Magistradas en la CSJ

En Panamá, la justicia al más alto nivel la representan nueve magistrados de la Corte Suprema de Justicia (CSJ). Hasta ahora, su labor ha sido duramente criticada por la sociedad en función de resultados no esperados como: justicia tardía y selectiva; otorgamiento de habeas corpus, según la víctima o victimario; gran cantidad de personas detenidas, sin cargos debidamente formulados; además de que dos magistrados fueron señalados por corrupción y violación de las leyes y tuvieron que dejar sus cargos.

En nuestra sociedad prevalece el orden social patriarcal-machista sobre el matriarcal-feminista. Al hombre se le forma para ser cabeza, líder, controlador. Él manda, toma decisiones y hace uso de la fuerza bruta (con frecuencia) para la solución de problemas, sea en su casa o en su entorno laboral y social. Meditar y analizar los pros y los contras de hacer o no algo violento, no cuenta en la mente de muchos hombres.

En cambio, a la mujer se le educa para ser pasiva, sumisa, tolerante, conciliadora y subordinada. Para que ceda ante la insistencia, más como persona de paz que guerrerista. Se le mentaliza como un objeto de belleza física (decorativa). No obstante, son de mente abierta e inclusiva en temas como homosexualidad, aborto y otros cambios sociales importantes.

Evidencias de esta caracterización de la sociedad lo vemos en los siguientes hechos: en los 100 años de república, Panamá solo ha tenido a una Presidenta; hasta ahora ninguna magistrada de la CSJ ha sido acusada ni condenada a prisión; en la cárceles hay 14 mil 320 hombres y solo mil 37 mujeres, lo que representa el 7% de la población penitenciaria (2014); se registra un promedio anual de 26 feminicidios; las estadísticas universitarias muestran una mayor matrícula femenina, por consiguiente, mayor número de profesionales del sexo femenino; las bandas o pandillas están integradas solo por hombres y, en el uso de drogas ilícitas, hay más drogadictos que drogadictas.

En este contexto, a pesar de que en el Órgano Judicial hay un alto porcentaje de participación de mujeres juezas, al igual que en otros puestos directivos, en los cargos de mayor poder judicial su participación en escasa y casi nula su contribución. Esto ocurre porque la designación de esos cargos queda en manos de presidentes que consideran que los hombres se desempeñan mejor. Ya es hora de valorar la trayectoria de paz y justicia que la mujer ha demostrado, para hacer posible que ellas ayuden a cambiar nuestra sociedad violenta por una más pacífica.

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