No más abusos urbanos
En Panamá es muy común que los desarrolladores construyan sus moles y que luego el Estado, con el dinero de los contribuyentes, sea el que deba adecuar el entorno, porque las afectaciones aledañas no estaban consideradas en el plano ni en la inversión. Actúan así porque no quieren disminuir sus ganancias, lo que constituye un abuso contra el pueblo panameño.
Hay muchos ejemplos de ello: en la vía Ricardo J. Alfaro, frente a un conocido gimnasio, se construyó hace un tiempo una mole que ocupó toda la huella del lote, por la evidente alteración del tráfico enfrente solo construyeron el ensanche de un carril de la avenida, de aproximadamente 100 metros de longitud. Luego, para agilizar el tráfico el Ministerio de Obras Públicas (MOP) tuvo que continuar ese mismo ensanche a lo largo de toda la cuadra, casi 500 metros, pero ese trabajo lo tuvimos que pagar los ciudadanos, mientras que el desarrollador disfrutó de sus ganancias sin inmutarse.
Ahora ese mismo desarrollador construye otra mole una cuadra antes, al lado de un conocido supermercado. En este caso el edificio solo tendrá acceso frontal, por lo que todo el movimiento de entrada y salida alterará notablemente el flujo de la vía. Es necesario que el MOP, la Autoridad de Tránsito y Transporte Terrestre y el Municipio de Panamá lo obliguen a construir el ensanche del carril adicional, a lo largo de toda la cuadra, para minimizar la interferencia en el tráfico.
En la misma vía hay dos centros comerciales, frente a frente, con casi 40 años de existencia, pero no han podido construir un paso peatonal seguro para las personas que habitualmente hacen sus compras en esos sitios. Están esperando que sea el Estado el que lo construya con el dinero del pueblo panameño. Uno de estos lleva a cabo una expansión millonaria, de forma que el Estado debería procurar que incluya un acceso seguro para los peatones, antes de darle el permiso de ocupación, para que así quienes lucren del centro comercial sean los que paguen, no el resto de los ciudadanos.
En el área de Punta Pacífica, detrás del hospital, se aprecia una vía sumamente estrecha para el tráfico del lugar. Esto es producto del abuso urbanístico de los desarrolladores que con ello han demeritado el valor de esas propiedades.
Otro ejemplo que se ha hecho muy común son esos conjuntos de edificios de más de dos moles que llegan hasta ocho unidades y tienen una área social común, cuyo mantenimiento se torna inmanejable o surgen otros dueños, y los compradores al final adquieren un problema del que el desarrollador elude su responsabilidad, pero sí se acredita las ganancias.
Es hora de protestar y exigir que todo el que vaya a recibir las ganancias de los proyectos sea obligado a cubrir los gastos que surgen como efectos colaterales.