegiadas en el foro nacional fue, sin duda alguna, la del Doctor Camilo O. Pérez. Este preclaro y conspicuo panameño, profesional del Derecho, escribió hace ya varias décadas una columna que titulaba ‘Bona Fide'; vocablo proveniente del latín, que significa ‘Buena Fe'. Es un principio general del Derecho, que consiste en una especie de ‘estado ideal', donde la honradez, la rectitud y la convicción sobre la verdad, sin deformaciones ni prejuicios, son partes fundamentales de la conducta de quien ejerce esta profesión. Atendiendo a este principio en las diversas ramas del Derecho, quien actúa de buena, o de mala fe, recibe el tratamiento que se merece. En uno de sus tantos escritos, reiteramos, producido hace varias décadas, el Doctor Pérez cuestionó a la Corte Suprema de Justicia, llamándola ‘un potrero, lleno de garrapatas', debido al evidente deterioro del Supremo Tribunal en aquellos años. A pesar del tiempo transcurrido, y lamentablemente, el cuestionamiento de ‘Bona Fide' mantiene una gigantesca vigencia. Y es que ‘el potrero sigue lleno de garrapatas', ahora, cargadas de podredumbre. La única forma en que se puede detener este proceso de deterioro es con la renuncia de los cuatro magistrados que han puesto a la máxima corporación de justicia del país en el ojo ciudadano. Le convendría a estos señores actuar ‘de buena fe', y dejar sus cargos, por decencia, al menos; la sociedad panameña desconfía hoy de la Corte Suprema, inmersa en este peligroso caos, que amenaza con lesionar muy seriamente la institucionalidad y la democracia del país.